El feminismo es un movimiento que ha sido fuertemente criticado por nosotros, porque también debo incluirme en ese paquete, debido a las ramas extremistas que han salido de él, las cuales, entre otras cosas, quieren incluir en nuestros diccionario palabras como “todes” (como parte un supuesto nuevo lenguaje inclusivo) y desprecian a los hombres (a tal punto de que raya con la discriminación e intolerancia).
Ahora bien, ¿qué es el feminismo?, ¿por qué hemos corrompido su significado tanto opositores como partidarios?
Según Google, el feminismo es una doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que eran exclusivos para la población masculina. Si nos aferramos a esta definición diríamos que su misión ya ha sido cumplida, que ya somos capaces de votar, estudiar y trabajar como los hombres, ¿pero entonces por qué seguimos viendo mujeres marchar por la calles exigiendo? Simple, el reconocimiento de los derechos no implica que nos los estén respetando.
Las oportunidades para conseguir empleo en Colombia son limitadas y para las mujeres aún más. Mientras que la tasa de desempleo en los hombres es de 8,0%, para las mujeres es de 12,9% (Dane, 2019). También se ha demostrado que las mujeres ganan menos del 30% que los hombres en los mismos cargos. Y por ejemplo, en el ámbito del periodismo, centrándonos en el televisivo, se nota que la apariencia del hombre no interesa demasiado, solo importan sus capacidades y su talento en el área, en cambio para las mujeres es importante ser competente en las dos áreas; si no tiene la apariencia de una modelo, no es apta.
Además de la desigualdad a la hora de ingresar a un trabajo, las mujeres también somos las mayores víctimas de la violencia de género. Solo en Colombia, en lo que va del año, han ocurrido más de 200 feminicidios. Y las denuncias por acoso en lugares tan comunes como un TransMilenio han aumentado y cada día el panorama pinta peor para las mujeres. Ya no podemos estar seguras ni en un bus porque cualquiera que se siente a nuestro lado puede ser un potencial violador. No solo no respetan nuestro derecho a la seguridad, tampoco respetan el más fundamental: a la vida.
Por lo anterior, y muchas razones más de discriminación de género que se nos presentan a diario, miles de mujeres en varios países del mundo han salido a marchar para defender nuestros derechos, para exigir que nos respeten. Pero, lamentablemente, no todas lo hacen de una manera “apropiada”. Hay algunas que hacen tanto el ridículo (rememoro el caso de la chica que se puso a bailar en medio de una marcha feminista en México) que todo el mundo comienza a asociarnos con movimientos ridículos y con falta de seriedad; también existen las mujeres que tratan de llamar la atención del gobierno con grafitis y daño a la propiedad pública y privada (también rememoro la última marcha feminista en México), lo cual hace que no solo nos consideren unas ridículas, también unas vándalas y unas locas. Muchos toman estos pocos casos como una norma general y minimizan la razón por la cual la mayoría de las marchas se han convocado: nuevos casos de violencia de género y feminicidios.
Debemos comenzar a practicar un buen feminismo y dejar de creer que las feministas son unas locas extremistas. Las feministas solo somos mujeres que queremos ser escuchadas, pero no podemos hacer más que emitir nuestro mensaje a punta de gritos violentos que enardecen a la sociedad actual. Todas nosotras nos movemos por una causa en común: queremos vivir y queremos que la vida que estamos viviendo sea segura y justa.