El problema de Fajardo es que la educación que él quiere mejorar es un asunto estético, ligado a la construcción, pero no a la transformación. Por eso sus apuestas cuando fue alcalde y gobernador se centraron en espacios bonitos sin modificar lo esencial: megacolegios, megabibliotecas y parques educativos, pero de reinventar el modelo educativo para crear verdaderos procesos de cambio, muy poco o tal vez nada.
Ahora bien, el hecho de que Fajardo conciba la educación como un mejor edificio tiene que ver con dos aspectos principalmente. Uno, que es hijo de constructor y creció entre planos y proyectos, viendo seguramente el desarrollo en la cantidad de unidades habitacionales y el valor del metro cuadrado con bellos terminados. Dos, su total desconocimiento del mundo educativo del 90% de los estudiantes y maestros de Colombia. Hay que recordar que él fue educado en un colegio en el que la pensión mensual es un salario mínimo y en una universidad cuya matrícula tiene tantos ceros a la derecha que un profesor normalista solo podría llegar allá en sus sueños.
Fajardo no sabe lo que es tener cuarenta estudiantes en un salón de colegio, ni las implicaciones de seguimiento que esto conlleva. Nunca concursó por una plaza casi imposible, ni batalló con un sistema de salud tan precario como el de los docentes. El que se hace llamar candidato profesor no sabe lo que piden los maestros en las marchas porque la percepción de docente que él tiene está ligada a la burbuja de las universidades privadas. Por eso considera que un diseño vanguardista de un megacolegio desaparece el hambre de los estudiantes, la violencia de los barrios, las necesidades de los maestros, el hacinamiento de salones, las responsabilidades de calificar tareas y lo que realmente es el sistema educativo colombiano.
Él le dejó a ochenta municipios de Antioquia una cría de elefante blanco con los parques educativos. En consecuencia, hoy muchos de estos no tienen con qué sostener el hospital o pagar el vigilante de la alcaldía porque deben mantener los parques educativos que ya se están cayendo como la Biblioteca España.
El profe estrato 6 seguirá hablando de educación, mientras los indicadores de Medellín y Antioquia en sus periodos de gobierno no tuvieron mayor incidencia en un cambio real de los procesos. Eso sí, las cámaras nacionales e internacionales sacaron fotos muy pomposas de instituciones fastuosas, pero reventada por dentro, porque para Fajardo lo importante siempre ha sido la fachada.