Los primeros buses para armar el emporio que hoy es Flota La Macarena los pusieron los hermanos boyacenses Rafael Ernesto y Francisco Sarmiento Medina. Los nacidos en Pachavita, ya se movían en el negocio del transporte de pasajeros con un par de buses en la Bogotá de los años 50. Flota La Macarena fue una empresa que al poco tiempo de fundada dio grandes frutos a pasos agigantados. En pocos años se convirtió en una de las transportadoras preferidas de los colombianos.
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La idea de crear una empresa para mover pasajeros de pueblo en pueblo fue de Rafael Ernesto, el mayor de los Sarmiento Medina. A parte de su hermano le siguieron la idea otros 14 socios, entre familiares y otros dueños de buses, quienes juntaron sus ahorros para dar ese primer gran salto como empresarios: comprar una pequeña transportadora en el departamento del Cundinamarca oriental llamada Guayabira que ya tenía un par de rutas asignadas por el ministerio de transporte, a la que le cambiaron el nombre por Flota La Macarena.
Flota La Macarena empezó su aventura en el transporte de pasajeros en 1953 con 7 grandes buses marca Dodge, casi todos de modelos recientes de aquellos años. La empresa arrancó cubriendo las rutas desde Bogotá hacia el oriente, saliendo por Choachi e iba hasta Fomeque, Ubaque, Une, Cáqueza y Fosca, unas vías poco transitadas por carros donde no tenía mucha competencia.
Un par de años más tarde, y en su anhelo de crecer, FLota La Macarena buscó abrirse camino hacia el Meta. Logró conseguir las rutas hacia la capital de aquel departamento que comenzaba a crecer economicamente y así los buses de color naranja empezaron a rodar desde Bogotá hacia Villavicencio por aquella peligrosa carretera llena de abismos.
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Abriendo rutas pueblo tras pueblo fue como Flota La Macarena incidió en la construcción departamental de vías y carreteras que se hacían necesarias para la movilización de los habitantes de varios pueblos que antes estaban incomunicados.
En menos de un año, Flota La Macarena ya había conquistado la mayor parte del departamento del Meta. Por aquellos años era muy típico ver los buses naranja saliendo y entrando a caseríos y pueblos a través de vías sin pavimentar, empolvadas en épocas de sequía y echas un solo barrial en los días de lluvia, donde aquellos pesados buses naranja, ataviados de cajas de cartón y gallinas y bultos de comida se quedaban atrapados en medio de los barrizales.
Su gran proeza fue llegar a San José del Guaviare, donde el invierno hacía intensas las jornadas. Incluso hubo momentos en la historia de esta empresa en que para llegar a varios de sus destinos se demoran hasta seis días, tanto por las inclemencias del clima como por la falta de carreteras y vías por donde transitar.
Flota La Macarena fue la primera empresa de transporte que se arriesgó a entrar al verdadero monte que ninguna otra se había interesado en explorar: La Región de Mesetas y Vistahermosa, de la Uribe y La Julia, zona controlada en aquellos años por la guerrilla de las Farc que permitieron la llegada de los buses naranjas.
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La guerra de aquellas décadas siguientes entre guerrillas en los Llanos orientales fueron determinantes en el crecimiento de Flota La Macarena. Ante el difícil panorama de seguridad los hermanos Sarmiento Medina y sus socios no se amilanaron y por el contrario, buscaron cómo llegar a más pueblos y más ciudades llano adentro. Fue una decisión arriesgada y valiente que trajo también pérdidas para la empresa por cuenta del secuestro y la quema de algunos de sus buses por parte de la guerrilla.
En vez de frenar la intención de hacerse líderes en el transporte de pasajeros en aquella conflictiva zona, la respuesta de Flota La Macarena fue la compra de más buses. Peleó y ganó la asignación de más rutas. Así conquistaron Mesetas, Vistahermosa, La Uribe y La Julia, al igual que Apiay, Cabuyaro y Guayabal de Upia. Después se abrieron camino hasta Puerto Carreño, en la frontera con Venezuela. De la misma manera, rodando por carreteras destapadas encontraron camino por las inhóspitas y difíciles montañas de la Serranía y el Vichada.
En medio del conflicto que se intensificó en los años 80 y 90 con la presencia y el actuar de los paramilitares, que con beneplácito de los militares se enfrentaron a sangre y fuego con la guerrilla, Flota La Macarena fue el medio en aquellas alejadas zonas rurales del país que ayudó a los campesinos a salir con vida cuando tenían que huir desplazados y dejar abandonadas sus fincas y parcelas. Las filas de campesinos con sus pocas pertenencias entre cajas de cartón, huyendo de la muerte fue el pan de cada día de aquellos tiempos a las afueras de las agencias de la empresa transportadora.
Luego de convertirse en la empresa de buses que manda en los extensos llanos, los buses y microbuses naranjas ataviados de costales y gallinas y racimos de plátanos empezaron a rodar por la región ganadera del Casanare y llegaron así a los pueblos de Restrepo, Cumaral, Veracruz, Medina, Paratebueno, Maya, Villanueva, Monterrey y Tauramena. Siendo los mandamases del transporte en la parte oriental del país los hermanos Sarmiento Medina y sus socios se lanzaron hacia Boyacá y hacia pueblos pocos transitados del Tolima grande.
Abriendo trochas y caminos los hermanos Sarmiento Medina permanecieron al frente de la empresa por varias décadas como ejecutivos. Don Rafael, el patriarca de la familia, gerenció Flota La Macarena por 24 años. A los 57 años decidió dar un paso al costado y pasar a un merecido retiro que vivió hasta el día de su muerte en Villavicencio junto a su esposa, para delegar el liderazgo en sus dos hijos Rafael, el primogénito, y Germán, quiénes siguen cómo gerentes. Por su parte, Francisco Sarmiento Medina, el otro gran fundador, estuvo al frente de la gerencia de operaciones de Flota La Macarena durante 40 años.
Hoy Flota La Macarena, una de las más grandes y tradicionales empresas del transporte, ahora bajo la dirección de la segunda y tercera generación, ha seguido fiel a la política de sus fundadores, abrir caminos y más carreteras en el país. En los 70 años que lleva en pie, Flota La Macarena ya ha conquistado 9 departamentos y 135 municipios.
Después de 70 años esta mega empresa sigue creciendo y consolidándose como una de las poderosas en el transporte de pasajeros, con ventas anuales (2023) superiores a los 100 mil millones de pesos, que sigue en poder de la misma familia fundadora.