¿Por qué al gobierno más exitoso en la negociación del conflicto armado le va tan mal en lo social?
Triste paradoja de un país que a los ojos del resto del mundo suena y se comporta de manera extraña y en poco o casi nada se parece a los del resto de la región latinoamericana.
¿Por qué nosotros no reconocemos el esfuerzo de la Paz con legitimidad al gobierno?
Parece que la prioridad de una sociedad no fuera la Paz colectiva sino el apetito mezquino de cada uno desde su ínsula personal.
Dos preguntas que gravitan como lunas de un planeta convulsionado en medio del trópico caluroso, de bochorno y sed.
Hay dos países conviviendo en la misma geografía: uno, el conectado a los centros digitales del mundo, a las posturas -e imposturas- que copia la tecnología y los ademanes de clase y que solo le falta beber agua Evian. Otro, de abarcas y alpargata, que bebe agua en bolsa sin licencia Invima, de kioscos Mintic y de una ruralidad avasallante que asfixia dulcemente y que trabaja para que llegue la yuca y la papa a las mesas de cada familia; que paga servicios públicos malos y que lo acosa la carga tributaria de todo pelambre.
Hay dos países: uno, conectado a los centros digitales globales,
que solo le falta beber agua Evian.
Otro, de abarcas y alpargata, que bebe agua en bolsa sin licencia Invima
Difícil gobernar y ejercer gobernanza en una dualidad social perversa. Por mucho que se intente reducir la pobreza, invertir en infraestructura y conectar a los dos países que malviven en su geografía; los puentes que se tienden son endebles y colapsan frente al peso de la responsabilidad del gobierno en todo lo que está pasando.
El pacífico deja de ser pacífico y se niega a seguir en su oscuro destino y por primera vez, busca su propia claridad con las antorchas del paro cívico y la resistencia.
Los maestros de Fecode reclaman el conejo que el Gobierno les metió en la negociación gremial sempiterna.
Más de siete mil guerrilleros y excombatientes de las Farc-EP
esperan que un país formal y distante, delibere entre sus mezquindades
y códigos ininteligibles para ver si la Paz es prioridad o derecho constitucional
Más de siete mil guerrilleros y excombatientes de las Farc -EP esperan que un país formal y distante, delibere entre sus mezquindades y códigos ininteligibles para ver si la Paz es prioridad o derecho constitucional.
Desde acá del Caribe parco en reclamos y alegres al mismo tiempo con la vida que le tocó, seguimos minuto a minuto la suerte del planeta tropical llamado Colombia con sus dos lunas de país gravitante hasta la eternidad.
Buena parte de lo que pasa se le debe al gobierno y sus enredos de mala política y de peleas inútiles con una oposición de su misma derecha de donde provino y que luego desobedeció.
Haber politizado la Paz antes que convertirla en una discusión de Estado y de sociedad, fue lo que cobró el triunfo del No en lo político y recientemente con las ataduras de la Corte Constitucional en lo jurídico.
Y por ese camino de los reveses y la mala conducción del Estado, vamos camino a convertirnos en una fallida democracia fallida -sin redundancias- que alcanza la Paz en la teoría, pero que se niega a ejercerla en la práctica.
Coda: casi nadie quiere aparecer en la foto con el gobierno. Oportunismo electoral en el que solo perdemos los ciudadanos con un ápice de racionalidad política. Viene el imperio de la mentira y la desinformación como fórmula programática para convencer a la horda.
Publicada originalmente el 27 de mayo de 2017
