Lady, la vendedora de rosas se ha consolidado como la teleserie más vista por los colombianos en la franja triple A . Como de costumbre, cuenta con un buen número de detractores y un cúmulo de seguidores fieles que abarcan desde niños hasta venerables abuelos, seducidos todos por esta historia que entremezcla con acierto ficción y cruda realidad, esa que muchos se empecinan en ocultar bajo el tapete como algo vergonzante aunque, a la larga, saben que se encuentra calcada perennemente, en cada esquina de barrio, este país llamado Colombia.
Me referiré en esta oportunidad a Fátima Tabares, uno de los personajes principales de “Lady” y la situación que enfrenta en los más recientes capítulos emitidos al verse en la azarosa disyuntiva de elegir entre su amor de madre y el de mujer, rol asumido con sumo acierto por la actriz Majida Issa.
Fátima es una humilde guerrera aporreada por la vida que ha luchado como fiera leona por sacar adelante a sus hijos. Es también una mujer hambrienta de afecto que se aferra como náufrago a un tablón a quien se lo prodigue. Su amor de madre que parecía infranqueable y supremo, parece verse noqueado repentinamente con la incursión en su vida de don Pacho, el padre de Lady, a quien más que amarlo, lo admira y venera de manera desmedida; la tiene cegada y le impide reconocer que, tras ese hombre para ella inmaculado, se esconde un tipo mañoso y sinvergüenza que simplemente la utiliza en un momento de crisis. Para Fátima, don Pacho es ese tablón en medio del océano de su soledad de mujer y al que ella se aferra con todas las fuerzas de su corazón.
El éxito que alcanza una telenovela o teleserie radica esencialmente en la identificación de esa teleaudiencia con los personajes y las situaciones que viven a lo largo de una historia extractada de nuestra cotidianidad o surgida del ingenio creativo de un libretista, que se acompasa con el gran talento actoral con el que contamos y la excelsa producción técnica, ratificando que aún podemos producir telenovelas y teleseries con un sello diferencial.
Diomedes Díaz autorizó que se contara su vida en televisión sin tapujos para que los jóvenes que la vieran no cometieran esos mismos errores, igualmente Lady Tabares ha manifestado que espera que ese “viacrucis” por ella vivido deje en los telespectadores alguna moraleja, por pequeña que sea.