Con la muerte de Di Stéfano y la buena actuación de Colombia en el mundial, es imposible no trasladarse a la época de El Dorado (1949-1954), cuando el país a la vez que consumía la alegría que generan las gambetas, los goles y las atajadas, vivía –como lo hace ahora- un momento político tenso.Ese periodo glorioso inició luego de la huelga de futbolistas de la liga argentina en 1948, año en el que arrancó el fútbol profesional en nuestra tierra. Ese parón hizo posible la llegada de Di Stéfano, de Adolfo Pedernera y de Néstor Raúl Rossi a Millonarios en 1949.
Siguiendo el ejemplo del equipo bogotano, los otros nueve clubes de la Dimayor empezaron a contratar jugadores extranjeros. En total llegaron al país más de 120 futbolistas foráneos. Dice Carolina Jaramillo Seligmann, en su libro Fútbol en Colombia, que durante ese tiempo en todas las ciudades que tenían equipos participando en la liga había una colonia de forasteros, “En Pereira la paraguaya, en la Costa Atlántica la brasileña, en Cúcuta la uruguaya, en Medellín la peruana y en Bogotá la argentina".
El fútbol hacía que los aficionados vivieran en un mundo fantástico pero no fantasioso. Aunque se tenía uno de los mejores torneos del planeta, la realidad social y política no desaparecía con la magia del deporte. Este año, así como aquel en el que se dio inicio a ese periodo de ensueño, el ‘deporte rey y las elecciones presidenciales y parlamentarias ocuparon a los medios y a los ciudadanos.
Hoy son James Rodríguez y David Ospina, antes eran Efraín ‘Caimán’ Sánchez y Adolfo Pedernera; hoy son el Partido dela U y el Centro Democrático, antes eran el Partido Liberal y el Partido Conservador. Aunque el tiempo ha pasado, la historia no ha cambiado mucho. Es cierto que la liga profesional ya no sea tan vistosa como lo fue desde sus inicios hasta 1954, cuando los jugadores que no habían sido comprados correctamente tuvieron que salir del país como se estipuló en el Pacto de Lima de 1951, pero el fútbol sigue siendo un espectáculo con el que se ‘escapa’ de la realidad, y más cuando lo practica la selección nacional, aunque eso no quiere decir que no nos deleitemos con jugadores extranjeros, como lo hicimos hace 65 años.
Luego de las elecciones parlamentarias de 1949, año siguiente al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, los liberales obtuvieron mayor votación -132.056 sufragios más- que los conservadores. Hoy, la mayoría en el Congreso es del Partido de la U, pero como en ese entonces, su principal rival, el Centro Democrático, está abajo por una cantidad mínima de votos (158.215).
Si fue difícil para la Unidad Nacional legislar en el periodo pasado, este que viene será aún peor. Habrá tanta oposición como la que hubo en 1949, cuando los conservadores no aprobaban ninguna iniciativa liberal. Tan tenso llegó a ser el ambiente en el Capitolio que, en ese mismo recinto, asesinaron al representante liberal Gustavo Jiménez. Es impensado que en el Congreso que iniciará sesiones el próximo 20 de julio haya un asesinato, lo que sí se prevé es una guerra tan o más sucia como la de la campaña presidencial. Cuando eso ocurra, tendremos al fútbol que nos llevará a un mundo fantástico pero no fantasioso.