El eminente origen genealógico forjado por la inmigración parece habitar bajo la vergüenza de quienes niegan y olvidan sus raíces, sus pasos. Ha triunfado la alternativa cuyas bases desconocen el núcleo primario y edificante de la sociedad estadounidense. Alan Berliner y su cine íntimo y personal retornan hoy para recordar y reflexionar acerca del gran árbol de la familia humana, del germen global que nos acoge. Sin embargo, analizando las actitudes recientes, aún nos produce escozor divisar entre la proliferación del odio y la intolerancia actual. Nobody's Business (1996), documental constituido casi totalmente por material de archivo toma como punto de partida la historia de una familia que nada la distingue de las demás, para un estudio de las bases constituyentes de la sociedad americana actual.
Oscar, padre del realizador, protagoniza un retrato individual para revelar la identidad colectiva que lo rodea. El audiovisual explora superficialmente la vida de los Berliner basándose en diversas conversaciones que hilan el relato mientras el material de archivo reivindica su significado por medio del montaje. Una lucha constante contra la tosca actitud de Oscar envuelve el documental, un padre reacio a reconocer la importancia de su pasado desarrolla el principal conflicto de Alan al procurar conocer sus orígenes. La cotidianidad familiar reluce como mecanismo de representación ejemplar. Otras películas como Primavera Tardía (1949) de Yasujirō Ozu o La Rodilla de Clara (1970) de Éric Rohmer son algunos ejemplos de cómo directores han aprovechado el contundente poder narrativo habitante en lo más sencillo y común de la sociedades. En este caso, Berliner entabla toda su filmografía aprovechando el entorno familiar como principal plataforma de expresión en la década de los 90, durante el florecimiento de un nuevo cine documental.
Alan le apuesta a evidenciar cómo el contexto social de un individuo funciona para desarrollar una historia en conjunto. La vejez, la soledad y los problemas intrafamiliares sirven como dispositivo dramático para ahondar en los cimientos primarios de toda una nación. La película aborda la falsamente construida naturaleza de los archivos caseros, su superficie como frívola representación de lo que realmente no sucede al interior de un hogar y de los demonios del pasado que no representa. Llega a ser hasta fantasmagórica, como diría Susan Burckmors (1996), la capa visible de respectivos archivos. Privan más información que la aparentemente expuesta. Berliner escapa de un análisis banal de las imágenes y las aborda de manera magistral para desentrañar su interior histórico.
Bill Nichols (1991) nos ofrece un panorama óptimo para inicializar la observación sobre los diferentes modos de ejecución documental. El autor americano descompone y reagrupa los patrones dentro los desiguales estilos de la realización y etiqueta cuatro lógicas de representación audiovisual. La obra de Berliner cumple con ciertos componentes presentes en la modalidad interactiva. Nos presenta y recrea situaciones con una intervención directa del realizador. El director estructuró y empalmó la obra en la fase de postproducción con diversos recursos retóricos que enriquecen la narrativa y convierten la experiencia del espectador en un experimento idílico que abre las posibilidades de apropiación al texto por parte de la audiencia.
El montaje de Nobody's Business (1996) le otorga al pasado esa urgencia original cuya justificación recae en el muy actual y contemporáneo desentendimiento de la condición del otro, del familiar lejano dentro de un mismo ecosistema. Berliner, por ejemplo, juega con la iteración de planos de letras a gran velocidad y concluye con la imagen de una palabra o un número clave, como puede ser el nombre de un pueblo o alguna fecha trascendental dentro de la línea cronológica que relata su padre cascarrabias. Sin embargo, el documental de Berliner no se agota en el reflejo lineal de su pasado familiar, también construye situaciones imposibles para retratar sensaciones o momentos probablemente nunca registrados o imposibles de ejemplificar con una fotografía o trozo de vídeo extraído de alguna película casera. Recuerdos imposibles y surrealistas cobran vida mediante el simple recurso del plano-contraplano.
Nobody's Business (1996) permite que los espectadores reconozcan sus propias vivencias, a través de fracciones de antiguos y anónimos documentos domésticos que Berliner estructura para dejar claro el amplio árbol genealógico de la familia humana. La historia de Oscar, nadie importante aparentemente, trasciende al ser el claro ejemplo de cómo se desarrolló toda una comunidad que hoy en día sigue sin superar la brecha ignorante y xenófoba. Si le preguntásemos a aquella “mayoría” estadounidense sobre la importancia respecto al aceptar nuestros lazos ancestrales como ejemplo de la diversidad existente en el pueblo americano, seguramente contestarían al igual que Oscar en determinados momentos de la película: “Perfecto, ¿A quién le importa?”