Fajardo se va convirtiendo en la única "alternativa" del uribismo y la derecha

Fajardo se va convirtiendo en la única "alternativa" del uribismo y la derecha

Paradójicamente, el candidato profesor se está posicionando como la posibilidad más certera de la derecha y parte del establishment para continuar en el poder

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
mayo 21, 2021
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Fajardo se va convirtiendo en la única
Foto: Las2orillas

No hay duda de que el paro nacional de 2021, del cual todavía no tenemos claridad sobre sus impactos y alcances a largo plazo, cambió la historia del país (al igual que lo hizo el paro cívico nacional de 1977). No solo es el proceso de movilización social más grande en lo que va del siglo, sino una expresión profunda de indignación y descontento social por parte de una ciudadanía que no se encuentra anestesiada por los avatares de la guerra. A decir de Fajardo, quien hace algunas semanas menospreció la movilización y luego asumió una “vocería ficticia” visitando Duque en la Casa de Nariño, la política cambió para siempre. Con fortuna es un cambio que también se lo va llevando por delante; por un lado, porque no ha tenido la capacidad de mirar las múltiples dimensiones de una coyuntura histórica; y por el otro, su desafección para “coger el toro por los cuernos” e irse a ver ballenas, fue quemando su perfil ente una juventud que ya no se siente identificada con la tibieza de un candidato que no dice nada.

Al quemarse entre los jóvenes Fajardo pierde el principal activo de su plataforma electoral: el voto de opinión.

Por el contrario, comprendiendo la indignación que motiva el paro nacional, el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, asumió una postura intermedia. En su primera “alocución” invito a marchar en paz y no sucumbir a una confrontación con la Policía, no salió a marchar y el 28A no se pronunció en redes, así el uribismo y Federico Gutiérrez (cuya única estrategia de comunicación o visibilización consiste en atacar a Petro) se lo exigieran. La derecha pretendía dejar a Petro como el artífice del caos y la destrucción. Cargándole el sambenito de pirómano y destructor. Pronto comprendieron que el descontento transcendía al petrismo y se incrustaba en la medula de toda una generación, preocupada por su futuro y lugar en la sociedad. La represión posterior al 28A solo enrareció las aguas construyendo nuevos símbolos de unidad entre la juventud: la “resistencia”.

En ningún momento Petro se ha asumido como vocero (antes el Comité Nacional del Paro resulta más cercano a la Coalición de la Esperanza); no ha corrido a la Casa de Nariño a lavarle la cara Duque y muestra de ello es que se movilizó por primera vez el 19M. Sin duda, si ha leído mejor la coyuntura.

Fajardo será uno de los grandes perdedores de esta jornada, al igual que la Coalición de la Esperanza. Atacada por diferentes sectores tras asumir una vocería que nunca ha tenido; desestimar las movilizaciones y reunirse con Duque, sin exigirle previamente que concertara con los jóvenes que siguen en las calles. Tan solo Camilo Romero comprendió el desacierto que implicaba esa reunión y calificó la coalición como un grupo de desconectados. Al parecer, los vientos dentro del partido verde se perciben turbios y así se puede concluir tras su negativa a sumarse a la tardía hoja de ruta que la coalición le ofrecerá al país. La confrontación se libra entre un sector democrático y la línea fajardista de Angelica Lozano y Juanita Gobertus. Más bien, entre los verdes progresistas y los más derechosos. Porque ese es un partido donde cohabitan ambas tendencias.

Sin tener claro su rol, los verdes se toman “una pausa” de la coalición, así esta se va quedando en los huesos: con el sector liberal de Juan Fernando Cristo; De la Calle; el nuevo liberalismo de Galán, Dignidad y Compromiso Ciudadano. Los mismos de siempre.

Como otra consecuencia del paro fue que obligó a Marta Lucía a continuar en el gobierno, descartando su aspiración presidencial, la derecha y el uribismo se quedan sin una carta fuerte. Al menos, la más visible. Ahora, solo pueden mirar hacia los exalcaldes (Char, Fico y Peñalosa) o los senadores más radicales del uribismo (Paola Holguín, Paloma Valencia, Carlos Felipe Mejía y Rafael Nieto). Nunca antes habían estado en un punto tan bajo.

De ahí que la única “alternativa” viable sea respaldar a Fajardo y adherirse a esa tibieza de centro que encubre tanto de uribismo (el mismo Duque insiste en que es de extremo centro), el presidente ya le viene haciendo guiño al candidato profesor cuando afirma que en 2023 los colombianos deben elegir un “pedagogo” y no un demagogo. Paradójicamente, Fajardo se está convirtiendo en la única posibilidad de la derecha y parte del establishment empresarial y financiero para continuar en el poder. Por el momento, no tienen de otra. De ahí que resulte importante que el sector democrático del verde gané el pulso y no continúe más en una Coalición que a la postre los podría arrastrar al uribismo.

Pues hoy, estoy seguro de que el candidato de la derecha y establecimiento se llama: Sergio Fajardo.

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