En Antioquia no hay “fiquismo” o algo similar. El exalcalde de Medellín que salió encumbrado como uno de los mandatarios regionales más populares, no constituye en sí una corriente o movimiento político. La plataforma Creemos que impulsó al Concejo en 2015 (que metió dos concejales) se perdió del mapa y tras su estruendoso fracaso como candidato del continuismo, el exsecretario de gobierno Santiago Gómez, volvió al sótano del cual Fico lo sacó. Lo que si hay en Antioquia es un Fico con una imagen muy favorable, con una popularidad no endosable y un dirigente con un alto sentido de la estrategia que patentó una forma de hacer campaña que el actual alcalde de la ciudad casi que calcó para llegar a La Alpujarra en las pasadas elecciones. Es el Fico Style y en el recaen los movimientos que Gutiérrez dará para lograr un objetivo en 2022: llegar a la Presidencia de la mano de un sector importante del uribismo, presentándose como un candidato “independiente” funcional la derecha conservadora (sin caer en un extremo) y extendiendo a todo el país su capital de opinión. Sin lugar a dudas, Fico será un duro gallo de pelea en las próximas elecciones presidenciales.
A diferencia de Duque que se ha caracterizado por ser un político sin capital propio y partidista, Fico es más pragmático y poco le interesa exponer militancia en un partido político. Como concejal de Medellín fue cercano al fajardismo, en 2011 fue el candidato de Uribe a la Alcaldía y en 2015 diseñó una exitosa estrategia que lo posicionó como un “independiente” de derecha cercano al uribismo llevándolo a derrotar al propio candidato de Uribe. Salió de la Alcaldía sin empeñarse en convertir Creemos en un movimiento de alcance nacional (estuvo relativamente quieto en las elecciones al Congreso de 2018) y partió al uribismo por el sector de los denominados Paolos (grupo que dirige la radical senadora Paola Holguín) al respaldar en 2019 con toda la estructura de la administración a Santiago Gómez, un candidato gris y sin carisma, que le restó mucho voto a Ramos y permitió que Daniel Quintero se alzara tranquilamente con la victoria. Fico sabe de estrategia y tiene muy claro que su mayor capital es la imagen, también su capacidad para hablarle al uribismo sin matricularse en el Centro Democrático y defender altivamente posiciones de derecha sin caer en un fanatismo doctrinario.
Por esas cualidades, considero que Fico será un candidato funcional a la derecha conservadora y al uribismo que, dado el desastroso gobierno de Duque, en 2022 jugará como un actor secundario. Las condiciones que lo favorecen son: La enorme popularidad que cosechó como mandatario regional; su capacidad de seducir al uribismo blando y la centro – derecha conservadora al presentarse como un “independiente” que vela por sus intereses sin terminar reducido a un extremo; un impecable manejo de la comunicación y las redes sociales; y, un capital de opinión propio que no lo pone en la incómoda posición de ser “El que dijo Uribe”.
Sin lugar a dudas, Fico saca votos del centro fajardista, la derecha conservadora y el uribismo. No necesita pelearse por el aval de un partido o pintarse de algún color porque al igual que lo hizo en Medellín podrá ser un candidato por firmas que convoque a múltiples sectores y seguro su estilo confrontacional (sacará a flote sus rencillas con Petro) será un activo que sus asesores buscarán explotar. Antes, los partidos le terminarán “pidiendo cacao” y él los aceptará como invitados clase B. ¿Creen qué estoy exagerando?, no, tal vez, no se alcanzan a imaginar lo estratégico que puede llegar a ser el Fico Style.