En la actualidad, con motivo de la intención del retorno poco sensato a la presencialidad en universidades, colegios y otros escenarios, habida cuenta de que la pandemia en curso aún dista mucho de estar bajo control, conviene detenerse algo a propósito de la buena selección y el uso adecuado de los tapabocas, también conocidos como mascarillas o barbijos.
En lo esencial, dos factores entran en juego a este respecto, a saber: (1) el buen ajuste de un tapabocas al rostro; y (2) una filtración confiable. Esto significa que es menester impedir tanto el flujo libre de aire del exterior hacia boca y nariz como desde el organismo hacia el exterior. Así mismo, que de nada sirve usar un tapabocas muy bueno, como un N95, KN95, FFP2 o KF94, con una eficacia de un 95 % o similar, si se lo usa mal, si no se lo ajusta bien al rostro.
Para colmo, el panorama se ha complicado de sobremanera ante la proliferación de imitaciones y falsificaciones de tapabocas como los mencionados, lo cual, por supuesto, pone en peligro la vida de millones y millones de personas por todo el mundo si no son cautas a la hora de elegir y comprar tapabocas. Por tanto, es menester poner en uso la caja de herramientas para la detección de camelos en lo que a esto atañe. Veamos.
A propósito de los tapabocas N95, que corresponden a la normativa estadounidense, que son habitualmente de los más costosos, es indispensable que tengan impreso el distintivo del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de los Estados Unidos, junto con datos como el modelo, el número de aprobación y el lote. En especial, resulta ser una muy buena idea consultar la lista de tapabocas aprobados por el NIOSH con el fin de confrontar los detalles señalados, cuyo enlace es el siguiente: Approved N95 Respirators A Suppliers List | NPPTL | NIOSH | CDC
Además de la lista antedicha del NIOSH, no sobra en modo alguno acudir al excelente canal de YouTube del ingeniero estadounidense Aaron Collins, quien se ha dedicado a chequear con esmero tapabocas de diversa índole, no solo los N95: Aaron Collins-YouTube
En lo tocante a los tapabocas KN95, conviene chequear que tenga impreso lo de la certificación correspondiente, a saber: GB2026-2006 ò GB2026-2019, una certificación expedida por el gobierno chino. En el caso de tapabocas KN95 con certificación GB2026-2006, conviene revisar de paso la respectiva fecha de caducidad.
En cuanto a los tapabocas KF94, de fabricación coreana, suele aconsejarse chequear que tengan la frase made in Korea, junto con otros detalles que, también, aplican para la selección juiciosa de tapabocas N95 y KN95: un buen empaque, con cada tapabocas dentro de una bolsa individual bien sellada, con alguna hojita con detalles de certificación e instrucciones de uso, etcétera. Es decir, detalles de buen sentido común. Esto junto con la realización de la compra con proveedores confiables.
De otro lado, como bien puede suceder que muchas personas no puedan darse el lujo de adquirir tapabocas como los mencionados antes, que son los más apropiados en las actuales circunstancias con la variante de preocupación ómicron, aunque más costosos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos han recomendado combinar dos tapabocas, poniéndose primero el de mayor nivel de bioseguridad. Botón de muestra, un tapabocas quirúrgico puesto de primero y, encima, un tapabocas de tela, ojalá este con varias capas. Y, claro está, chequeando siempre el buen ajuste al rostro.
A primera vista, datos prácticos como los que he señalado arriba parecen sencillos de decir. Empero, la realidad de la pandemia ha demostrado con creces que muchas personas no suelen ser conscientes al respecto, incluidas personas con formación universitaria. De aquí que se imponga mirar con suma desconfianza la intención poco sensata de reanudar actividades presenciales en las universidades y otros escenarios.
Hace poco, el profesor Plinio del Carmen Teherán Sermeno, de la sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia, decía lo siguiente en un mensaje de correo electrónico: "Ya caí en esa trampa en diciembre de 2021 asistiendo a 2 reuniones que organizaron mi departamento y la facultad a la que estoy adscrito. Resultado, pasé navidad con covid-19 y con otros tres integrantes de mi familia contagiad@s". Y, naturalmente, no cabe esperar que esto haya sido un hecho aislado.
Para concluir, no sobra destacar la siguiente pregunta: ¿qué tan dispuestos están los empleadores colombianos y latinoamericanos para hacer las inversiones necesarias con el fin de dotar a docentes, estudiantes, empleados y trabajadores con tapabocas de alto nivel de bioseguridad como los N95, los KN95, los FFP2 y los KF94?
Repárese en que acabo de usar el sustantivo "inversión" habida cuenta de que la buena salud de una población contribuye a un buen futuro. En todo caso, no es un gasto, como tienden a pensar los tecnócratas neoliberales aquí y en Vladivostok. Lo cierto es que ya no basta, para mantener a raya esta pandemia, con meros tapabocas de tela. Es la hora de subir el nivel de bioseguridad en lo que a esto concierne.
