¿Faltó atención médica inmediata en la muerte de Misi?

¿Faltó atención médica inmediata en la muerte de Misi?

El teatro Colsubsidio no estaba adecuado para una urgencia cardiovascular. Tardaron 30 minutos en atender a la productora. A tiempo, la historia habría tenido otro desenlace

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noviembre 26, 2018
¿Faltó atención médica inmediata en la muerte de Misi?

Hace pocas semanas murió de forma súbita en medio de su actividad deportiva (ciclismo) uno de los más prestigiosos médicos del sur de Colombia, el Dr Édgar Paredes. Se trataba de uno de los mejores oftalmólogos en Colombia y Suramérica; hermano de la senadora Miryam Paredes. Bordeaba los 60 años y se había apasionado por la práctica ciclística, realizando gestas tal vez excesivas para su condición. Al parecer su sobrepeso pudo ser un lastre en su entusiasmo, estaba por los 100 Kg o más (por su gran estatura) según la gloria del ciclismo nacional Carlos Campaña, quien a veces lo acompañaba.

Pero aquel fatídico día poco después de terminar su práctica, se desploma ante el desconcierto de sus compañeros que aparentemente no pudieron (o no supieron) hacer mucho para reanimarlo y salvarle la vida.

Hace pocos días otro gran amigo y muy querido en el gremio médico, Ramón González Silva, contemporáneo del Dr. Paredes, se despierta con un fuerte dolor aparentemente en la boca del estómago. Estaba acompañado de su joven esposa y su hijita de apenas cinco años. Confunde inicialmente el malestar con una gastritis, pero ante la fatiga para respirar le pide a su compañera lo lleve a un hospital. Era lo único que ella podía hacer, sin mayores recursos para darle auxilio; llega sin signos vitales.

Al Dr. Paredes le sobrevive su esposa la Dra. Liliana Malo, quien en su memoria decide realizar una fuerte campaña, para que no se pierdan vidas inútilmente, por la falta de una reanimación cardiovascular oportuna con una mínima idoneidad. Ha diseñado una serie de cursos no solo dirigidos a personal de salud, sino a deportistas y ciudadanos comunes que estén interesados en tener la experticia en reanimación y primeros auxilios en estas situaciones. Loable e inteligente labor de la doctora Malo en medio de su duelo y la enorme pérdida.

Y todo esto viene al caso a raíz del gravísimo episodio de la muerte en pleno escenario de la promotora musical de nombre María Isabel Murillo Samper, conocida como ‘Misi’. Por lo que se puede ver en el video difundido, la señora se desploma al final de la función de inauguración de la temporada de fin de año. Recibe intentos de primeros auxilios de sus compañeros y alumnos, que en realidad no hacen nada efectivo. Solo hay gritos para cerrar el telón y apenas por allí una niña pide llamen una ambulancia.

Cerca de un minuto después de su colapso, se ve como llegan de forma tranquila y parsimoniosa dos aparentes paramédicos con una cajita (allí se corta el video). No sabemos qué atención le brindaron y si en esos preciosos minutos se aplicaron todas las medidas y protocolos necesarios incluyendo el indispensable uso de un desfibrilador que es la mejor opción para intentar sostener o reavivar la función cardíaca a través de fuertes estímulos eléctricos.

Hasta donde se sabe, estando muy cerca de un hospital a menos de cinco minutos en auto, la paciente no llegó sino como a los 40 minutos (no en ambulancia, refieren), perdiéndose un tiempo precioso y más aún aquel que es vital cuando hay un colapso de este tipo. Solo tenemos para actuar, generalmente menos de 20 minutos.

A raíz de ello el periodista Gustavo Gómez informó en su cuenta de Twitter que el teatro no contaba con servicio de ambulancia y lamentó el fallecimiento de la artista: “Irresponsabilidad que cuesta vidas. Teatro que pertenece a una caja de compensación con clínicas. Qué desconsuelo. Qué negligencia”.

La señora fue trasladada al Hospital Mederi, en Bogotá, donde al parecer llegó sin signos vitales, a pesar de todo le practican las pruebas de reanimación cardiopulmonar (RCP) y no responde. Su muerte se confirma a las 22:30 pero es más seguro que ocurrió unos 30 minutos antes.  Ello inicialmente permite inferir que murió por un por un paro cardiorrespiratorio, que es lo más obvio, previo a su confirmación precisa vía forense, de su verdadera causa desencadenante.

Ni hablar del deceso del ingeniero Jorge Enrique Pizano, “oficialmente” muerte súbita, por infarto agudo de miocardio (paro cardíaco). Aunque dado el contexto y sus propias condiciones, nos permitimos aun dudar de su causa precisa de muerte

Estos lamentables episodios nos llevan a alertar sobre el funcionamiento adecuado y la existencia de servicio de atención de emergencias y primeros auxilios en centros de alta confluencia de público. ¿Los centros comerciales, teatros, estadios, coliseos, plazas, buses, aviones, aeropuertos, terminales y lugares de concentración, cumplen con estas normas básicas? ¿El personal paramédico es experto y suficientemente entrenado? ¿Tienen los elementos y equipos necesarios entre ellos un desfibrilador? ¿Hay un buen sistema de comunicación para atención oportuna? ¿Existe suficiente información didáctica para el público de cómo actuar ante un grave incidente?

Esto hay que revaluarlo, revisarlo y actualizarlo. De lo contrario seguirán perdiéndose vidas de forma inútil, posiblemente como el caso del Dr Paredes. O la admirada Misi, cuya muerte con apenas 61 años, tal vez pudo prevenirse, incluso evitarse con los protocolos logísticos profesionales y de tiempos. Aunque a todos nos cabe responsabilidad en estos casos, la investigación precisa lo aclarará todo; pero por ahora deja un sabor a una muerte “culposa”.

Lecciones que dejan estas tragedias

1. Las personas tienen todo el derecho a pedir información en los lugares de alta confluencia de público, sobre la existencia de protocolos para la atención de accidentes, emergencias y situaciones que ameritan primeros auxilios.

2. En estos lugares se deben realizar con frecuencia simulacros de atención de emergencia, por ejemplo cuando alguien puede estar sufriendo un infarto de miocardio (paro cardíaco). Explicar la ruta correcta de salida a un centro hospitalario.

3. Las secretarías de salud deben revisar periódicamente el contenido y estado de los recursos logísticos para la atención de primeros auxilios. En sitios neurálgicos, de mayor reunión de público es obligatorio contar con un “desfibrilador” que podría marcar la gran diferencia entre la vida y la muerte.

4. Se debe contar en estos lugares con un botiquín actualizado y ampliado (el listado de fármacos permisibles hoy va más allá de aspirinas y acetaminofén) incluyendo medicamentos básicos de orden cardiovascular, para manejo médico de urgencias o paramédico debidamente entrenado.

5. Realizar de forma oficial productos de comunicación didácticos para todo el mundo sobre el modo de actuar en estos casos. Que lo aprendan hasta los niños que a veces están solos con sus papás. Evitar así, que cadenas de redes sociales confundan y alarmen de forma inapropiada a la gente.

6. La iniciativa de capacitación y actualización sobre manejo de emergencias que promueve la doctora Liliana Malo en memoria de su fallecido esposo el Dr Édgar Paredes en Pasto y Popayán, debería ser replicada en todo el país. Es urgente actualizar las capacitaciones, y más aún sensibilizar a todo el público. Esto contribuirá a salvar muchas vidas, ya que todos estamos en riesgo.

7. Se ha vuelto más común de lo esperado el riesgo de muerte súbita en el deporte. Los grupos deportivos espontáneos que salen a travesías (especialmente en ciclismo y atletismo) deberían contar al menos con “experto elegido”, quien sería el encargado de coordinar o brindar la atención en caso de emergencia.

8. Atención: para reducir el riesgo de infarto absténgase de consumir azúcar añadida en cualquier presentación, incluyendo gaseosas y bebidas azucaradas (el azúcar es la sustancia más adictiva). Además de todo tipo de alimentos procesados (empacados y comida chatarra). Son los principales enemigos de sus arterias coronarias. Cero tabaco y haga ejercicio regular de forma moderada. ¡Ah! y evite totalmente las bebidas alcohólicas, en cualquier presentación, especialmente en fin de año.

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