Hemos vivido dos años muy difíciles: en el 2020 fuimos sorprendidos por la pandemia, el confinamiento, el teletrabajo, el peso del cuidado, el deterioro en la calidad de vida, la crisis del hogar, todo ello se sumó a los graves problemas que ya traíamos. Y en el 2021 que se creía era el gran momento para volver a respirar, la pandemia siguió, la economía se recupera, pero no cede ni el desempleo ni la informalidad, ni el peso del cuidado, ni se reducen esos indicadores de pobreza y desigualdad que dolorosamente nos caracterizan. Por ello necesitamos un 2022 distinto, con resultados positivos en esos problemas graves del país, pero la pregunta que todos nos hacemos es si esto será posible. Por ello por lo menos desearnos feliz año tiene en esta ocasión un significado distinto. No es una frase más, esa que siempre repetimos con cada cambio de calendario.
Desafortunadamente hoy tenemos más preguntas que certezas si de verdad queremos ser realistas, pero algunas de las cosas positivas sí están de alguna manera en nuestras manos. La más importante es la campaña presidencial. Ya es suficiente la mediocridad del debate, los insultos, la posición absurda de muchos de quienes aún se sienten líderes. Empecemos a demandar otro tipo de debates, un comportamiento civilizado, democrático de quienes participan en esta contienda como candidatos o con simple liderazgo político. Usemos los medios a nuestra disposición para frenar varios comportamientos que introducen ruidos innecesarios que impiden un debate transparente y constructivo, y lo que generan es muchos más problemas. Elegir bien, después de una campaña de alto nivel, sí es nuestra responsabilidad.
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Empecemos a demandar otro tipo de debates, un comportamiento civilizado, democrático de quienes participan en esta contienda electoral como candidatos o con simple liderazgo político
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Otro tema crítico es actuar como ciudadanos opinando y no dejando que el gobierno siga cometiendo errores y tomándolos de manera tan olímpica. La crítica debe frenar exabruptos como ha sucedido recientemente. Claro que es agotador pero estos meses que quedan de este desastroso gobierno no pueden simplemente dejarse pasar y dejarle la idea a esta administración que pareciera tiene licencia para hacer lo que le plazca. Sigamos alerta porque en los pocos meses que le quedan a Duque son muchas las arbitrariedades que puede cometer simplemente para evitar que su partido pierda totalmente el poder. Ojo con eso.
Contribuir a la agenda de la próxima administración es otra tarea desde la esquina que disponga cada uno. Ayudar a construir el futuro que debe ser mejor que el presente, pero también realista porque necesitamos volver a creer en un futuro mejor. Ahora que existen formas de expresarse participemos en los debates en los medios a los cuales tengamos acceso. Estas y otras actitudes positivas pueden contribuir a que el 2022 empiece a mostrarnos un futuro feliz. No perdamos la esperanza porque la necesitamos. Ese es el mensaje que deberíamos empezar a divulgar si de verdad queremos que la frase de feliz año el 31 de diciembre del 2021 se convierta en verdadera realidad. Sí está en nuestras manos poner ese grano de arena para alcanzar que sea una realidad ese cambio que todos necesitamos con suma urgencia.
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