El Everest en términos electorales.
A Fajardo se lo tragó políticamente una ballena en 2018. Su fracaso en la consulta 2022 fue estruendoso.
Pero esto no es de palabras, veamos las cifras:
4.602.916 votos para primera vuelta 2018.
-723.084 votos consulta 2022.
3.879.832 votos embolatados.
Perdió casi la totalidad de sus electores en relación 2018.
Si bien los resultados varían entre consultas, primera y segunda vuelta, el objetivo de Fajardo es remontar a Fico en la primera vuelta. Para lograrlo debe alcanzar, al menos, una votación cercana a los 4 millones, en la que podría estar la de Fico; siempre que sume más de los 2 millones de uribistas que votaron su consulta, porque la caída de los uribistas fue mucho más estrepitosa, al perder en relación a las presidenciales prácticamente 8 millones de electores, medida obtenida por los votos de Fico.
La esperanza de Fajardo puede estar cimentada en que Fico no despegue mucho para la primera vuelta. Pero remontar la cuesta partiendo de un presupuesto de 723.084 votos con la esperanza que le sume los de su coalición llegará con mucha dificultad a un techo de 3 millones. Suma probable paro floja para enfrentarse a las maquinarias que acompañaran a Fico.
Ahora bien, muchos que votaron en la consulta a la propuesta de Robledo no le apostarán a otro subpresidente cuatro años más. Por tanto pueden ir a parar a las toldas del P.H. ante el peligro inminente de una: “Crónica de un mal gobierno anunciado”. Igual se podría pensar de los de Carlos Amaya.
Robledo, con su desteñido electorado, tan blanco como su voto en el 2018, equivalente a 161.176 votos, nada le aportará en capital político a Fajardo. Y los niños Galán, con la resurrección del N.L, jalaron votos del P.L y C.R para un total de 486.808, tampoco aportan a Fajardo, pues sus votantes no están amarrados, de modo que por su origen, es probable que se dividan entre Fico y el P.H. Y los de Alejandro Gaviria se irán con Fico.
Así pueden estar las apuestas. Pero lo que manda son las urnas.