En los últimos meses los colombianos hemos visto con gran preocupación cómo una creciente ola de hermanos venezolanos están cada día llenando las ciudades de nuestro país. En Bogotá el asunto ya se torna alarmante, como nunca antes se había visto en la historia de esta ciudad. Las mareas de personas provenientes de allí trabajando en ventas ambulantes, construcción, oficios varios es de sorprendernos.
Colombia como país en vía de desarrollo posee enormes problemas internos, tanto en seguridad, educación, salud, empleo, entre otros más. Y ahora, empieza a abrir sus puertas a cientos de miles de personas que huyen de Venezuela, todo por las desastrosas políticas económicas que el presidente Maduro ha venido implementando en su gobierno —medidas que han logrado que su pueblo tanto el humilde, la clase media y los ricos salgan despavoridos antes de que se agrave aún más la situación—.
Antes de continuar es importante recordar que Venezuela recibió una enorme cantidad de colombianos que huyeron en los años 80 y 90 del siglo 20. Ese enorme auge petrolero de nuestros vecinos los hizo un Estado "rico" ( y saqueado también por el establecimiento histórico de esa nación). La economía venezolana era pujante, solida, estable y en crecimiento, su moneda el Bolívar era muy fuerte y los colombianos vieron la gran oportunidad para buscar una nueva vida y muchos se radicaron allí.
Tampoco olvidemos que hemos sido en los últimos 30 años grandes exportadores mundiales de compatriotas. Años y años de cochinada, injusticias, falta de oportunidades y guerra, obligaron a millones (alrededor de 4.7 millones) a salir al extranjero. Venezuela, España y Estados Unidos fueron los principales destinos.
En los últimos años, los gobernantes colombianos, con ánimos de fortalecer la inversión extranjera, le han vendido la idea al mundo de que nuestra economía va por buen camino y que es una de las mejores de la región. Sin embargo, lo que no sabe ese mundo exterior es que los resultados de esa buena economía casi siempre son para los mismos emporios económicos y que la mayoría de población recibe las migajas. Aunque hemos tenido avances, tampoco entraré en la ola de que todo ha sido malo, pues aún continuamos siendo una nación con altos índices de pobreza, falta de oportunidades, servicios básicos y con un gran éxodo de compatriotas hacia el extranjero.
"Bienvenidos los venezolanos" dicen o dan a entender
En días pasados, una serie de declaraciones que además de ser irresponsables, son muy insensibles con la histórica problemática interna que vive Colombia. Ciertos personajes del Estado como la ministra de Relaciones Exteriores María Ángela Holguín y el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa se han manifestado.
La ministra expresó en la emisora W Radio: "Le vamos a resolver la vida a todos los venezolanos que se vengan a vivir a Colombia"
Y el alcalde Enrique Peñalosa no contento con la gran inequidad social que vive la ciudad que gobierna, simplemente se unió a la causa proponiendo otorgar la ciudadanía a los venezolanos que deseen llegar a nuestro país, afirmo en Blu Radio.:
“Somos un pueblo hermano, prácticamente como si fuéramos un mismo país. Venezuela dio nacionalidad a los colombianos durante años”.
Uhmmm, ahora veamos este escenario que planteo.
La gran jugada política:
En los últimos años una mayoría de colombianos hemos tenido un gran inconformismo político por todo lo que sucede. Este ha llevado a formar nuevas iniciativas de hacer política, las cuales pretenden llegar al poder, tienen serias posibilidades y se constituyen como una verdadera opción tanto para las elecciones presidenciales como para las de Congreso (todo esto para el 2018 y el 2022).
Entiendo perfectamente la preocupación de algunos en este país con respecto a la llegada de estas nuevas miradas de hacer política con nuevos ideales, mucho más cuando algunos líderes de esta nueva ola están siendo complacientes con el desastroso gobierno de Nicolás Maduro o simplemente no le rechazan de una manera categórica y contundente (están escupiendo para lo alto).
Uno de tantos escenarios electorales que podrían suceder seria este:
Los colombianos debemos tener claro que al nacionalizar esta enorme cantidad de hermanos venezolanos, que huyen de allí con odio y recelo por la situación que viven, serían votantes habilitados para las elecciones en Colombia.
Nuestra nación podría correr el riesgo de tener gobernantes elegidos por un buen porcentaje de votos de "extranjeros nacionalizados recién llegados" que desconocen nuestra historia política. Extranjeros agradecidos con los gobernantes del establecimiento colombiano por abrirles las puertas de par en par en estos momentos de crisis que viven.
En mi opinión la ayuda a los hermanos venezolanos propuesta por la ministra Holguín, el presidente Santos y el alcalde Peñalosa, realmente NO es humanitaria. Debemos plantearnos si es una GRAN jugada política del establecimiento colombiano pensando en las elecciones a futuro, donde ese refuerzo antiprogresista les vendría como anillo al dedo dadas las circunstancias actuales.
Es importante dejar claro que nosotros los colombianos decidimos nuestro futuro, así como los venezolanos decidieron el suyo. No se les debe permitir bajo ningún punto de vista hacer política a los extranjeros, independientemente su ideología.
¿Qué desea promover, señor Nobel de Paz?: ¿que empiecen las agresiones (por no decir que nos matemos) entre colombianos y "venezolanos con ciudadanía", así como pasó entre godos y cachiporros? Los tiempos cambian y ya dejamos de ser tan ilusos en buena medida (aunque algunos se hayan estancado en ese pasado).
Reflexión:
No veo apropiado que nuestra nación permita en estos momentos que se le abran de par en par las puertas a ciudadanos extranjeros de "manera masiva" y peor aún con ciudadanía (es que ya hasta tenemos ínfulas de europeos o gringos). El destino político del país podría estar en manos de extranjeros recién llegados. Nadie desconoce que sí necesitan ayuda y se les debe brindar, por supuesto, pero solo hasta donde podamos. Además, debemos aclararles que no estamos preparados para recibirles en masa.
Si no tenemos las condiciones necesarias para satisfacer nuestras enormes necesidades internas, mucho menos para tener una gran oleada de extranjeros con poder de voto y acudiendo a los servicios de salud, empleo, educación entre otros. Ahhh... ni decir del posible aumento de la inseguridad, y eso que estamos dominados por la delincuencia. No todos vendrán a hacer inversiones como dice el alcalde Peñalosa, de eso estemos seguros.
Esta entrada no es para incitar al odio hacia nuestros necesitados hermanos venezolanos. He tenido la oportunidad de hablar con varios de ellos y son personas de bien, trabajadoras, amables, honestas y muy amenas al dialogar. Ante todo soy un "colombiano preocupado" y este posible escenario electoral que expongo podría darse, de allí que esté alertando hacia esta hipotética situación.
A tener muy claro:
Las condiciones de riqueza petrolera de Venezuela, que en su momento le abrió las puertas a nuestro país, fueron óptimas y apropiadas para recibir la mano de obra extranjera en enormes cantidades. Por el contrario, en Colombia hoy día vivimos una era de posconflicto en donde un buen porcentaje de su geografía está destrozada por tantos años de guerra entre el Estado, los paramilitares, la guerrilla y los narcotraficantes. Eso, sin contar con el ELN y la delincuencia común que ahora es el gran referente en lo que se refiera a dominar e implantar el terror en varios lugares. Como antes lo mencioné, la salud, educación, empleo, seguridad NO son óptimos y nada ejemplares en nuestro país.
Ahora me pregunto y les pregunto: ¿estamos listos para recibir extranjeros de manera masiva y con posible poder de voto electoral?
