Soy muy de Zidane. Ya lo era en su época de jugador, y sigo siendo zidanista en su etapa cómo técnico. De hecho, pedí públicamente a Zidane como sustituto de Mourinho, podéis tirar de twittoteca y revisar mi TL de la época. Mi primer y único artículo, hasta hoy, en esta santa Galerna, fue un alegato de razones por las que quería a Zidane como ocupante del banquillo merengue. Estoy muy satisfecho con lo que está logrando y creo que la “Era Zidane” puede resultar una de las más exitosas de la historia del club. Por eso me resulta tan chocante el extraño caso de James (¿o debo decir de “Jamés”?) Rodríguez.
Jamés, sí, con tilde en la “e”. Así llamaba Zidane a James Rodríguez, ¿“saes”? No es que sea algo trascendental, pero sí parece significativo. No resulta tan directo como aquel “Me habláis de Pedro León como si fuera Zidane”, pero no parece que pronunciar mal el nombre de un jugador de tu plantilla demuestre que tienes un especial aprecio por él, sobre todo si lo comparas con las inequívocas muestras de cariño y confianza que Zinedine exhibe con otros miembros de la plantilla. En cualquier caso, no he regresado a La Galerna para especular sobre las razones de una supuesta animadversión de Zidane hacia James, que ni siquiera me atrevo a afirmar con rotundidad que exista. Vengo a hablar del Real Madrid del futuro, y a defender mi postura de los argumentos que me llegan en contra de la continuidad de James en el equipo.
Vivimos tiempos curiosos. Levantas una piedra y descubres mil seiscientas setenta y nueve especies de experto sesudo enumerando estadísticas de posesión, pases completados, porcentaje de acierto en los pases, toques de balón, kilómetros recorridos, mapas de calor y demás subproductos del Big Data gafapástico. No tengo nada en contra, Dios me libre. Disfruto mucho los mundos de @maketolari y @2010Misterchip y estoy seguro que esos datos son herramientas valiosísimas para tener éxito en esto que llamamos fútbol “moderno”. Sin embargo, a veces tengo la impresión que nos hemos pasado cuatro pueblos valorando intrascendencias.
Si tu principal objetivo es “mantener la portería a cero”, a lo máximo que puedes aspirar es a un empate. ¿Qué le vamos a hacer? Consolarte con que la tabla resumen del partido diga que diste tropecientosmil pases más que tu rival es un ejercicio de onanismo guardiolista si el marcador final presenta una derrota de tu equipo. Tener la posesión sólo sirve para que te la quiten a base de humillantes exorcismos.
A mí, desde pequeñito, me enseñaron que el fútbol es un deporte cuyo objetivo es marcar más goles que tu adversario. Si además pueden ser golazos: mejor. Los golazos suelen atraer taquillas y garantizar ingresos por derechos televisivos. Tengo la impresión que la mayor parte de los aficionados al fútbol pagan su entrada esperando ver algo excepcional de cara al gol. No creo que haya muchos que suelten sus, duramente ganados, euros, ilusionados con la idea de ver la sufrida labor recuperadora del mediocentro defensivo de turno, por mucho que ésta sea clave en el juego de su equipo. Por eso, a la hora de confeccionar una plantilla, cualquier club debe contemplar la idoneidad de tener jugadores capaces de generar esas acciones brillantes que llenan estadios. Y es aquí dónde el caso de James Rodríguez se me antoja extraño.
James tiene una probada trayectoria goleadora (de golazos) que le convierten en una especie escasa y, por tanto, muy cotizada en el mercado futbolero. Es, además, una máquina publicitaria que genera al Real Madrid, más ingresos que jugadores franquicia cómo Gareth Bale. Si, además, tenemos en cuenta que es sudamericano, un mercado dominado por nuestro rival con la MSN, James Rodríguez es un jugador estratégico de primer nivel. Estos argumentos, por sí solos, deberían ser razones suficientes para querer mantenerle en la plantilla, pero es que, además, es UN JUGADORAZO cuya calidad no cuestionan ni sus haters más verrugosos. Vamos, un jugador que, si estuviera en cualquier otro equipo, el Madridismo twittero pediría a gritos usando el hashtag #FLOPERFICHAR.
No sé cuál será el criterio del cuerpo técnico a la hora de confeccionar la plantilla 17-18. El sentido común indica que deberíamos fichar aquello que mejore la actual desde el punto de vista deportivo y económico. En cuanto al económico, creo haber dejado claro que, hoy por hoy, sólo Messi y Cristiano mejoran la rentabilidad de James en el fútbol mundial. Así que vayamos al tema deportivo.
Os invito a realizar un ejercicio mental: analizad jugador por jugador de nuestra plantilla y buscad nombres en el fútbol mundial que los mejoren. Pensemos en Keylor, por ejemplo: a pesar de una temporada floja hasta este último mes, sólo se me ocurren Oblak, Neuer, Courtois y quizá Donnaruma (por progresión). De Gea puede aportar más ingresos extradeportivos, pero, en mi opinión, no mejora deportivamente a Keylor. Ramos y Marcelo son casos interesantes: no son los mejores defensivamente en sus posiciones, pero te dan un plus de ataque que los hace únicos, difícilmente reemplazables. Aparte, llevan tantos años identificados con el equipo que se han convertido en símbolos. Para este tipo de jugador símbolo, mi opción preferida a la hora de mantenerlos en la plantilla mientras rindan a un nivel top, es buscar reemplazos jóvenes de garantías para que los titulares descansen durante la temporada y se conviertan en recambios cuando toque retirada. Hay otros jugadores a los que sí podemos buscar competidores por la titularidad. Casemiro, por ejemplo, es muy bueno, pero no tan difícil de reemplazar si tanteamos el mercado. Hay otros (Modric, Benzema) a los que toca, por edad, ponerles serios competidores en su puesto para que supongan una alternativa de futuro ante el inexorable peso de los años.
No hace falta saber mucho de fútbol para reconocer que los mejores años en la carrera de un futbolista están entre 25 y 29 (cambias el anarquismo de la bisoñez por madurez posicional y tu físico alcanza sus picos de equilibrio entre resistencia y velocidad). James tiene 25 años. Adicionalmente, James ofrece alternativas a esquemas de juego rígidos. En el mercado no veo a nadie como él. Isco presenta cosas parecidas, con menos gol y más retención de pelota, que pueden traducirse en un juego más lento. Si no hay alternativas mejores a James en el mercado, ¿por qué deshacerse de él?
Veamos los argumentos “Anti James” que más me he encontrado en redes sociales:
NOTA: Los argumentos “Xenofobia” o” Costó muy caro” me parecen tan sumamente absurdos que no les voy a dedicar más comentarios.
ARGUMENTO VIUDA: “Si se fueron DiMaría y Ozil, ¿por qué no se va a ir James?” Me encantaban ambos jugadores. DiMaría más que el alemán, pero ambos echaron un órdago económico al club pidiendo más dinero del que el Madrid les ofrecía. Ambos jugadores se fueron por dinero. No es el caso de James.
ARGUMENTO GUTINAZARIO: “James se ha dejado seducir por la noche madrileña.” Suponiendo que los rumores fueran ciertos, otros jugadores han hecho con su vida privada lo que han querido y se ha sido “respetuoso” con ellos (hola, Guti y Ronaldo gordito). ¿Ha afectado eso el rendimiento de James? A juzgar por los números de esta temporada, no.
ARGUMENTO PROTESTÓN: “James ha puesto malas caras en el banquillo cuando le han cambiado…” ¿Y quién no? Podemos recordar las quejas del propio Zidane a Floper, saltándose al entrenador, porque decía que Figo no le pasaba la pelota, o las recientes filtraciones sobre llamaditas del agente de Bale a la zona noble por haber sido cambiado en un partido. SI hubiéramos pedido sus respectivas ventas, nos habríamos perdido actuaciones de ambos tan memorables como la Novena y la Décima.
ARGUMENTO TÓPOR: “James colaboró a la expulsión de Benítez, no podemos tener topos así en la plantilla”. Se podría decir lo mismo de Ramos y Cristiano sobre Mou, pero es que, en base a los resultados obtenidos y sin desmerecer al bueno de Rafa, ¿no deberíamos mejor agradecer sus gestiones, si las hubo, favoreciendo el despido de Benítez?
ARGUMENTO ALINEADOR: “Zidane tiene un sistema y James no encaja”. Lo mismo decían de Carletto y James encajó, pero es que, además, se puede argumentar que el famoso 433 rígido con vacasagradismo BBC está obteniendo resultados porque Zidane se ve obligado a prescindir de él por lesiones y descansos. No me atrevo a calcular cuánto del éxito del equipo se debe a ceñirse al 433-BBC o a tener alternativas diferentes, pero no creo que sea discutible que hay un porcentaje importante achacable a no jugar así.
ARGUMENTO RENDIDOR: “James no ha aprovechado las oportunidades que ha tenido”. Los números dicen lo contrario, no me hagáis reír, por favor. Este argumento tiene la curiosa variante “Vamos a ganar Liga y Champions sin aporte de James, no lo necesitamos” que se suele caer revisando la ligereza del peso de lo que ha aportado Bale; o con la contradicción que supone que venga de quienes defienden que lo importante es el equipo y no el jugador.
ARGUMENTO FRENO: “Dar más minutos a James frenaría la progresión de jugadores cómo Asensio, Lucas…” ¿Einnn? Se podría decir lo mismo de la BBC o cualquier otro, pero es que además nos encontramos con un jugador con 25 años en pleno ascenso al pico de su carrera. ¿Lo de frenar su propia progresión no importa? ¿Qué tal si mejor lo convertimos en argumento acelerador de la carrera de James en beneficio del equipo?
ARGUMENTO DIVA: “James no quiere pelear por un puesto, lo quiere por decreto”. Este argumento me valdría para sacar a cualquier jugador con la excepción de Cristiano (que no sólo está varios escalones por encima de todos en cuanto a calidad sino, sobre todo, en cuanto a profesionalismo: dudo que haya alguien que cuide más su físico o entrene más duro que él). Los demás (sí, todos los demás sin excepción), en mi opinión, deberían ganarse el puesto partido a partido, entrenamiento a entrenamiento. Si James, o cualquiera, quiere la titularidad por nombre, que se vaya.
El problema es que no veo que sea éste el caso. James es el jugador 19 de 24 (incluyendo al 3er portero) en minutos. Sólo supera a Pepe y Coentrão (lesionados), Mariano (tercer 9) Kiko y Rubén (segundo y tercer portero). A pesar de ser el segundo mejor asistente en números absolutos, el mejor en números por minuto. James juega minutos de suplente de suplente, no parece que le estén dando la oportunidad de pelear un puesto en el 11, ni siquiera en el 14 (titulares más 3 cambios).
Aquí es dónde todo el “caso James” se vuelve extraño. En un año donde el reparto de minutos, por lesiones y generosidad del entrenador, ha sido inusualmente amplio, James ha sido el jugador número 19. Ya quisiera yo ver la actitud y el rendimiento de Kroos, Bale, Modric, Benzema con los minutos de James. James no pide más minutos, pide que exista una oportunidad real, basada en meritocracia, de competir por la titularidad.
Me gustaría que esa oportunidad existiera para todos, no sólo para James. Hoy por hoy, para Zidane, la plantilla se divide entre los 11 titularísimos y los que tendrán minutos si estos se lesionan o el entrenador considera que deben descansar. No hay competencia por puestos en el 11.
No me voy a poner a discutir la eficacia de esa estrategia, los resultados hablan por sí solos. Sin embargo, cuando el rendimiento de alguno de los 11 intocables se resienta, los agravios comparativos de la situación pueden terminar por minar la moral de los no titulares. ¿Qué sucedería, por ejemplo, si uno de la BBC flojea pero no se lesiona y, digamos, Asensio, explota como jugador de élite de una forma incuestionable? Aparte, esta política dificulta la llegada de talento a la plantilla: ¿Qué jugador de nivel demostrado querría venir a ser suplente sin opciones de pelear por un sitio en el 11 titular?
Cabe especular que Zizou trabaja así porque la diferencia entre jugadores es tan notable que realmente ninguno de los no titulares se lo pone difícil a la hora de decidir el 11. En cualquier caso, si yo fuera Zidane, me pondría como reto personal modificar esta política que, en mi opinión, fue uno de los errores que motivaron el fracaso de Carletto año 2. Sería una evolución que le haría crecer como técnico a niveles inalcanzables. ¿Es mucho pedir?
*Retomado de La Galerna