Este hombre de contextura delgada, parecido físicamente a un tío que tengo por parte de padre, que observa cariñosamente a esa perra, escribe libros. Novelas, biografías, ensayos y tratados de gramática. También es cineasta, trabaja y le fascina experimentar en los límites del idioma castellano, casi siempre al borde de la norma, que generalmente traspasa para contar lo que hay al otro lado. Al otro lado del sentido.
Este señor se llama Fernando Vallejo y nació en Medellín, pero vive en México. En abril de 2007 obtuvo la nacionalidad mexicana y el 8 de mayo del mismo año renunció a la colombiana. Es abiertamente homosexual, un ateo declarado y debido a sus visiones antinatalistas no tiene hijos. Odia a los poetas que riman en asonante, odia a los físicos, odia a Álvaro Uribe y odia también el psicoanálisis y la psiquiatría. También, odia a Darwin y a Einstein. Y a Freud, por supuesto. Odia a santo Tomás de Aquino.
Del homo sapiens dice que es una fábrica de mierda; del cristianismo, que es una empresa criminal; de Colombia, que es una patria asesina y mezquina. También que es un país imbécil; de Jorge Mario Bergoglio, que es un arribista, un oportunista y un corrupto; de la física subatómica, que es una mariguanada. También dice que la novela Cien años de soledad del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez es un plagio de un libro del francés Honoré de Balzac y está escrita en una prosa bastante pobre. De Miguel de Cervantes, en cambio, afirma con delicadeza que fue un ser bondadoso a quien la lengua dictó Don Quijote de la Mancha.
Es un acérrimo activista defensor de los derechos de los animales. En esta fotografía aparece con Brusca, su perrita. Duerme abrazado a ella porque la ama con una intensidad desoladora (no se muere por no dejarla huérfana). Recuerdo una vez que lo vi en El Dorado de Bogotá, me acerqué y le pedí un autógrafo, me firmó un libro de Borges que saqué de la mochila (aunque hubiera preferido esa firma en un ejemplar de la Puta de Babilonia). Fue muy gentil, el ser más gentil del mundo, quizá también el más vulnerable.
¿Cómo conciliará su capacidad verbal para el odio con su disposición existencial para la amistad? No lo sé, es todo un misterio con el que te vas para la librería del aeropuerto a comprar cualquiera de sus libros, regresas a la sala de espera para abrir por cualquier página y con solo dos párrafos de su prosa odiadora te coloca más que un antipsicótico. Léanlo si se atreven, a pesar de todo es un gran tipo…
