Este jueves 21 de marzo, en una finca de la vereda las Juntas del municipio de Dagua, Valle del Cauca, ocurrió una explosión de origen aún desconocido. Según datos extraoficiales, el saldo de esta tragedia es de 9 muertos y 15 heridos, algunos en estado muy grave. Esta es la versión de los hechos por parte de Noelba Fernández: "estábamos en la preparatoria de la minga para apoyar a los compañeros del paro en el Cauca que luchan por unos derechos negados y contra la destrucción del territorio. De pronto fue que se dio la explosión. No sabemos qué ocurrió".
En el lugar de los acontecimientos se hallaban 150 personas, incluyendo algunos guardias indígenas. Escuchemos de nuevo a Noelba Fernández: "Esta reunión era en solidaridad con los compañeros del Cauca. Con la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, quedamos en una minga pacífica. Pero siempre tenemos que poner muertos para que nos escuchen".
Hasta aquí la noticia. A continuación mi reflexión: si se confirma, de acuerdo a versiones de testigos, que se trató de un atentado, el pronóstico para Colombia es sumamente delicado, grave. Nuestros indígenas son lo más sagrado de nuestro territorio, y un Estado que no respete a sus nativos no merece llamarse país civilizado. Y no quiero opinar más hasta que se aclaren las circunstancias de la tragedia. Aunque probablemente habrá una versión oficial y otras no oficiales. Lo más seguro la inmensa mayoría de los colombianos estarán preocupados hoy por un insignificante partido de fútbol de la selección y no por este hecho lamentable. Así es Colombia.