El 9 de diciembre del 2018 fue entregada la obra Fragmentos de la artista Doris Salcedo, la cual es uno de los tres proyectos artísticos que se realizan en cumplimiento de los acuerdos de paz. Esta obra fue elaborada con las armas fundidas entregadas por las Farc y que a lo largo de todo el proceso fueron custodiadas por la Policía para la Paz (Unipep). En esta nota exploraremos quién es Doris Salcedo y en qué consiste la obra Fragmentos.
La escultora colombiana Doris Salcedo nació en Bogotá (Colombia) en 1958. Estudió Bellas Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano (1976-1980) y cursó estudios de postgrado en la Universidad de Nueva York en 1984. Dirigió la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de Bellas Artes de Cali y un año después fue nombrada profesora de escultura y Teoría del Arte de la Universidad Nacional de Colombia. Comenzó a elaborar piezas que giraban en torno al duelo y el dolor infligido por la violencia, trabajando con objetos que aludían al cuerpo humano, pero que lo mostraban de una u otra forma violentado. Sus obras muestran un interés por las huellas de la guerra y sobre todo en la ausencia de quienes ya no están. Sus obras han sido expuestas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), en el Tate Modern de Londres, en el Centro Pompidou de París y en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofìa en Madrid. Es una de las artistas colombianas más importantes en la escena contemporánea internacional. Ha recibido múltiples condecoraciones, entre ellas el Premio Velázquez de las Artes Plásticas, el Premio Hiroshima de Arte en 2014, En 2016 obtuvo el premio creado por el Nasher Sculpture Center, de Dallas (Texas, EE. UU.) considerada la distinción más importante del mundo dedicada exclusivamente a la escultura contemporánea y el Premio Rolf Schock de las Artes Visuales en 2017.
La obra Fragmentos fue abierta al público el pasado 10 de diciembre como resultado del artículo 317 del Acuerdo de Paz firmado entre el gobierno colombiano y las Farc-Ep. En él, quedó consignada la decisión de las partes de construir tres monumentos con las armas entregadas por dicho grupo guerrillero: uno en La Habana, otro en Nueva York en la sede de Naciones Unidas y un tercero en Bogotá. El lugar que albergará el monumento en la ciudad de Bogotá ha sido encomendado a la artista colombiana Doris Salcedo y por decisión del Ministerio de Cultura será convertido en un espacio alterno del Museo Nacional de Colombia una vez se concluyan sus obras físicas. Fragmentos se alzará en un lote de 1200 metros cuadrados sobre la carrera 7 con calle 6B, una cuadra abajo del Archivo General de la Nación.
Esta obra está cargada de un amplio contenido semántico, la artista Salcedo convirtió 37 toneladas de armas en un piso de inmensas placas metálicas, que se ubican dentro de una habitación de cristal. Fragmentos se establece simultáneamente como obra de arte, lugar de memoria y espacio de creación artística; una construcción cuyo piso se elaboró con las armas fundidas y contó con la participación en la creación de las piezas con mujeres víctimas de la violencia sexual durante el conflicto armado en Colombia. En él, se buscará que generaciones presentes y futuras de artistas exhiban obras de arte que reelaboren las memorias del conflicto y que, a través de ellas, permitan construir una visión colectiva de futuro.
A la obra, titulada Fragmentos, Salcedo la llama un “contramonumento”, rechazando la noción tradicional de monumento, pues, como ella afirma, un monumento es precisamente “monumental”, y su objetivo es celebrar los logros militares de una nación unificada: “[El monumento] jerarquiza y presenta una visión triunfalista del pasado bélico de una nación. Su principal función es someternos o reducirnos como individuos frente a una versión grandiosa y totalitaria de la historia. El monumento era posible en el siglo XIX, cuando las naciones creían que poseían una conciencia y una cultura totalmente unificadas. En este momento histórico de Colombia carecemos de símbolos que puedan ser convertidos en monumentos capaces de otorgarle a la sociedad en su conjunto una versión única de lo que nos ocurrió durante estos largos años de conflicto”.
Al haber invertido su significado, la artista ha concebido un contramonumento que, en vez de exponer una versión épica de la historia de una manera tradicional, busca crear diálogos a partir de las rupturas que el conflicto ha creado, reconociendo de esta manera las experiencias extremas sufridas por millones de colombianos. Este contramonumento se ha dispuesto como un espacio físico abierto para recibir las múltiples memorias del conflicto. Su objetivo no es generar una mirada única sobre la historia nacional sino dar cabida a múltiples lecturas que promuevan diálogos difíciles, provocadores y por ende reflexivos. Durante el conflicto se han impuesto unas pocas miradas sobre Colombia a través de las armas y fueron silenciadas sistemáticamente múltiples miradas que a gritos pedían ser escuchadas. Es por esto que la misión de Fragmentos será acoger anualmente, por un periodo equivalente a la duración del conflicto armado con las Farc, una propuesta de un artista que derive de la relación entre arte contemporáneo y memoria. El edificio que presentó Salcedo, entonces, no presentará una, sino múltiples miradas sobre un mismo hecho.
El proceso de creación de la obra es tan importante como el resultado entregado. Ella afirma que “Invité a un grupo de mujeres víctimas de violencia sexual a dar forma a las armas. Durante días, martillamos este metal para marcar así el cese simbólico de la relación de poder impuesta por las armas”. La idea de este contra monumento no es olvidar el pasado difícil que hemos atravesado como país, sino que este proceso nos sirva como suelo para construir cosas nuevas. Es por este motivo que es tan importante que sean víctimas del conflicto quienes “con su martillar revierten las relaciones de poder que les impusieron con las armas”. Así, el suelo construido tiene el rastro de esos martillazos emulando las cicatrices que ha dejado el conflicto en todos nosotros. En palabras de la artista:
“Fragmentos, que será un museo de arte contemporáneo y memoria, cuyo piso o fundamento está literalmente conformado por las armas depuestas por la antigua guerrilla de las Farc. Dichas armas fueron fundidas y reconfiguradas como el soporte físico y conceptual sobre el cual se erige este lugar de memoria. Parada sobre este piso, cualquier persona se encuentra en una posición equitativa, equilibrada y libre, desde la cual es posible recordar y no olvidar el legado de la guerra. Este espacio tiene la tarea de acoger memorias antagónicas para así generar desde aquí una gran polifonía de voces discordantes”
Un elemento que atraviesa las obras de Doris Salcedo consiste en no exaltar o re-presentar los actos violentos sino tratarlos con sutileza. No se trata de estetizar la ausencia o el dolor, así, ella afirma: “Fragmentos presenta únicamente el vacío y la ausencia, porque es precisamente a través de estos elementos que puedo establecer el carácter absolutamente irredimible de la guerra. El arte no puede compensar con belleza el horror causado por la guerra, y por esta razón Fragmentos no intenta otorgar una forma estética a la pérdida, el daño o a la muerte violenta”.
En la Cátedra Anual Ernesto Restrepo Tirado realizada en el Museo Nacional, la artista recuerda que el arte tiene la capacidad de dar voz a aquellos que no la tienen, como los muertos, las víctimas y los desaparecidos. El fenómeno de que existan seres humanos sin voz es común en Colombia a causa del conflicto. Sin embargo, escuchar sus voces es fundamental para construir una sociedad más justa y menos indiferente. En consecuencia es esencial escuchar sus voces, la artista Salcedo afirma “Para que la experiencia de una víctima pueda ser comprendida en toda su gravedad, dicha experiencia debe ser expresada, narrada y compartida”.
Para finalizar, queremos invitar al lector a reflexionar sobre las consecuencias que ha tenido el conflicto armado en Colombia y proponer explorar el arte como una manera para entender mejor nuestra situación. La propuesta de contramonumento es útil para repensar la manera en la que ha sido narrada y entendida la Historia nacional, como única y verdadera. Podemos aprovechar la experiencia y obras de Doris Salcedo para confrontar nuevas perspectivas.