Tras el reciente escándalo por concepto jurídico de la Alcaldía Mayor de Bogotá por el caso de Rosa Elvira Cely, me surge la inquietud de que siendo tan importante el caso de ella, qué pasa con los más de treinta mil que están esperando y que no necesariamente son feminicidios. Antes de crucificarme los invito a leer con cuidado los argumentos jurídicos que considero válidos, con los que estoy de acuerdo y que para nada quieren decir que esté en contra de las mujeres; más bien a favor de los derechos humanos de todos, sin distingos.
El tema del feminicidio fue una conquista jurídica de las organizaciones feministas en el mundo, dedicadas a la defensa de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, ante la gravedad de los hechos palpitantes y evidentes de la violencia de género y de los homicidios contra las mujeres. Estas organizaciones buscaron generar mayor conciencia e impacto social y así sensibilizar a los legisladores de los países para tipificar normas jurídicas de carácter legal que resalten la condición de las mujeres para que, cuando se violen sus derechos, las personas que lo hagan sean castigadas con mayor severidad.
Magnífico para sociedades machistas como la nuestra. Sin embargo, y sin desconocer la gravedad de la situación de las mujeres en diferentes países del mundo, siempre me he preguntado si es que —como ellas— todos los seres humanos no tienemos los mismos derechos, independientemente del género, la raza, el credo, o lo que sea. ¿Y es que acaso no existía ya el delito de homicidio que en la institución jurídica penal establece y cubre los atentados contra la vida de todos los seres humanos.? Matar es igual de grave en cualquier ser humano, ¿o no?
“No podemos seguir estirando el derecho penal
para resolver los problemas de educación, sociales,
económicos, culturales, y de sociedad que son de años”
Consulté al experto abogado y profesor javeriano John Marcos Torres quien, en coincidencia con lo que pienso, considera que al crear una figura como el feminicidio (en contraposición o en paralelo con el homicidio), estaríamos diciendo que atentar contra la vida de una mujer es mucho más grave que atentar contra la vida de un hombre o contra la vida de un niño, de una niña y no puede ser así. “Los derechos humanos son para todos: hombres, mujeres, lgtbi, etc.; todos los seres humanos en general. Es una conquista de la humanidad y cuando buscamos en el derecho penal las respuestas a los problemas sociales, creo que las sociedades y el mundo van por el camino equivocado. No podemos seguir estirando el derecho penal para resolver los problemas de educación, sociales, económicos, problemas de cultura y de sociedad que son de años. Pero como no se han podido resolver por la vía de la educación, de la cultura, de la economía, de la igualdad social, pues vamos al derecho penal para que nos dé esas respuestas sociales, y ese es un camino equivocado”, dice Torres.
¿Para qué separar por categorías jurídicas de género, cuando los derechos humanos son para todos? ¿Qué es lo que ha pasado en el país para que eso no se haya podido cumplir? El código penal establece el tipo penal de homicidio contra hombres, mujeres, niños, niñas, etc., con una pena altísima para el que se condene y se halle responsable de cometer esa conducta delictiva. La ley castiga con severidad el homicidio de tiempo atrás y, además, tiene una cantidad de agravantes: si se cometió contra una mujer, o contra una persona en estado de indefensión, en abuso de confianza.
Para nuestro experto, el problema no es de norma, porque la norma existe. La legislación en Colombia está a tono con la legislación internacional. El problema es del operador jurídico que no la sabe aplicar, el sistema está colapsado, las investigaciones no se llevan a cabo siguiendo el debido proceso, recaudando bien el material probatorio para que los jueces tengan la certeza de fallar. El problema es de personas que están en absoluto desconocimiento e incapacidad de aplicar y de hacer cumplir las normas que tenemos en los códigos.
“Hay que preguntarse quiénes son los jueces de Colombia donde hay 150 facultades de Derecho y no todas tienen la altísima acreditacion institucional de Los Andes, o la Javeriana, o El Rosario porque también las hay de garaje, que son las que están nutriendo a la rama judicial de sus funcionarios, de investigadores, de fiscales, de jueces con gente que llega con poca preparación, con desconocimiento del derecho y por eso no saben cómo aplicarlo. Y no es un tema de salarios porque cada vez es mejor. Es un tema de personas y de falta de preparación”, asevera Torres.
La figura del feminicidio sin duda sirve para crear conciencia,
pero hubiera bastado con poner
lo que los abogados llaman “circunstancias de agravación”
La figura del feminicidio sin duda sirve para crear conciencia, pero hubiera bastado con poner lo que los abogados llaman “circunstancias de agravación” para aumentar la pena y adelantar una gran campaña de educadión en equidad de género que es lo que falta en este país. Si ya tenemos un tipo penal que se llama homicidio y cubre a todos los seres humanos con unas circunstancias de agravación para el que lo cometa, ¿qué vamos a hacer con todos los sectores sociales víctimas también de la violencia?
“Crear una figura como el feminicidio es tratar de crear una alerta social, de decir que el homicidio contra la mujer es mucho más grave que el del hombre o cualquiera, y eso sí nos pone en una situación mucho más peligrosa porque entonces cada vez que veamos a ciertos grupos poblacionales en un sentido de debilidad manifiesta, vamos a empezar a crear una cantidad de normas para cubrir a esos tipos poblacionales y resulta que la norma debe ser general, impersonal, abstracta y esos son los principios de la norma jurídica para que se pueda aplicar”, dice John Marcos Torres.
Generar categorías distintas por género es seguir dividiendo a la sociedad que, en últimas, es de todos porque todos los seres humanos debemos confluir ahí. Pero seguir creando categorías jurídicas hace que sus sistemas en los países sean ineficientes, inoperantes, se colapsen y terminen en nada.
Vuelvo a preguntar: ¿Es más grave matar a una mujer que a un niño? ¿Que a un indígena? ¿Que a un LGTBI? ¿Que a un desplazado? ¿Que a un afrodescendiente? ¿Qué a cualquier ser humano? A los colombianos hay que educarlos alrededor del respeto de los derechos humanos sin distingos, sin feminicidios, sin indigenicidios, sin afrodescendienticidios, sin infanticidios, sin todos los “cidios” que a usted se le ocurran. La vida es una y ese derecho lo tenemos todos por igual; eso es lo que hay que enseñar, a eso es a lo que hay que apostarle.
¡Hasta el próximo miércoles!
Etiquetas: homicidio, feminicidio