En el Museo de Arte Miguel Urrutia del Banco de la República se encuentra, hasta el 10 de junio, la exposición de Martin Parr: Souvenir. El titulo nos explica que se trata de turismo, del objeto–recuerdo que compramos para recordar algún lugar en dónde hemos estado de paso y también implica ser un icono determinado por una cultura.
Martin Parr toma sus fotografías mientras busca imágenes de colores brillantes, disonantes de las sociedades donde viaja y es un severo crítico de su país: el Reino Unido.
Martin Parr, Autorretrato
Martin Parr nació en Epson, al sureste de Inglaterra en 1952. Fue un hombre que recibió la influencia de su abuelo George Parr quien, como fotógrafo aficionado, fue una figura determinante en su carrera. Estudió fotografía algunos años en la Escuela Politécnica en Manchester. Sobre su paso el artista anota: “En la universidad aprendí todas las técnicas de estudio, pero me cansé de todo eso y empecé a trabajar por mi propia cuenta en proyectos propios. Esto significó que tuve que justificar mis trabajos. Lo que supongo fue una buena práctica para luchar por lo que yo creía”. En ellos rompió con las corrientes tradicionales y se inventó su propio mundo, donde la connotación del turismo tuvo una forma de ver. Sus fotos extravagantes han recorrido muchos museos del mundo.
Se trata de un hombre que busca la confrontación con la realidad. La exposición comienza como una pared de autorretratos que dan la medida de su universo cursi. Donde está retratado hasta con el futbolista Messi. Esta él mismo desde el colegio hasta el fotógrafo en Egipto. Mundo singular que pueden los recuerdos de las diferentes etapas de la vida de un simple inglés agarrado al mundo tradicional de convicciones para él, ridículas.
Y así mismo mira las extravagancias en México, en Egipto, en China, en Italia, etc. Su manera de encontrar la “mirada” la hace con el uso de un flash anular que le da una iluminación brillante a toda la fotografía mientras anula las sombras. Así los colores son estridentes y los puntos de vista donde los fenómenos humanos pasan a la trama de lo vulgar. Busca, por ejemplo, parejas aburridas donde nadie tiene nada que decir, busca en México el encanto de la mezcla insólita. Busca en un club de ricos una estrepitosa extravagancia. Cuanto piensa en Gran Bretaña, su mirada es aún peor cuando mira para dentro.
Todas situaciones naturales. Todas circunstancias cotidianas que llegan a mostrar lo absurdo. El ocio, el consumo, la globalización de las clases sociales en los diferentes lugares del mundo consolida su ética. Lo informal globalizado, lo particular ridículo, los íconos en su imposible poder de seducción. El insoportable afán del turista por llevarse la foto que verá dos veces en su vida.