Cuando Hugo Chávez se entronizaba por tercera vez en la Presidencia de Venezuela, en el top de su popularidad, a finales del 2007, tenía una práctica que le resultaba muy popular. Realizaba su programa de televisión Aló Presidente desde las plazas de Caracas y solo interrumpía su monólogo para señalar con el dedo, aleatoriamente, cuáles negocios del centro de la ciudad debían ser expropiados. Allí cayó el grupo Zubillaga Herrera, propietario de la cadena de farmacias Farmatodo.
El grupo Zubillaga Herrera, como muchos grupos empresariales venezolanos, veía con preocupación el avance del socialismo en Venezuela y las pretensiones de Hugo Chávez de expropiar compañías rentables para lograr obtener recursos o tierras para responder a sus promesas populistas de cara a la Revolucin Bolivariana, por esto se movió rápido para intentar apalancarse en un negocio fuera de las redes del chavismo. En 2007, toma la decisión de adquirir la cadena de farmacias argentina Farmacity que ya tenía, desde cinco años atrás, presencia en Bogotá. Con esta pica en flandes traslada Farmatodo a Colombia.
La decisión no fue fácil. Farmatodo es un negocio familiar iniciado en 1918, cuando el vasco Rafael Zubillaga abrió la Farmacia Lara en Barquisimeto (Venezuela9. El negocio resistió las férreas dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, y se extendió por todo el país. En 1976, en plena bonanza petrolera, con 24 años y recién graduado de economista, asume la jefatura del grupo Rafael Teodoro Zubillaga, nieto del fundador. Dos años después lo acompañaría en la aventura su hermano Bernardo. El reto no les quedó grande.
En 1985 convirtió a la empresa en el primer negocio de autoservicio del país y aparece el nombre que aún conservan: Farmatodo. En ese año dejó de ser una simple cadena de farmacia para vender miscelánea, productos de uso diario, artículos de belleza. El experimento fue un éxito que se consolidaría aún más con el concepto de ventas de 24 horas todos los días del año y estacionamiento gratis en las 167 tiendas con más de 6.000 trabajadores que era visitada por 2 millones de clientes cada semana.
Poco después del arribo de Chávez a la presidencia de Venezuela Rafael Teodoro Zubillaga se traslada a vivir a Madrid desde donde manejaba la holding de la compañía, “Premier Pharma Holding”. Con preocupación veía como el cerco socialista los acosaba hasta que se van para Colombia en cabeza de Teodoro, su hijo menor.
Mientras en Colombia se consolidan –en el 2016 vendieron 287.364 millones de pesos y ya tienen 34 locales en Bogotá, 7 en Barranquilla, 3 en Cartagena y 2 en Valledupar—, en Venezuela Maduro los aprieta con su tenaza roja. En febrero del 2015, el gobierno Bolivariano dio la orden de intervenir la cadena y detener al presidente ejecutivo, Pedro Luis Angarita y al gerente Agustín Antonio Álvarez, quienes estuvieron detenidos durante 44 días en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en Caracas. Habían sido acusados de ser uno de los culpables del desabastecimiento crónico que vive desde el 2014 Venezuela. La condición para dejarlos libres fue una sola: no podrían salir del país.
Dos años después la situación en Venezuela, con un Nicolás Maduro cada vez más desesperado, la situación ha pasado de castaño a oscuro. Como consecuencia de las distorsiones que crea el control de precios y el sistema cambiario, existen en las tiendas medidas restrictivas para la adquisición de los productos más apetecidos por la gente. Adicionalmente, el gobierno venezolano tiene prohibida la importación de medicamentos, específicamente, desde Colombia.
Las críticas de los Zubillaga contra el gobierno de Maduro no se han hecho esperar. Están convencidos que en Venezuela no hay condiciones para hacer negocios. Sin embargo, no renuncian a la idea de mantener su cadena de farmacias en su país. La van a tener difícil. Los tres meses de protestas en las calles y los 84 muertos que se han presentado en las manifestaciones no reblandecen a Maduro quien amenaza a los empresarios venezolanos con un solo estribillo: “expropiación, condena pública y sugerencia judicial de mano dura, durísima”.