Comparto la necesidad de reactivar nuestra economía. Sin embargo, el gobierno nacional se equivoca en los actuales momentos de pandemia a través del día sin IVA, ya que no se ha superado la fase de mitigación.
Para la muestra: el jueves fue una jornada compleja, las autoridades del sector reportaron récord en el número de fallecidos por la enfermedad; el viernes la cosa no mejoró, la jornada se inició con 60.217 contagiados y 1.950 muertos; y el sábado la situación continuó empeorando (65.633 y 2.126, respectivamente). Falta observar el comportamiento de los próximos días y mirar cuántos nuevos casos fueron aportados por el Covid-Friday, donde varias personas prefirieron arriesgar su salud por un electrodoméstico a cuotas.
En fin, lo que se vio en los medios de comunicación, sobre todo lo relacionado con las grandes superficies y la actitud de algunas de estas al solo realizar descuentos presencialmente y no de manera virtual, es un despropósito. Eso sin contar con que las quejas de los usuarios que acusan a algunas de aumentar el valor de los productos para poderlos rebajar en un 19% el día del Covid-Friday son una locura.
Realmente, el ser humano es un Homus economicus que se sobrepone al Homus eticus... Ante esta situación, desafortunadamente, tengo que darle la razón a los neoclásicos: “la humanidad basa sus decisiones considerando su propia función de utilidad personal”. ¿Falta observar a quién beneficia todo este tema?, ¿quién le saca provecho al 65% de aumento en las ventas, al acrecentamiento de los infectados y su correspondiente mortalidad?
La aglomeración de gente y las peleas por conseguir un cupo en las estadísticas de la letalidad de esta pandemia nos demuestran que nuestra cultura no da para más y que nos falta mucho hacia ser un país desarrollado. Posiblemente, los usuarios pensaron en tomar a cuotas las compras y pagar solamente una ahorrándose el resto... Lo anterior sin olvidar que, luego de más de noventa días de encierro, nuestros gobernantes enviaron un mensaje ambiguo, que probablemente hará perder lo que se había logrado. Eso sin dejar de lado que dizque el pueblo estaba aguantando hambre...
Señores del gobierno nacional y del gabinete que toma las decisiones, dejen las otras dos jornadas sin IVA para después de septiembre, posteriormente del pico de la pandemia. De verdad, lo ocurrido dejó ver que estamos acostumbrados al buen estilo de Theodore Roosevelt: “zanahoria y del garrote”. ¡Bienvenidos al realismo mágico!