Feliz día, ma

Feliz día, ma

La batalla de una madre contra el lupus eritomatoso

Por: Hernán López Aya
mayo 08, 2015
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Feliz día, ma
Foto: subida por autor.

Desde hace varios meses he venido pensando en hacerle un homenaje a mi mamá, una mujer que lo dio todo y lo dejó todo por sus hijos y su familia, hasta que la vida le pasó factura y le exigió que se fuera a otro lugar.

Pensé en un tatuaje, pensé en un cuadro, en ampliar una foto suya, pero me decidí por tratar de hacer un texto que tuviera relación con su vida, con su partida y con su legado.

Hagamos memoria.

Laura María Aya García nació en Arbeláez, Cundinamarca, hace un montón de años, en un sitio que no conozco y del cual tengo serias dudas porque siempre en mi familia el sitio de nacimiento de mi mamá se barajó.

Cuando era pequeño, y si mi memoria no falla, mi papá me dijo que ella habría vivido en Arbeláez pero habría nacido en Villarica, Tolima. ¿O será que entendí mal? En fin...

Muy jovencita, después de la muerte de sus padres, se fue a vivir con mi tía Carmen quien, en la actualidad y ad hónorem, es mi abuela Carmen, porque fue la encargada de criarla desde sus 7 años. Alguna vez la saludé como tía  y me amenazó con no volverme a hablar si la volvía a llamar de esa forma.

Por afán de cariño, sobre todo de brindarlo, mi madre se convirtió en Maestra Normalista. Cuando llegó a Bogotá, trabajó en la empresa de teléfonos de la capital, como profesora de preescolar de uno de los colegios de la entidad. "La profe Laurita" siempre fue su mote. Su voz delgada y su aspecto menudo nunca fueron impedimento para impartir orden y disciplina a ese cúmulo de párvulos que, hasta el más paciente de todos, logra desestabilizar. Cuando había que organizar, organizaba. Pero eso nunca fue impedimento para derretirse de amor por sus chinitos, como ella los llamaba.

Siempre fue el centro de su familia. Fue la tía chévere que le prestaba el carro a los sobrinos; la que les daba plata y regalos; y la que siempre organizó las fiestas de 2 y 3 días, el 24 y 31 de diciembre. No tengo recuerdos de haber pasado una fiesta de fin de año por fuera de la casa de mi mamá mientras que vivió. No tengo recuerdos de que alguno de sus hermanos hubiera pasado estas fiestas en otro lugar.

Buena vecina, amiga, esposa, hermana; y, sobre todo, buena mamá.

Pero este cuento de hadas, en el que mi hermana Mónica y yo fuimos más que príncipe y princesa consentidos, llegó a su fin debido a un mal que, en 1988, muchos desconocíamos.

El 23 de agosto de ese año, el lupus eritomatoso le ganó la batalla. Pero ¿qué es el lupus? Acá está su definición:

Es una enfermedad crónica (de larga duración) que causa inflamación: dolor e hinchazón. Puede afectar la piel, las articulaciones, los riñones, los pulmones, el sistema nervioso y otros órganos del cuerpo. La mayoría de los pacientes sienten fatiga y tienen erupciones, artritis (dolor e hinchazón en las articulaciones) y fiebre.
El lupus impide que el sistema inmunológico logre su objetivo. En lugar de producir anticuerpos protectores, se produce una enfermedad autoinmune que crea "autoanticuerpos" que atacan los propios tejidos del paciente. A veces los médicos lo llaman "pérdida de autotolerancia".

Pues si, la lucha de mi mamá contra esta enfermedad, para esos días, fue en vano. La familia se desgarró. El ángel que la protegía decidió hacerlo desde otras latitudes, inexistentes o no, lo sabremos después.

Hace unos días Claudia Vásquez, amiga de ella desde hace rato, me escribió y me propuso hablar del tema. Ha leído con juicio todo lo que he escrito sobre el lupus y le pareció oportuno que lo hiciera. Ella lo sufre desde hace muchos años y decidió trabajar por aquellas y aquellos que también lo sufren.

Actualmente hace parte de la Fundación "Manos Unidas por el Lupus Funmalu", un grupo de personas berracas que, como mi mamá, también se decidieron a darle la batalla a la enfermedad; y, adicionalmente, le ayudan a los involucrados con el problema a salir adelante: pacientes y sus familias; comunidades científicas - médicas, y organizaciones farmacéuticas, entre otros.

Desde enero de 2012 estos colosos, entre ellos Claudia, decidieron agruparse y hacerle frente al problema. Me atrevo a resumir su objetivo de vida en siete palabras:
"Las enfermedades no son impedimento para vivir".

Pues qué mejor excusa para brindarle el homenaje a la mujer más poderosa que he conocido en la vida. El 10 de mayo, Día de la madre, también se conmemora el Día Mundial del Lupus. Gran oportunidad para demostrar que los que lo padecen, no le tienen miedo.

Doy fe de la dura pelea que "Laurita" tuvo con este gigante, fueron tres fuertes meses en cama, y necesitó ocho días, no más, para dejar su legado lleno de virtudes, momentos especiales, recuerdos imborrables y sentimientos de amor por todo el que se le atravesaba por el frente.

Para utilizar palabras que nunca me atreví a decirle: fue una bacana.

Una bacana que todavía genera pieles erizadas y mariposas en el estómago;una bacana que siempre tuvo clara su misión en la vida; una bacana que nunca se amilanó ante los conflictos y que siempre le puso el pecho a lo más fuerte; una bacana que, hasta el fin de sus días, me consintió y me llamó como lo hizo desde que tuve uso de razón: Nacho

Así fue mi mamá. Y así siempre la recordaré.

@HernanLopezAya

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