Las normas internacionales ISO de la familia 14001 son a mi juicio las normas más importantes de todas. Pienso que deberían ser de obligatorio cumplimiento en todos los países y para todas las industrias, ya que debemos pensar en conservar nuestro planeta. Por otra parte, es entendible que las empresas quieran generar recursos económicos, proveer de trabajo a una población en específico y contribuir con el progreso de una región, pero hay que preguntarse: ¿a qué costo?
En el caso específico de la norma ISO 14001 de 2015 es importante resaltar que se introduce el concepto de responsabilidad social, entendiendo este que desde la gerencia o dirección de la empresa se debe definir la planeación estratégica ambiental. Esto resulta muy interesante ya que del liderazgo del gerente, administrador o director de la organización depende la correcta identificación de los grupos de interés relevantes, es decir, a quienes se le deben satisfacer las necesidades o solucionar los impactos, ambientalmente hablando.
Recordemos que el capitalismo salvaje ha creado un estereotipo de “éxito” relacionado con el dinero, pero el “éxito” o el “progreso” no son necesariamente la consecución de la riqueza, y mucho menos si esta se obtiene pasando por encima de otros o por encima de la propia naturaleza. Entonces, es donde la responsabilidad social entra desde la 14001:2015, que de manera coloquial podemos interpretar como: “Señor empresario, usted puede generar toda la riqueza que quiera, puede obtener todo el dinero que quiera, producto de sus actividades, pero por favor no dañe su entorno ni el de los demás, y si es imposible no afectarlo, minimice ese impacto”.
Recordemos que en Colombia con la idea del “progreso” han llenado las ciudades de concreto, han querido hacer vías destruyendo humedales, porque es más importante el uso del automóvil que un aire limpio para todos. También, de manera insensata han vendido la idea de que algunas obras como la urbanización de las reservas forestales no afectan los ecosistemas, pero es seguro que a largo plazo deterioran el suelo, el agua, la flora, la fauna y en ocasiones, hasta del clima.
Conviene recordar el clima de Bogotá hoy en día y el de hace 20 años. Igualmente, basta ver ejemplos como los de la Guajira, en el que se desvió el cauce del río Ranchería para la explotación carbonífera, prácticamente dejando sin agua a varias comunidades, que literalmente murieron por deshidratación. ¿Acaso este no es un crimen de lesa humanidad y por ende una ausencia de la responsabilidad social y los grupos de interés de la que nos habla la 14001:2015?
Por otro lado, se puede mencionar la minería ilegal en la extracción de oro, que le hace daño a nuestros ríos por la altísima concentración de mercurio que es arrojada. Reconozcamos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga como como uno de los diez grupos de productos químicos con mayor impacto en la salud humana al mercurio y a sus compuestos, y así un sinnúmero de ejemplos negativos que nos indican que nos estamos “tirando” al planeta.
Es importante que desde la educación temprana se formen ciudadanos conscientes de la importancia de los recursos naturales, su correcto aprovechamiento y su cuidado; que a los niños se les eduque para preservar la vida, no para aniquilarla; que se les enseñe que hay recursos que valen más que el mismo dinero; que podemos generar ideas para crear empresas pero de manera responsable; que hay guías de implementación de normas como la mencionada acá que nos ayudarán a disminuir esos impactos ambientales negativos y economizar gastos para las futuras empresas.
Soy un convencido de que la educación actual debe tener un enfoque distinto, no centrado en el dinero, sino en el bienestar de todos los habitantes. Una educación que nos permita entender que podemos modificar nuestro entorno para el beneficio colectivo, pero de una manera más amable, más amigable, generando energías limpias, y sistemas autosostenibles.
Así mismo, podemos afirmar que desde una ingeniería responsable socialmente se pueden aportar conocimientos distintos que no impacten negativamente los ecosistemas; que los ciudadanos comunes y corrientes podemos reciclar de manera juiciosa y en las compañías, que es donde podemos implementar los sistemas de gestión ambiental, establecer programas de capacitación para los colaboradores y programas de gestión de residuos. Hace falta que mutemos a otras tecnologías que sean más limpias y que seguramente serán más rentables en el futuro próximo.
Así mismo creo que el Estado tiene el deber moral y ético de divulgar no solo la norma ISO 14001:2015, que es la que nos atañe en este texto, sino todas la normas internacionales que nos ayuden a vivir mejor, que permitan que las empresas prosperen, pero cuidando el medioambiente. Por último, es importante que se entreguen productos y servicios de altísima calidad, donde los colaboradores tengan todas las medidas de seguridad pertinentes para el desarrollo adecuado de sus actividades.
