El señor Wilson Javier Devia Pérez, a quien no conozco ni conocía antes de sus declaraciones radiales contra el Acuerdo de Paz, es, por lo que averiguo, otro de esos personajes siniestros que calculadamente sacan a relucir los voceros del uribismo, cada vez que pretenden manipular la opinión nacional con sus algarabías mediáticas.
Tal y como fue presentado por Fernando Londoño Hoyos en su programa radial, es el presidente nacional del sindicato de trabajadores de la Unidad Nacional de Protección, lo cual debería conferirle autoridad a la hora de expresarse en temas relacionados con tal entidad. Sin embargo, es fácil concluir que no es así.
La UNP cuenta con múltiples sindicatos de trabajadores, de los cuales el que encabeza el señor Wilson Javier Devia Pérez es apenas uno. Según dijo en La Hora de la Verdad, de Fernando Londoño Hoyos, representa a los escoltas contratados por las empresas privadas para servir en la entidad. En realidad representa solo a unos de ellos.
Pues muchos de esos escoltas están afiliados a otros sindicatos. Cuando Fernando Londoño Hoyos le cede los micrófonos de su programa, lo hace con el objetivo de que haga una importante denuncia contra el partido Farc que según él realiza un contubernio, una manipulación, casi que una extorsión contra la Unidad Nacional de Protección y el mismo Estado.
Procurando sintetizar lo expresado por el señor Wilson Javier Devia Pérez, entiendo que su inconformidad nace del hecho de que la UNP tenga pensado vincular un número aproximado de 800 escoltas, con el fin de prestar la debida seguridad a los excombatientes que cumplen con el Acuerdo de Paz. Al parecer aspira a que los nombrados sean recomendados suyos.
Para nadie es un secreto, y menos para él, pues lo reconoce en la entrevista, que desde la fecha de la firma del Acuerdo Final de Paz han sido asesinados 244 firmantes del mismo. Una sucesión de crímenes que ha encendido las alarmas de los reincorporados y sus familias, así como de las más diversas fuerzas políticas, la comunidad internacional y el propio gobierno.
Reforzar la seguridad de los dirigentes y la militancia del partido nacido de los Acuerdos de Paz es un compromiso político, moral y legal del Estado colombiano. Es cierto que a la firma del Acuerdo se acordó que 1200 excombatientes recibirían preparación como escoltas, para trabajar legal e institucionalmente en la protección de sus excompañeros de filas.
Como tal número de escoltas no se forman ni nombran en un santiamén, sino que tienen que hacer cursos y acreditar numerosos requisitos, la implementación del programa de seguridad se inició con escoltas de la UNP, muchos de ellos provenientes de la empresa privada. Es decir escoltas profesionales que contrató la UNP. Los excombatientes han ido llegando por etapas.
Sin alcanzar el número previsto en el Acuerdo Final. Desde luego que existen escoltas profesionales serios y responsables, dignos de toda credibilidad. Pero tratándose de la protección de la vida y de su familia, resulta apenas elemental que se quiera que quienes presten la seguridad sean personas de entera confianza. Ninguno confiaría en una persona como Wilson Javier Devia Pérez.
No solo porque sea militante o simpatizante del Centro Democrático, sino porque durante los años 2000 a 2011 ocupó, como muchos otros escoltas de la UNP, el cargo de detective del DAS, el temible cuerpo de seguridad que sirvió al paramilitarismo y se prestó para innumerables montajes. Entre un personaje así y un excombatiente conocido no hay por qué dudar.
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Durante los años 2000 a 2011 Devia ocupó, como muchos otros escoltas de la UNP, el cargo de detective del DAS
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Contra ese señor existen varias investigaciones penales. Y no desconozco la presunción de inocencia que debe reinar en todo proceso judicial. Pero tener en su haber procesos por delitos sexuales, hurto, lesiones personales y violencia intrafamiliar, no creo que lo recomiende para ser escolta de un reincorporado. Preferiríamos un excombatiente, un hermano o un sobrino.
Que entiendo es la posibilidad que ha abierto la Unidad Nacional de Protección para el enganche próximo de vacantes. Si un protegido confiere plena confianza a un familiar, a un conocido, a un excombatiente, puede proponerlo a la UNP para su seguridad. Esta valora y remite ese nombre a la compañía privada, que luego del curso y todos los requerimientos de ley lo contrata.
Porque esos nuevos escoltas ya no serán funcionarios de la UNP, sino de una firma privada que contratará con esta. Para Wilson Javier Devia Pérez esto equivale a un rearme de las Farc, con armas del Estado. Lamentable que este señor, pese a que lo afirme, no haya leído el Acuerdo Final de Paz, y que en cambio prefiera difamar, calumniar, alborotar neciamente.
Es claro que no obra por su cuenta, sino que sirve a otros. Londoño fue quién se refirió al Acuerdo Final de Paz como el maldito papel que había que hacer trizas. Dios los hace y ellos se juntan.