Era ya tarde el martes 18 de diciembre, la mayor parte de los colombianos tenía su atención en los buñuelos y la natilla de la novena que se avecinaba. Claro, muy pocos pensaban en lo que estaba sucediendo en el Senado. El llamado a extraordinarias del gobierno Duque para aprobar a las patadas su "ley de financiamiento" cogía a los colombianos con el tutaina en la boca y la pandereta en la mano, mientras más de 60 artículos pasaban de agache en medio de los pupitrazos del Senado.
Uno de esos artículos, propuesto por un senador mejor conocido como "Manguito", un decente que se volvió uribista y que habla en coplas tan flojas como sus convicciones políticas, busca que se grave con una "retención" el trabajo de las modelos webcam, bajo la genial excusa de desincentivar este tipo de negocio, pues "afecta la moral pública" y "menoscaba la imagen del país en el exterior, pues hace creer que Colombia es un país lleno de putas" (palabras del señor manguito en Blu Radio la mañana del 19 de diciembre).
No señor, "Manguito", Colombia no es un país lleno de putas, pero lamentablemente sí es un país lleno de hipócritas, que de día lanzan improperios contra todo lo que les huela a expresiones de sexualidad y por la noche se están limpiando las babas mientras miran con lasciva los videos de Esperanza Gómez, Franceska Jaimes o de cualquier webcamer que encuentren durante sus solitarias noches en la red. Hipócritas como usted, señor "Manguito", que detrás de sus coplas y payasadas más propias de un juglar que de un senador ignora que gravar una actividad como las webcam porno con la excusa tan mediocre y vacía que dio usted en las emisoras no solo coarta las iniciativas de este tipo, sino que abre el espectro a gravar otras actividades que mediante la utilización de webcams y streaming vienen cogiendo fuerza en Colombia
Así es, pues a través de este impuesto arbitrario, injustificado y lesivo se pueden afectar también los ingresos de miles de colombianos que actualmente tienen como sustento económico las actividades entorno a las transmisiones webcam desde sus hogares; es decir; videobloggers, youtubers, casters, streamers y demás que van a empezar a ser gravados por un gobierno que no entiende (ni le interesa entender) su actividad económica.
El artículo aprobado por el Senado (en Cámara acordaron atenerse a lo que dijeran allí) espera recaudar una cifra cercana a los 50 mil millones de pesos. Me pregunto yo, ¿de dónde sacaron esa cifra? Los que estudiamos el tema y estamos inmersos en el mundo del streaming sabemos muy bien que el gobierno nacional no tiene la menor idea de cuánta gente recibe dinero por hacer transmisiones, cuántas personas en Colombia siguen youtubers, cuántos de ellos siguen streams o casters por plataformas como Twitch o Facebook; también estamos seguros de que el gobierno no sabe con qué criterios las plataformas les pagan a los webcamers, ni tampoco cómo se monetizan las donaciones de estrellas en Facebook, y muy seguramente tampoco saben cómo funcionan los "tokens" de las modelos webcam. Y aun así, impulsados más por la locura y la hipocresía moral de un senador, que por cifras y conocimiento real de un nicho que no entienden y que no se han esforzado en estudiar, le van a quitar impulso a cientos de actividades conexas a las trasmisiones webcam y a miles de personas, que amparadas en la creatividad y la red, han desarrollado formas novedosas de negocios.
Una vez más, el tan mentado impulso a la economía naranja de este gobierno se queda solo en el apoyo a la naranja, pero a la de Postobón.
