Expectativas y realidades

Expectativas y realidades

Los ideales históricamente han hecho parte de lo que anhelamos como sociedad, sin embargo, cuando llega la hora de hacerlos realidad el precio es otro

Por: Silvio E. Avendaño C.
febrero 27, 2019
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Expectativas y realidades
Foto: Pixabay

Hacia los años sesenta la clase media proyectaba a los hijos en la expectativa “tienes que crecer, estudiar, conseguir un trabajo y ser feliz…”. Bien puede pensarse que tal ideal no era otra cosa que la esperanza, pues la posibilidad encuentra con la historia, los móviles sociales y los recursos. Por eso puede decirse que tal expectación no era más que una ilusión.

Pero esa aspiración imaginaria suponía determinado sendero: la primaria, los estudios de bachillerato, la formación en una profesión, ciencia o arte, el trabajo. Si bien es cierto que el camino estaba en el horizonte del tiempo suponía determinado esfuerzo, un empeño personal y también las instituciones que garantizan educación, salud y trabajo.

Y en el fondo de la expectativa está la paz esquiva, pues para hacer posible la realización se necesita tal estado en la sociedad. Al mismo tiempo se supone que no se va a descarriar el niño, el adolescente, el joven en el delito, en el caer fuera del sistema y de la ley. Desde la perspectiva el orden social debía atender los medios para hacer posible el curso trazado a los jóvenes. Un conjunto de instituciones que hicieran posible la realización de lo soñado.

Pero no era más que un ideal. Mucho más puede decirse que hoy se encuentra en retirada tal expectativa, pues buena parte de la población declina hacia la pobreza. No se ve con claridad cómo la política lleva a la creación de los caminos para realización de lo esperado. Así, es significativo el creciente número de jóvenes que, al salir de los institutos técnicos, tecnológicos o universidades se encuentran “varados”, dado que no hay empleo, ni trabajo y la salud es un negocio. Y, peor si se mira lo que ocurre después de los estudios al encontrarse con salarios míseros. ¿No se vuelve contradictorio y hasta absurdo: “Si estudias y te esfuerzas podrás llegar donde quieras”?

Hacia 1960 la población de Colombia no llegaba a los 17 millones. En ese horizonte poblacional la clase media soñaba. Vale considerar si los sueños de aquellos años se realizaron. También si esa esperanza tiene sentido en 2019 porque: ¿Cuántos años de trabajo necesita un millennial para poder tener apartamento o casa? Se me dirá que hoy la casa es fácil de conseguir dada la modalidad del pago por cuotas, mas se olvida que el salario no da para inversión, pues se sobrevive en la frustración, la incertidumbre de la flexibilidad laboral.

No se puede olvidar que el contrato social supone la democracia que, no se puede confundir con los procesos electorales. La democracia como forma de gobierno tiene razón de ser en cuanto que tiene como sustento el factor económico para que no haya esa enorme distancia entre ricos y pobres. La perspectiva hace posible la vida del hombre y el ciudadano en el tejido de las instituciones privadas y públicas.

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