Fico y su errática obsesión con Petro

Fico y su errática obsesión con Petro

La aspiración presidencial de Fico sigue sin norte. El exalcalde continúa estancado en las encuestas y parece que su agenda política se reduce al antipetrismo

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
marzo 02, 2022
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Fico y su errática obsesión con Petro
Fotos: Archivo particular

La aspiración presidencial de Federico Gutiérrez sigue sin norte. El exalcalde continúa estancado en las encuestas (donde se disputa una posición con el margen de error), no ha logrado posicionar su programa en la opinión pública y su perfil se ha reducido a la caricatura de ser el “gallo tapado de Uribe”. Pocos creen en su independencia, su distancia con el uribismo o su conocimiento del país. Sin embargo, la principal dificultad en su estrategia radica en su errática obsesión por encarnar el antipetrismo más extremo; inclusive, cayendo en descalificaciones patéticas —que le restan altura intelectual a sus argumentos, si los tiene—, insultos malsanos y ataques absurdos.

¿Qué gana Fico atacando sistemáticamente a Petro?

Es claro que el antipetrismo de Fico no es nuevo, solo basta recordar su actitud contra el líder de la Colombia Humana durante la campaña presidencial de 2018; en varias oportunidades el entonces alcalde intentó torpedear las actividades públicas de Petro en algunas plazas de Medellín, buscando de esa forma favorecer a Iván Duque, pero, al parecer, en los últimos meses, Petro se ha convertido en el único leitmotiv de su campaña, ya que al no lograr posicionarse como un candidato viable (así sea el candidato de la revista Semana y el GEA), se ha quedado como el que vive pendiente de los movimientos de Petro, el que le exige pronunciamientos públicos y el que no escatima oportunidad para endilgarle los peores males de Colombia y hasta del mundo.

Y aunque Fico suele repetir que sus padres le enseñaron a ser “duro con los argumentos y suave con las personas”, cuando se trata de Petro, y con bastante insistencia, se olvida de esa enseñanza. Desde que empezó a ambientar su aspiración no ha parado de descalificarlo; inicialmente, afirmó que era “peor que el coronavirus”, luego, intentó, infructuosamente y sin éxito, patentar un supuesto “petro-madurismo” (febril reemplazo del castrochavismo), en cada debate —y asiste a todos los que puede— le endilga su condición de exguerrillero y recientemente lo calificó como el “Putin colombiano”. ¿Acaso la agenda de Fico gira exclusivamente sobre Petro?

Además, cuando se trata del líder de la Colombia Humana, Fico siempre saca su doble rasero; por ejemplo, suele hablar del episodio de “las bolsas con fajos de billetes” del famoso Petrovideo, insistiendo en sembrar un manto de ilegalidad sobre la procedencia del dinero recibido por Petro en 2006, obviando que la Corte Suprema de Justicia —al cierre de una indagación preliminar— se inhibió de investigarlo, pero cuando se trata de su aliado en la consulta de la derecha, Alex Char, con cientos de investigaciones y cuestionamientos, sí aboga por la presunción de inocencia y afirma que es la justicia la que se debe pronunciar.

De ahí que el principal responsable de su estancamiento sea él mismo, pues Fico no le apostó a posicionar creativamente su perfil —teniendo más posibilidades que Barguil y Peñalosa— y jugó a la fácil: darse a conocer como el antipetrista más radical de la contienda, el candidato favorito de Uribe y el motor de tracción del conservatismo. Ingenuamente, creyó que podría reeditar el libreto que llevó a Duque a la Presidencia y que solo insistiendo en la “amenaza” del petrismo podría arrasar en la opinión. Fico vive tan obsesionado con Petro que parece que no tiene agenda propia, propuestas o discurso, con razón quedó a reducido a ser el “paisa uribista” que solo busca atacar a Petro.

Por el momento, depende de ese antipetrismo extremo para ganar la consulta de la derecha, una consulta en la que la opinión podría perder espacio ante el peso de las maquinarias del charismo y el conservatismo (alineadas con Barguil); además, el antipetrismo —con matices— se encuentra disperso entre todas las candidaturas del centro y la derecha, así que Fico no puede aspirar a ser el único elector antipetrista. Parcialmente, lo sería si gana la consulta de la derecha, si logra sumar al uribismo (su aliado natural) y, eventualmente, el centro se hunde en medio de una polarización ideológica, es el mismo escenario de 2018 y el que Fico sueña con repetir.

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