A pesar de que algunos sectores antirreligiosos, especialmente en Europa, basados en el materialismo vulgar producto de una concepción posmoderna buscan enlodar la celebración de la Navidad (que es una tradición mayoritaria en la civilización occidental), la fiesta cristiana sigue incidiendo en la vida de más 2.500 millones de personas en el mundo, que con luces y sombras abrazan las enseñanzas de Jesús, nacido en un pesebre de Belén; a lo que se debe agregar que por estas mismas calendas los judíos tienen su festividad conocida como Janucá o de las Luces.
La Navidad se convierte en esperanza, en vista de que los sufrimientos que ocasionó la pandemia del covid-19 tienen consuelo con la venida del niño de Belén, que según en el libro de Isaías 9;6, proclama: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, su nombre es admirable, Dios fuerte, Padre eterno, príncipe de Paz”, entonces solo es posible salir de la crisis que vive el planeta con seres humanos de buena voluntad; en virtud de lo cual hay que defender la esencia de la Navidad que no es una celebración pagana, como sectores fanáticos y secularistas pretenden hacerlo creer.
El nacimiento de Jesús, cuya celebración la mayoría de cristianos la realiza el 25 de diciembre, lo narran los Evangelios sinópticos, a lo cual se le debe agregar que en algunas ocasiones la fiesta judía de las luces o Janucá coincide con la Navidad cristiana. Advirtiendo que sectas religiosas fundamentalistas peroran bastante sobre el origen pagano de la Navidad y todo lo que tiene que ver con la terminación del año y el inicio de uno nuevo. No obstante cabe recordar que los judíos en este 2021 celebraron del 28 de noviembre al 6 de diciembre la fiesta de las luces o Janucá , que también llaman de la Dedicación del templo, que el mismo Jesús conmemoró según el evangelio de San Juan 10:22-23: “Se celebró en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, en el pórtico de Salomón”.
La fiesta judía de las luces fue el resultado de una gesta heroica de Judas Macabeo, que en el año 164 a. de C. logró liberar a Palestina del paganismo helénico, que era impuesto por el rey seléucida, Antioco IV Epifanes, el cual había ordenado construir un templo a Zeus en Jerusalén. Eso significa que los señalamientos que se le hacen a la Navidad acerca de su origen pagano por parte de algunos grupos anticristianos (diciendo que el Imperio romano acomodó la fiesta de Mitra, dios persa del sol, al nacimiento de Jesús) no corresponden a la verdad, porque fue hasta el año 274 d. de C. a instancias del emperador Aureliano que la fiesta del sol pasó a ser parte del Imperio, consagrando la autoridad del sol-invictus como culto oficial estatal dedicándole el campo de Marzio. Sin embargo desde mucho antes los cristianos ya celebraban el nacimiento de Jesús en la fecha que conocemos hoy.
Los primeros cristianos conmemoraban la fiesta judía del Hanukkah o de las luces, como Jesús había enseñado. Por esas circunstancias fue que Teófilo de Antioquia propuso entre los años 171 y 183 d. de C. celebrar la natividad el 25 de kislev del calendario judío, que coincide con la fiesta luminaria, sabiendo que Jesús es la luz del mundo, y esa iniciativa fue acompañada por san Hipólito de Roma tomando como fecha la propuesta anterior. Ello ocurrió aproximadamente en el año 204 de nuestra era.
Con lo anterior se desprende que parte de la confusión sobre la Navidad se presenta porque la Biblia evangélica solo tienen 66 libros, pues en el año de 1862 las Sociedades Bíblicas le sacaron los llamados libros apócrifos, en los que se encontraba 1 y 2 de Macabeos, los cuales hacen mención a la fiesta de las luces en primera de Macabeos 4:36,52-59 y la segunda en 1:18; 10:5. Las sociedades Bíblicas Unidades, en una edición de Reina y Valera llamada La Biblia del siglo de Oro en 2009, corrigen e incluyen nuevamente los libros Deuterocanonicos o apócrifos, entre ellos los dos de Macabeos.
De acuerdo con esa posición con la Biblia, al no conocerse todos los libros por parte de las denominaciones evangélicas, ello ha sido aprovechado por sectores marginales y fundamentalistas religiosos para decir que el 25 de diciembre, día del nacimiento de Mitra (dios iraní de la luz y dedicado al sol) fue la base para instituir la natividad de Jesús, lo cual reiteramos no es verdad.
Es importante referirse a algunos Evangelios apócrifos, que sirven de consulta para conocer más sobre el nacimiento de Jesús, como es el caso del evangelio Armenio de la Infancia que en el capítulo 8:5-6, habla del frío que hacía por ser invierno y que la fecha fue el 21 del mes de Tébeth, o sea el 6 de enero. Además, había pastores y boyeros que habitaban y trabajaban en los contornos, e hicieron un pesebre; también en el capítulo X habla de los pastores que vieron y adoraron al niño.
En el capítulo 11 del evangelio Armenio menciona a los tres reyes magos que visitaron al mesías, y sus nombres eran Melkon de los persas, Gaspar de los indios; y el tercero Baltasar, rey de los árabes. Así mismo, el evangelio apócrifo de pseudo-Mateo, el cual es tomado como referencia por el Corán, libro sagrado del Islam, se refiere al buey y al asno que adoraron al niño, cumpliéndose lo dicho por el profeta Isaías 1:3 “el buey conoce a su dueño, y el asno al pesebre de su Señor”.
No hay duda de que la purificación del templo judío o fiesta de las luces en el año 164 antes de Cristo, instituida por Judas Macabeo, tiene que ver indiscutiblemente con la celebración del nacimiento del salvador, pues en esa ocasión durante 8 días se pudo encender el candelabro del templo, con el aceite que no alcanzaba sino para un día, siendo la fiesta de Hanukkah el 25 de kislev tercer mes del calendario hebreo entre finales de noviembre y fines de diciembre del calendario gregoriano.
Así que la encarnación del hijo de Dios es un acontecimiento trascendental que busca la concordia universal entre los seres humanos, sin importar las creencias religiosas, recalcando que en todas estas festividades hay que recordar que Jesucristo es el sol de la justicia y la luz del mundo. Por lo tanto, se deben superar los sofismas que se tejen alrededor de la Navidad y las fiestas de fin de año, porque existe la tradición, la palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia, que durante 2000 años han servido para guardar el depósito de la fe.
En Segunda Carta a Timoteo 3, 16 dice: “Toda la escritura es inspirada por Dios”, lo cual conduce a una pregunta ¿de cuál escritura habla el apóstol San Pablo? Indudablemente que de la Biblia Septuaginta o de los setenta, que fue la traducción de los textos antiguos del arameo y hebreo al griego, cuya terminación fue alrededor del año 100 a. de C-, esa Biblia fue la que utilizó Jesucristo y la Iglesia primitiva, y ahí se encontraban los libros deuterocanonicos que muchos siglos después fueron retirados en 1862 por las Sociedades Bíblicas Unidas, incluyendo el de Macabeos que hace alusión a la fiesta judía de las luces o el Hanukka que coincide en algunas ocasiones con la Navidad.