Feliz día de la independencia a cualquier nacional dentro y fuera del país que hoy tiene concedido un momento para sentirse colombiano. Un país liberado de la opresión española y reo todavía de cadenas de odio, injusticia, corrupción y violencia. País bello como el que soñaran los europeos, cuna de escritores, músicos y poetas, lienzo donde todos los verdes se rinden en reverencia a las peripecias coloridas del sol; vertiente de sembrados, confluencia de aguas extensas, nicho de aves y mamíferos, reptiles y artrópodos, arácnidos y anfibios.
Feliz 7 de agosto para un país que se resiente en medio de la pandemia por la polarización ideológica, en medio de marchas y luchas, los desastres y la conmoción. Feliz día con los imprevistos que hoy tienen lugar y los eventos desagradables que se pueden estar enfrentando por redes sociales en medio de los comentarios xenófobos y de odio desproporcionado que dejan al descubierto la descompostura de algunos y la ausencia de prudencia de otros. Incluso feliz día para las personas y periodistas que llaman la atención desde sus hostiles complacencias, burlas, insultos y descalificaciones con las que pretenden causar algún eco.
Felicidades para la izquierda que celebra la privación de la libertad del expresidente y pide con vehemencia el respeto a la constitucionalidad y sobre todo a la justicia. Sus días de esperanza se han cumplido y tienen derecho a seguir manteniendo el ideal de un país con Uribe preso; ahora saben que esas garantías nunca han sido quitadas y que el ejecutivo en una faena de legalidad no tiene injerencia en el poder judicial. Felicitaciones a Petro por la indeminización recibida por las chuzadas del DAS, es una forma de resarcir el daño causado, ojalá el monto sea suficiente para remediar la pérdida de intimidad; y feliz día también para los de extrema derecha que hoy lamentan el fallo de la corte sobre el político más importante de Colombia durante los últimos veinte años, al no permitirle hacer defensa de su caso en libertad.
Personalmente deseo que Álvaro Uribe pueda defenderse y salir por vías legales del litigio complicado en el que está inmerso, pues le considero un demócrata y un líder con posibilidades de aportar cosas positivas al país. No obstante, en caso de ser culpable (lo digo por la reserva del sumario que es desconocido para la opinión pública), espero que el futuro del país no caiga en los extremismos perjudiciales que pudieran preverse y que el pundonor que le ha caracterizado al líder del Centro Democrático le sea suficiente para enfrentar las consecuencias de una justicia benevolente a la que tendría derecho como la tuviera en su día Santrich, Timochenko o Griselda Lobo. En medio de esta celebración nacional, interrumpida por la amenaza, el aislamiento y la confrontación de opinión, queda desear que el futuro venga con mejores noticias que la de una justicia puesta en entredicho: misericordiosa para los que piensan en una segunda Marquetalia y rígida para otros que pueden quejarse de su selectividad.
¡Feliz 7 de agosto!
