Falsas encuestas, la continuación de las falsas noticias

Falsas encuestas, la continuación de las falsas noticias

"Los medios de embrutecimiento masivo juegan con la psicología de las masas"

Por: Fernán Medrano
mayo 04, 2018
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Falsas encuestas, la continuación de las falsas noticias
Foto: Pexels

En Colombia, los medios de comunicación masiva nos presentan de manera obsesiva y recurrente un país envuelto en llamas, mejor dicho, un país en caos, sobre todo en momentos próximos a las elecciones presidenciales. También nos informan acerca de cuál es la solución para resolver los problemas en materia de orden público. La solución, conforme a los resultados de sus encuestas, es su candidato favorito y que presuntamente va encabezando los sondeos realizados a la opinión pública, esa misma que ha sido modelada por ellos, los medios de manipulación masiva.

En plena época electoral es cuando los medios mercantiles incrementan al límite sus métodos de distorsión de la realidad. Acuden al abuso de las encuestas. Sus sondeos no se ajustan a la verdad; son comparables con la mentira; cobran fuertes visos de ser un invento de la imaginación, de ser una falsedad ramplona.

El fin de los medios traficantes de noticias es ejercer la más importante influencia, con especial énfasis en las votaciones; lo ejecutan a través de todas sus secciones y de toda su programación informativa y no informativa.

Estos medios han conseguido formar a un público con una visión "presentista" del acontecer y de la historia nacional. Por lo tanto, lo bombardean de manera constante e intensa con noticias reeditadas sobre la perturbación del orden público, a fin de que el elector asista a las urnas con una imagen de último minuto y distorsionada de la realidad.

El votante, impulsado por la manipulación mediática, va a votar por el candidato que las encuestas fabricadas por los medios de marras dan como ganador. O, en el peor de los casos, se abstiene de votar. De cualquier modo, presupone que ya se sabe de antemano quién será el ganador.

Los medios de embrutecimiento masivo juegan con la psicología de las masas. Saben que en estos países las mayorías no son militantes de partido alguno ni tienen una sólida formación política, y que no es común que alguien (que no es militante de ningún partido político, sino que es apenas un simple votante indeciso) vaya a botar su voto, vaya a desperdiciarlo, sufragando por el candidato al que las encuestas dan como perdedor de las elecciones.

Las falsas encuestas y las falsas noticias desembocan en el mismo océano de mentiras. Por consiguiente, es indudable que las falsas encuestas merecen ser equiparadas asimismo con las falsas noticias.

Las falsas encuestas (que no son pocas) deben ser medidas con la misma vara con que se miden las falsas noticias, debido a su evidente y común intención de presentar los hechos objetivos de forma distorsionada, a efectos —insisto— de modelar las conductas sociales y la opinión pública.

Las maquinarias mediáticas de dominación mental permanecen todo el tiempo muy bien aceitadas. Sin embargo, en época electoral recurren al método de las encuestas, que en algún tiempo fue sutil, pero que ahora ya no reparan cuán grosero sea.

Creo que he hablado de un modo demasiado abstracto y platónico respecto a las encuestas. Así que quiero ir aterrizando mi opinión en el terreno concreto de la Gran Encuesta Presidencial 2018 del Canal RCN realizada a 1245 personas, de un total de 36 millones de votantes aptos para elegir, y cuya suma de los porcentajes de todos los candidatos presidenciales dio como resultado 101%, y no 100%.

Para exponer esta falacia o esta falencia no hay explicación válida que logre disipar las tremendas dudas sobre la veracidad y la credibilidad de la tal Gran Encuesta Presidencial del Canal RCN. Observemos el asunto desde el punto de vista semántico y matemático. No vamos a entrar en discusiones confusas  para aparentar la profundidad que debe caracterizar a los doctores en matemática.

Cuando hablamos de la palabra porcentaje estamos hablando justamente de porcentaje, con esto nos referimos a una cantidad dividida por cien —máximo 100, y no 101—, fracciones iguales. Las matemáticas son exactas. Cualquier error o mentira en las operaciones matemáticas queda al desnudo. Uno más uno es igual a dos, y no a tres, por ejemplo.

Del mismo modo, no huelga decir que las 1245 personas encuestadas no representan ni siquiera al 1 por ciento del total de votantes con posibilidades de elegir. Estas 1245 personas que dicen haberles consultado su intención de voto es una muestra casi ínfima que equivale al 0,0034 por ciento en relación con los 36 millones de votantes habilitados para sufragar.

En Costa Rica, pongamos por caso, las encuestas daban como ganador de las elecciones presidenciales de 2018 al candidato Fabricio Alvarado Muñoz sobre el candidato Carlos Alvarado Quesada, pero se equivocaron, y el ganador de las elecciones presidenciales 2018 fue el menos favorito de las encuestadoras, es decir, Carlos Alvarado Quesada sobre Fabricio Alvarado Muñoz.

Como todos podemos ver, la presentación de las noticias (y también de las encuestas) no es una cuestión del azar ni casual, sino, por el contrario, una operación quirúrgica y premeditada. Se efectúa una selección cuidadosa de estas de acuerdo con la preservación de determinados intereses mediáticos, económicos,  privados y, por qué no, políticos, inclusive.

Ya no es un secreto que existen determinados criterios según los cuales los medios mercantiles de comunicación se orientan para considerar como importante o no la presentación y difusión de ciertas noticias.

Como se sabe, este es un asunto que no ocurre de forma espontánea. No sucede tampoco acorde con la misma secuencia con que se desarrollan los hechos, ya que, entre otras cosas, los medios de comunicación no poseen el don de la ubicuidad; los medios no pueden estar en todos los lugares donde se originan las noticias; las agencias de noticias tampoco. Su tecnología no está preparada para informar con la misma fugacidad con que suceden los hechos. La comunicación de los medios no es una comunicación instantánea.

Dijo Carl von Clausewitz: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. Análogamente, pero con respecto a los medios mercantiles, señaló que las falsas encuestas son la continuación de las falsas noticias a través de los medios de manipulación de siempre.

En consecuencia, es dable temer que las falsas encuestas terminen prefigurando la crónica de un fraude electoral anunciado.

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