A mediados del pasado mes de marzo, con autorización de la Corporación Autónoma Regional del Cauca –C.R.C.-, la empresa de servicios públicos de Santander de Quilichao –EMQUILICHAO- decidió contratar la supuesta recuperación del árbol Orejero, el más grande y tradicional del parque Francisco de Paula Santander, el principal de la ciudad, intervención que terminó casi en su muerte, sumiendo con ella un patrimonio ambiental, cultural y ornamental urbano, mientras que todo un pueblo vio inerme cómo supuestos especialistas lo arruinaban con absoluta falta de sentido común y técnicas de mantenimiento forestal. El árbol, de unos cien años, de nombre científico “Enterolobium Cyclocarpum”, había sido intervenido varias veces en años anteriores, pero con la responsabilidad de conservar lo que entrañaba para el civismo quilichagueño, porque sus raíces se extendían como tentáculos, unas aferrándose en la profundidad, y otras horizontalmente que levantaban el pavimento de las calles circundantes, por lo que era podado regularmente sin causar daño a su estructura, asegurando su estabilidad y supervivencia. Había soportado todas las temperaturas y resistido sequías y vientos fuertes. Nada de eso había impedido su crecimiento, armando una amplia copa con sus ramas, como si se tratara de una sombrilla abierta para ayudar a mitigar el sol y proporcionar un poco de sombra en épocas veraniegas. Naturalmente, el Orejero perdía casi todas las hojas entre enero y marzo dejando literalmente las ramas desnudas, pero ahora las ha perdido porque, moribundo y acosado por la ineptitud de quienes lo intervinieron, se despide, no por las enfermedades biológicas causadas por las heces depositadas durante años por las palomas que habitaron ese lugar, sino por el estrambótico procedimiento que con el acompañamiento y asesoría de la CRC, lograron un cometido totalmente diferente al propuesto: ¡Rellenaron el cilindro central del árbol con piedras, arena y cemento, para luego sellarlo con varillas de hierro! Fueron muchas las personas que se arremolinaron en torno al árbol, protestando por la falta de sentido común en el tratamiento que le estaban aplicando, y que, sin duda alguna, conduciría a la muerte del árbol emblemático de Santander de Quilichao: no es lógico que un árbol enfermo se cure rellenándolo con materiales inorgánicos, concreto y hierro, que por sus componentes tóxicos ningún bien le aportarían a la curación que necesitaba. Todos los clamores fueron silenciados con el arrogante poder administrativo que otra vez se impuso en contra de la lógica, que generalmente no requiere de conceptos supuestamente científicos para evitar un peligro; las advertencias de ciudadanos que se opusieron a la eutanasia que se aplicaba a la vista de todos al enfermo, no valieron ante la carencia de criterio y prudencia que padece la burocracia oficial. A pesar del evidente daño y las demandas de la comunidad, EMQUILICHAO trató de justificarse con un comunicado, que rezaba así: “El año pasado (2013) se contactó al ingeniero agrónomo, Msc en Fitopatología Carlos Aníbal Montoya, quien cuenta con suficiente formación académica y experiencia profesional en el área de diagnóstico de árboles en similares condiciones, para que realizara el diagnostico de este árbol emblemático, dado que para este caso se necesitaba contar la experiencia probada de un profesional en esta área ya que el mismo presentaba afectaciones en la parte interna y externa del fuste de tiempo atrás y que no habían sido tratadas. Durante la visita de diagnóstico, se contó con la participación de la Corporación Autónoma Regional del Cauca a través de la presencia del ingeniero Anuar Castillo Aragón y de la empresa de servicios públicos EMQUILICHAO a través del ingeniero ambiental Francy Andrés Gómez, visita en la cual, especialista realizo la recolección de muestras de la corteza y del fondo del orificio encontrado en el mismo para ser llevadas a laboratorio. Se identificó de manera ocular el mal estado de una rama principal localizada sobre la carrera 9ª. Mediante concepto técnico el especialista determino lo siguiente: Se identificó la presencia de hongos basidiomicetes que generan las enfermedades que presenta el fuste del árbol, donde se observan áreas de la corteza con exudaciones de goma, secamiento y agrietamiento vertical. Presencia de un orificio en el centro del fuste del árbol (Duramen), el cual presentaba materia orgánica en estado de descomposición. El tratamiento recomendado fue el siguiente: Proceder a retirar del fuste puntillas, alambres, y demás elementos que estén afectando al árbol la corteza del árbol. Retirar la corteza y raspar el fuste del árbol y quitarle la zona afectada. Aplicar en el área que se retiró la corteza con hisopo un compuesto para la desinfección. Raspar el área del orificio afectada, desinfectar y realizar el relleno del orificio con una mezcla de concreto de tal manera que no penetre agua. Aunado a esto, realizar unas actividades de fertilización y desinfección del suelo donde se encuentra la base del árbol (matera). Copia de dicho concepto, fue remitido a la CRC quienes (sic) no objetaron el tratamiento recomendado”. Preparémonos entonces, para el entierro de tercera a otro patrimonio ornamental-ambiental de Quilichao, con la anuencia oficial, alistándonos para afrontar la advertencia de los supuestos especialistas según la cual este no será el único árbol que van a intervenir… Ver fotografías en: http://www.proclamadelcauca.com/2014/07/exterminado-otro-patrimonio-ornamental-ambiental-de-quilichao-con-anuencia-oficial.html
Exterminado otro patrimonio ambiental de Quilichao
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