Las paredes de adentro están hechas de ladrillo crudo y al igual que los pisos de baldosa antigua, fueron levantadas hace más de 60 años. Las puertas y los marcos de las grandes ventanas de las oficinas son de madera. Es una fábrica donde el tiempo no ha tenido afán de pasar. Pocos conocen esta empresa con el nombre que sin mucha imaginación Manuel Escobar, Eduardo Martínez y su esposa Margoth de Martínez le pusieron cuando la fundaron,: Escobar & Martínez. Juntaron sus dos apellidos, pero que si nadie olvida son sus inventos, todos productos de caucho: la pelota de letras, el pegante bóxer y los balones de fútbol, baloncesto y voleibol marca Golty de la que venden $ 50 mil millones al año.
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Escobar & Martínez fue fundada en septiembre de 1.950. Sus tres dueños querían hacer productos usando el caucho como materia prima. Lo primero que se inventaron fue una pelota de letras y números que se volvió tan popular que cada casa colombiana tenía al menos una de ellas. Durante un par de décadas, en las que vendieron millones, la pelota de letras fue el producto estrella de aquella pequeña fábrica. El éxito del juguete les dio para comprar un lote en la calle 17 abajo de la carrera 68 y levantar allí la fábrica de caucho que desde 1960 no se ha movido y que hoy sigue estando en manos de las dos familias fundadoras.
En 1962 logran otro éxito. Se inventaron un potente pegante espeso de color amarillento y olor fuerte, pensado especialmente para la industria de los zapateros. Al pegante lo llamaron Boxer porque uno de los dueños de la fábrica tenía esa raza de perro en su casa. Hoy todo pegante amarillento, espeso y de color fuerte, fabríquelo quien lo fabrique y tenga el nombre que tenga, se va comprar y vender como pegante Boxer.
A lo largo de su historia en Escobar & Martínez se fabricaron tapetes, chupos para biberón, suelas, tacones y hasta soportes de caucho para obras civiles como en los que descansan algunos de los puentes de la carrera 68 que se levantaron para la llegada del Papa Pablo IV en 1.968. Pero aparte de la pelota de letras y del pegante amarillo, lo demás no tuvo mucha fuerza en el mercado.
Golty empezó haciéndole balones de fútbol a la multinacional alemana Adidas, luego se independizó y se volvió en la empresa insignia de Colombia en la fabicación de pelotas. Foto: Leonel CorderoEn 1.980, treinta años después de haberse fundado la empresa, firmaron un negociazo con Adidas, la marca deportiva más importante del mundo. La empresa colombiana sería la encargada de fabricar los balones que Adidas pondría a rodar América Latina. Operarios y gerentes viajaron a las plantas de Adidas en Alemania donde les enseñaron todos sus secretos para hacer balones.
El contrato con Adidas para ser su maquila duró ocho años. Durante aquel tiempo, mientras iba cogiendo experiencia, Escobar & Martínez se armó de maquinaria y de equipos técnicos y operativos con el que se puso a hacer sus propios balones. Después de soltarse de la poderosa alemana creó Golty, la marca que se convirtió en orgullo colombiano.
Entrar a la planta de Golty, donde unos 60 operarios hacen los balones, es ver hacer magia en algo menos de tres horas. El secreto empieza en el fondo de la fábrica, en el segundo piso, en un cuarto pequeño donde en silencio y en el más desconocido secreto José Forero, quien lleva ocho años en la empresa, va echando en bolsas grandes y transparentes varios ingredientes que son las fórmulas exactas para crear el caucho de cada balón. Las fórmulas, con las que se fabrican los cauchos y las cubiertas y las válvulas, que son algo más de dos mil, solo las conoce él y el ingeniero Iván Sánchez, el jefe de la planta desde hace 32 años. Es un secreto tan celosamente guardado como la fórmula de la Coca-cola.
En la planta hay un poco más de 20 máquinas. Unas son nuevas y otras están ahí desde hace 15 años. Después de que las fórmulas de José Forero se convierten en láminas, empieza el trabajo de convertir ese material en balones. La unión al calor de cuatro piezas que tienen la forma de un ojo dejan hecha la base para hacer las esferas. Luego pasa por las vulcanizadoras, luego lo inflan con medidas perfectas. para luego pasar por las enmalladoras, que, según lo explica el ingeniero Iván Sánchez, es uno los pasos más importantes del proceso porque es el que le da la rudeza al alma del balón que es un neumático.
Las diferentes capas de los balones y sus respectivos diseños van saliendo por tandas, dependiendo de los pedidos que le van llegando al jefe de operaciones. Con gigantes máquinas que trabajan con calor y presión las van uniendo una a una. A mano les ponen las marcas. También a mano los decoran y los dejan secar para ser llevados a los clientes y a sus tiendas. El tiempo que tarda un balón en hacerse desde que sale del cuarto de fórmulas es de tres horas.
Desde 1988 Golty es el balón oficial del fútbol profesional colombiano. También ha sido la marca oficial del campeonato sudamericano de baloncesto. Es marca oficial de las federaciones profesionales de baloncesto de Colombia y Venezuela, también lo es de las federaciones de fútbol de salón de Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Esta empresa 100% colombiana y familiar ha llegado a 28 países. Hasta el año 2016 Golty fue el balón de fútbol oficial de la Selección Colombia. Era el balón con el que jugaban las eliminatorias a los mundiales de fútbol hasta que Adidas tomó la representación oficial de la Fifa, la máxima instancia del fútbol internacional.
Hace menos de un mes estrenó un balón blanco lleno de pintadas del tricolor por todo lado al que llamaron Origen, que diseñó diseñado por Juan Felipe Toro. Según Silvana Rodríguez, gerente de mercadeo, este balón, con el que hoy se juega el fútbol nacional, fue el grito de guerra después de salir de la pandemia. “Fue devolvernos a la esencia, a los orígenes de la patria'', dijo Silvana con un evidente tono de orgullo, el mismo sentimiento que muestran las decenas y decenas de operarios que todos los días, con sus manos fabrican en promedio unos 1500 balones con los que mueven la pasión de niños y grandes aficionados al deporte en especial el fútbol, que tal vez es la distracción que más mueve las fibras del planeta entero.
En este 2022, con un mundial en el medio, se espera que las ventas se disparen. Todos van a tener el antojo de, en cualquier momento del día, patear un balón y gritar un gol.