Mucha agua ha pasado por debajo del puente desde que, a los quince años, una apendicitis mal tratada estuvo a punto de matar a Fico Gutiérrez, el muchacho más cansón del colegio los Alcázares de Sabaneta. Desde que saltó a la palestra pública, saliendo elegido alcalde de Medellín en el 2014 después de haber sido un concejal con voz independiente, ha demostrado una disciplina a rajatabla.
Por eso a las cuatro de la tarde de este 13 de marzo, a pesar del frio y la lluvia que dañó eso tan raro que es un domingo soleado en Bogotá, llegó con su esposa Margarita y sus dos hijas al Hotel Dann del parque de la 93. En una habitación del lujoso hotel, Fico esperaba con paciencia como la Registraduría empezaba a ponerlo en punta de la votación del Equipo por Colombia.
Ni en sus sueños más optimistas el tercer hijo del matrimonio entre Hernán Gutiérrez Henao, un ingeniero civil de la Universidad Nacional de Medellín y Amparo Zuluaga Gómez, delineante de arquitectura, quien creció en el Belén de Medellín, pensó en que podía algún día estaría en la pelea para ser presidente del país.
Fue un profesor de física, Oscar Manuel Pérez, el primero que creyó en él. Después fueron millones. La obsesión por la seguridad le vino por haber sido un adolescente en la Medellín de Pablo Escobar. Uno de sus mejores amigos, Andrés Castro, fue secuestrado cuando estaban en cuarto de bachillerato. Era tanto el miedo que cada vez que se iba a los Alcázares se despedía de abrazo de sus papas como si fuera la última vez que se vieran. Esa preocupación fue su bandera en los cuatro años que fue alcalde. Intentó quitar de encima de la ciudad el fantasma de Pablo Escobar que perseguía la ciudad. Tuvo un 85 por ciento de favorabilidad. Sus logros se manifestaron en el final de Tom, el líder de la oficina de Envigado y en la acorralada que le pegó a Popeye a quien le juró una guerra que terminaría ganando.
El vallenato que el cantante conocido como el Canario le compuso al ex alcalde de Medellin sonó a todo volumen. Frente a la inmensa pantalla sus seguidores más acérrimos que se apostaron sacaron sus primeros aplausos. Una de las razones por las que la alegría total era por lo que pasaba con Gustavo Petro y su Pacto.
Cuando la victoria parecía inminente y el propio Enrique Peñalosa reconoció su derrota y anunció su adhesión a Gutiérrez, Carmen Herrera, la jefe de prensa del candidato le pidió a la prensa trasladarse a una sala alterna. Aglomerados a su alrededor estaba el círculo de simpatizantes más fieles del exalcalde. Todos son paisas, con los que recorrió las calles de la ciudad, y con quienes gobernó Medellin. El distintivo, la gorra roja y ordinaria que dice Fico presidente.
Pasadas las seis y media de la noche, el candidato hace detener los corazones de sus seguidores al salir del ascensor. Suelta un comentario gracioso mientras entra al salón y todos ríen. En el fondo sigue siendo el mismo casposo de los Alcázares. Eso es lo que lo limita, eso es lo que lo ha posicionado como uno de los candidatos que podría derrotar a Gustavo Petro.