A primera vista parecía un domingo típico de Mundial. El sol estallaba sobre Bogotá y la carrera 30 estaba despejada. Incluso, a las 3:22 minutos de la tarde la entrada del cubo de Colsubsidio, el lugar donde la campaña de Duque esperaró los resultados, estaba casi desierta. Pasamos sin los problemas que hubo el 27 de mayo pasado cuando los seguidores del candidato uribista se agolparon en este mismo lugar y se sentían ganadores luego de constatar que la distancia de 20 puntos que auguraban la mayoría de encuestadoras se cumplía en la realidad casi que a rajatabla. A la entrada una rubia larga, elegante y de sonrisa amplia me entrega un broche naranja, un abanico y una cintilla del mismo color y con el nombre Duque brillando en letras doradas. Yo se las recibo y las guardo en el maletín.
Por los tres anillos de seguridad que se dispusieron nadie pidió documento alguno. La policía esculcó tres veces. Los ascensores, vacíos, nos llevaron al cuarto piso, el lugar en donde están las canchas sintéticas del Cubo de Colsubsidio. Lo primero que se ve al entrar es la tarima con los periodistas de todos los medios ubicados a unos cuarenta metros donde Iván Duque hablará, siendo el nuevo presidente de los colombianos, a las siete y media de la noche. Detrás de esa plataforma estaba una pantalla de unos cuarenta metros de largo por diez de alto. Aparece el logo de Duque Presidente, la canción que escribió para la campaña Poncho Zuleta y esporádicamente imágenes del Mundial de Rusia. El público está frío, expectante y de pie, ya no están las sillas que acomodaron el 27 de mayo. Son unos trescientos y sólo el puñado de cristianos del Mira, casi los mismos que he visto acompañar al candidato uribista durante toda la campaña y que fueron vitales para llenar el parque el Tunal en el cierre de hace un mes, son los que elevan canciones al cielo y cánticos de gloria dedicados al que esperan sea el sucesor de Juan Manuel Santos.
Minutos después todo parece desentumecerse, como si los goles de James Rodríguez en el pasado mundial de Brasil que reproducen en la pantalla gigante les quitara la escarcha. El lugar se convierte en un estadio, cuando corean “Esta fiesta si está buena, Duque, Duque, con Duque y Martha Lucía, el país va para arriba” y luego, cuando aparecen las imágenes del joven candidato del Centro Democrático, la euforia aumenta aún más “Colombia lo dice, Martha es mi dice” un grito que suena más duro en la garganta de los jóvenes del Mira.
El ex alcalde de Bogotá Jaime Castro fue uno de los primeros políticos que llegó al cubo. Lo hizo solo, vestido con una chaqueta azul y una camisa blanca. Sin corbata. Estaba pálido y parco a la hora de contestar preguntas. Faltaban diez minutos para que se cerraran en todo el país las mas de 19 mil mesas de votación. Los duquistas se toman selfies, sonríen lo menos posible mientras los equipos periodísticos de Semana, El Tiempo, RCN y Caracol van preparando un cubrimiento que irá hasta temprano. El registrador Juan Carlos Galindo prometió que a las cinco y cuarto de la tarde habrá terminado el escrutinio y Colombia ya sabrá quién es su nuevo presidente.
Faltando cinco minuto las radios del país hablan de las colas descomunales en Ciudad Bolívar, de la gente saliendo de sus casas a correr con frenesí esperando llegar a su puesto de votación. La jornada mundialista, con partidos tan interesantes como el triunfo de México sobre Alemania o el empate Suiza vs Brasil, durmió a buena parte de los votantes. Sin embargo se presume que la histórica cifra de participación en la primera vuelta, se repetirá.
Los periodistas, a tres minutos del cierre de votación, buscabann en el cubo de Colsubsidio una gota de café. Pero hoy, como sucedió con las sillas, también han escondido las cafeteras. Hay pequeñas filas frente a los dispensadores de agua que se han puesto en los costados y en el centro de las canchas sintéticas. A un minuto de las cuatro los muchachos del Mira son la voz que se sigue escuchando con mayor intensidad “Jóvenes con Duque” “jóvenes con Duque” se repite una y otra vez.
Contrario a lo que había sucedido en toda la campaña para el día decisivo la pantalla gigante emite imágenes de Caracol. Aparece un contador marcando los últimos diez segundos finales antes de cerrar las mesas de votación. Los jóvenes de Duque sacan las vuvuzelas, parece el mundial de Surafrica, es una algarabía como de enjambre de abejas gigantes revoloteando en el cubo. Los jóvenes de Duque siguen el conteo para atrás y cuando llega a cero ruge una explosión. Ese conteo final se cantó con la emoción de un gol hecho por el Tigre Falcao. Al poco tiempo de haber sintonizado Caracol parecen corregir el error y ponen a RCN. Las caras se tensan, hay nerviosismo.
El primer reporte de la registraduría, dado a las 4: 08 minutos, estalla el primero de los gritos de la tarde. La ventaja de diez puntos emociona a los seguidores del candidato uribista. Aun no hay nada ganado pero empezaron pisando fuerte: 5.951 contra 4.809. Entre el públcio está el ex senador Carlos Moreno de Caro, vestido de amarillo e inmune al paso del tiempo a sus 66 años. Se toma con tranquilidad la primera ventaja aunque se le nota la alegría en el brillo de los ojos. Sobre una plataforma Jaime Castro responde preguntas a RCN. La ventaja en el segundo boletín de la Registraduría, que representa el 1.75 por ciento de las mesas del país, se aumenta: 54.809 contra 38.208. “Y no, y no, y no me da la gana, una dictadura como la cubana”
El tercer boletín empieza a marcar una tendencia. La ventaja se mantiene, 455.241 vs 311.535. Ahora si las vuvuzelas hacen imposible que nos escuchemos los unos a los otros. El cubo del Colsubsidio es un estadio cada vez más sofocante y lleno. La entrada se congestiona, sin embargo los que siguen cantando más duro que todos son los cristianos del Mira. Empiezan a aparecer entre la aglomeración banderas tricolores con el escudo de Colombia. Todos confían, todos creen. Afuera, a las 4: 23 de la tarde, los carros vienen y van por la carrera 30, como si fuera un domingo normal.
Han dividido la pantalla gigante, a un costado está Caracol, a la otra está RCN. Cuando en la de Caracol aparece Angélica Lozano, la senadora verde, los abucheos se incrementan. Con el 22% del escrutado, el boletín cuatro, marca una diferencia de casi 600 mil votos. Duque va a ganar y su público lo sabe. No hay demostraciones excesivas de alegría, es como si lo supieran de siempre. El grito, cuando anuncian el boletín 5, el que ya marca una tendencia irremontable de 4.314.493 votos contra los 3.035.397 de Petro, se escucha en la voz de las casi dos mil personas que de un momento a otro han llegado un solo nombre: Uribe, Uribe, Uribe! Son las 4:30 de la tarde y la diferencia volvió a ser casi la misma que en la primera vuelta.
Un papá, vestido con indumentaria duquista, chaqueta tipo salvavidas y gorra naranja, le explica amorosamente a sus dos hijas de nueve y siete años que la distancia de 15 puntos que le ha sacado Duque a Gustavo Petro habiendo escrutado el 70% de las mesas, ya no la descuenta nadie, que la gran mayoría de encuestadoras han tenido la razón, que el presidente Uribe ha vuelto a ganar. A los “Si se pudo”, se le juntan los “Nos salvamos, nos salvamos”. El cubo es una fiesta. A las 4: 45, aunque la ventaja se redujo a 12 puntos
Había abrazos y hasta llanto y el nombre de Duque se confunde con el de Uribe. El triunfo es inobjetable. Una jefe de ceremonias se subió a la tarima a darle las gracias a los 10 millones de colombianos que votaron por Duque, a los que asistieron. Ahora la gente empezaba a gritar por Duque, querían ver a Duque. Tuvieron que esperar dos horas para verlo.