Todo en la vida tiene sus propios tiempos. La forma pura y geométrica, que tiene vigencia comenzó con el minimalismo donde es una manera de vivir y la conserva como un espíritu ascético. En pintura ella tiene esa alma sincera, donde la geometría limpia importa, donde las franjas y segmentos de color se unen a un orden vital. Toda la simetría es rigor conceptual.
En el Museo Nacional de Colombia se podrá disfrutar de un grupo de obras que cuentan la historia de la pintora colombiana que tiene un referente en el ámbito de la historia del arte colombiano.
En geométrico es su mundo e incluye una generosa donación de Fanny Sanín que el Museo Nacional exhibirá desde julio de 2015 y junio de 2016. Se pondrá al público la muestra que representa las distintas etapas de la obra de esta artista bogotana que vive en Nueva York más años que ella misma y revela el desarrollo de su pintura severa que ha realizado a lo largo del tiempo; fruto de la constancia y disciplina de una incansable estudiosa del color y la composición.
El tiempo cuenta cuando el espíritu creador se desarrolla. Una colombiana en Nueva York, en su casa-estudio piensa en la cuadrícula de un espejo mientras observa las ventanas del minúsculo mundo cemento. La obra de Fanny Sanín tiene sus orígenes en la década de los sesenta, cuando se consolidó el movimiento del arte abstracto en Colombia. En ese momento, la artista se destacó entre sus maestros y contemporáneos, como Juan Antonio Roda, Eduardo Ramírez pero sus pinturas sensibles, en un silencio mudo, construyen imágenes organizadas dentro de su tema que en el manejo en términos de color desarrolla toda una estructura magistral.
Ella curiosa y en la influencia de horizonte de la ciudad gigante, severa y de cemento, se tornó geométrica. Gracias a complejos procesos estudió las cualidades de la pintura, y encontró en las franjas y segmentos de color plano, las estructuras simétricas, las diagonales y en las composiciones en espejo de sus elementos característicos de su proyecto artístico.
Cabe destacar que los títulos de sus pinturas demuestran la búsqueda por la abstracción pura. Desde la década de los sesenta titula sus pinturas con una secuencia cronológica que no tiene referentes, con lo cual invita al espectador a la interpretación y a la reflexión en torno a la configuración del espacio bidimensional y las tensiones entre formas y colores. La vida se trasforma mientras somos los mismos.