El Partido Liberal ha sido uno de gestas históricas, que se reconocen cuando se conectó con grandes causas sociales y con el sentir de los colombianos de a pie, de los sectores populares y de las clases medias, mitigando las problemáticas sociales colectivas. Por eso la gente recuerda apellidos como Pumarejo, Lleras, Gaitán, Galán, entre otros.
La filosofía de este es la reivindicación del espíritu reformista de un verdadero partido liberal. En su momento, eso mismo reflejó el expresidente Gaviria, uno de los padres de la constitución del 91, aquella constitución garantista, progresista y liberal. Sin embargo, a él se le olvidó algo muy importante, como a todos los políticos tradicionales: saber cuándo dar un paso al costado.
Gaviria se apoderó del partido como una cuota de poder. Ahora ese liberalismo está paquidérmico, se ha conservatizado y es más servil hacia el establecimiento de lo que está conectado con las causas que le sirven a la gente común.
Así pues, sus militantes y dirigentes deben sacar al liberalismo de esa quietud que ha tenido en los últimos años. Se debe tomar la posición que le corresponde; una socialdemócrata y de reforma, pero de una reforma con responsabilidad, con cambios pero sin rupturas, para mejorar las instituciones, fortalecer la economía de libre mercado y propugnar el respeto a las libertades pero con el norte que se debe transitar.
Parece que actuar y pensar diferente es una verdadera alteración a la rebelión pragmática que se lleva dentro de las toldas del glorioso pero manso Partido Liberal. Son varios los parlamentarios que están arrodillados en la zona de confort del liberalismo y que se encuentran cobijados por el expresidente de la república y actual mandatario de las toldas rojas; a quien se le olvidó cuál es la el propósito y la filosofía de este grupo político que durante años ha marcado la diferencia.
Es triste, ahora no se ve más que un partido que lo único que busca es la consagración del actual gobierno para recibir dádivas, cumpliendo así la suma de sus intereses personales. Esta minoría liberal ataca a personajes como a Luis Fernando Velasco, a quien se le ve activo no solo en sus acciones de gestión, sino también proponiendo y postulando proyectos de ley que van a favor de la gente.
Sin lugar a duda, este trabajo del senador ante las zonas rurales no solamente es para fortalecer su carrera política, sino también es un señalamiento a la politiquería, para demostrar que si nos proponemos algo, lo lograremos; o sea, ayudar al pueblo. A nuestro pueblo no lo podemos ver como un inútil útil solamente cuando aparecemos en una contienda política.
De hecho, Velasco le dice a Gaviria que no quiere ser señalado por la historia como uno de los líderes liberales que" entregó el partido a ambiciones de una derecha que, por defender privilegios del establecimiento, creó las condiciones para más violencia en el país".
En fin, si regresamos a la pasada contienda presidencial, hay que recordar que César Gaviria no facilitó la coalición entre Humberto de la Calle y Sergio Fajardo. De haberlo hecho, esa minoría de votos del candidato liberal hubiese sido suficiente para que el candidato profesor pasara a segunda vuelta y ahí el país hubiera cambiado de rumbo. Solamente hay que pensar en los ideales de este apagado partido.
Además, Gaviria promovió un acercamiento con el uribismo, con el que obviamente las bases liberales se sintieron incómodas, ya que lo concebían con algo incoherente. ¿Cómo era posible que los rojos, que apoyaron el posconflicto durante ocho años, de repente apoyaran al uribismo? Aquí es donde priman los intereses personales...
Sumado a esto, dicha alianza presidencial se realizó en una reunión cerrada, sin tomar en cuenta a los militantes, para saber si estaban o no a favor de dicha alianza programática.
Gaviria no permite la renovación y el cambio necesario dentro de las toldas para que surjan nuevos liderazgos que interpretan el partido en medio de la nueva coyuntura nacional.
Vale decir que esto es pensado por un exmilitante de este partido, quien ahora habla desde otra colectividad pero siempre con su ideología liberal.
