Los japoneses consideran que una persona puede liderar exitosamente un equipo humano de trabajo únicamente después de haber realizado actividades similares a las que pretende ejecutar, en un periodo del pasado de no menos de 17 años.
He recibido comentarios de numerosos extranjeros que se sorprenden cuando conocen “gerentes” de compañías colombianas con edades, que en otros países, serían descartadas sin mucho esfuerzo para ocupar posiciones directivas o gerenciales.
En Colombia, a pesar de existir requerimientos bien definidos, muchas empresas subcontratan a profesionales o PYMES sin experiencia previa para desarrollar actividades desconocidas para estos últimos y aún más grave, se subvalora técnicamente la calidad de los servicios y/o productos después de terminados.
Desatinadamente rechazan buscar asesorías de especialistas, así sea de carácter temporal, que puedan transmitir unos parámetros básicos pero indispensables al gerente y su equipo de trabajo para ejecutar y culminar exitosamente los proyectos.
Nuestra sector laboral latinoamericano de ingeniería y construcción, sin considerar riesgos y posiblemente motivado por la búsqueda de ahorros económicos que más tarde resultan impactando negativamente la inversión programada, estigmatiza la experiencia de personas senior. Lo hacen parecer una debilidad frente a lo que podrían aportar los junior o medios a los proyectos, a pesar de los primeros tener práctica y conocimientos por haber adelantado en el pasado trabajos similares.
Parte de responsabilidad cuando hay errores y fracasos recae no solamente al que se lanza sin conocer y haber ejecutado trabajos similares sino también sobre los contratantes al aceptar estos vacíos de experiencia en profesionales o empresas contratadas, ya que localmente el reclutamiento es frecuentemente enfocado hacia conseguir ofertas laborales competitivas por no designarla como más “baratas”. Esto es el resultado del exceso de oferta profesional en el país frente a la escasa demanda de servicios para contratar.
Situación frecuente que se presenta con el único fin de conseguir el negocio y para lo cual se lanzan al vacío y más grave aún, indiferentes a los términos y obligaciones que exige involucrar en su equipo de trabajo a profesionales familiarizados con el tipo de proyecto que se propone desarrollar.
Hablar sobre los resultados provenientes de esta curva de aprendizaje o “desconocimiento” debería ser un tema de discusión en universidades, cámaras, gremios y asociaciones del sector de la ingeniería y ciencias afines para minimizar la problemática actual en los proyectos estratégicos de la infraestructura nacional, ampliamente publicitada en los medios informativos.
Debemos ser conscientes al planificar el reclutamiento de profesionales: con responsabilidad hay que cumplir con los objetivos económicos y técnicos esperados, y descartar en lo posible las restricciones económicas y ansias excesivas de rentabilidad, poco recomendables a ser tenidas en cuenta durante los procesos de selección. Hay que orientarse un poco más hacia la idoneidad fundamentada principalmente en la experiencia y trayectoria en proyectos similares.