Hoy, 15 de mayo, celebramos la profesión que considero como la más linda y completa de todas. Sustento esta afirmación no porque me desempeñe como docente sino porque cuando se es maestro también se cumplen muchos otros papeles: psicólogo, abogado, policía, enfermero, vigilante, entrenador, actor, cantante, carpintero, entre muchos más que solo quien se dedica a esto puede realizar cuando ejerce su quehacer.
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, decía Nelson Mandela
En medio de esta celebración es importante recordar que hace exactamente 61 días, el gobierno nacional decidió, de manera responsable, suspender las clases para los todos estudiantes de preescolar, básica primaria y secundaria en el territorio nacional. No era para menos, estábamos iniciando la emergencia mundial producto de un virus, el COVID-19. Desde entonces, y muy a pesar de las circunstancias, los maestros hemos venido trabajando, ideando, aprendiendo, diseñando y seleccionando diferentes estrategias, actividades, evaluaciones, cartillas, plataformas, aplicaciones, entre otras, para retomar el proceso académico en la época más difícil que han debido enfrentar todos los sectores del país, en especial, el de la educación.
Como buenos maestros, pero a la vez como ingenieros, estadistas, analistas, investigadores, diseñadores, tabuladores, directores y demás, hemos seguido poniendo el pecho a nuestro compromiso con la educación del país. Fue así que pudimos retomar la difícil tarea de educar, desde la distancia, a miles de estudiantes de Colombia. Los celulares no paran de sonar desde el reinicio de las clases. Llamadas, mensajes, correos y alarmas, en la mañana, tarde y noche, dan cuenta de que se continúa educando en medio de las dificultades. Nuestra responsabilidad no ha entrado en aislamiento y continuaremos luchando, a costa del estrés, el cansancio, el miedo y la incertidumbre que ocasiona la emergencia sanitaria, por llevarle educación a los colombianos, aun en los lugares más apartados del país.
Es por este sacrificio imparable que hoy quiero felicitar a todo el magisterio colombiano, en especial a todos mis compañeros, que con gran amor, dedicación y profesionalismo comparten no solo sus conocimientos, sino también sus experiencias, vivencias, anécdotas y vida entera con el propósito de educar a sus alumnos para que sean ellos los futuros líderes de nuestro hermoso país, que necesita realmente de personas capaces de transformar la realidad que vivimos hoy en día.
Ser docente no es para nada fácil, pues tener la capacidad de comprender y educar más de 40 mundos distintos en un salón de clases o en un aula virtual definitivamente es una tarea de héroes. Es por esto que muchas personas, aun en medio de las dificultades por las que atravesamos, reconocen la labor docente como un ejercicio digno de un ser especial.
“Solo aquel que se consagra a una causa, con toda su fuerza y alma, puede ser un verdadero maestro. Por esta razón, ser maestro lo exige todo de una persona”, Albert Einstein.
Muy a pesar de las dificultades, ser docente es una bendición que solo pocos tenemos la dicha de ser. La responsabilidad que conlleva serlo, la asumimos con gran amor y dedicación, aun en la adversidad de los tiempos que estamos viviendo, pero con la esperanza de seguir contribuyendo con toda la sociedad colombiana en la búsqueda de un mejor país, educado, pujante, inteligente… en armonía y en paz
¡Feliz día a todos los maestros en Colombia!