Es evidente que existe una campaña para mover la sede de la Selección Colombia a Medellín. En la pasada fecha FIFA ante Uruguay fue Farid Diaz, jugador de Atlético Nacional, quien arremetió contra el gramado del Metropolitano (con razón): “La cancha es muy mala, tú vas al Atanasio y llueve igual se juega. Aquí deben trabajar más la cancha si quieren que el equipo juegue mejor”, dijo el lateral izquierdo sin tener en cuenta que por un mal rechazo suyo, vino el gol de “Cebollita” Rodríguez.
Un mes después recibimos a los bicampeones de América (Chile) con Arturo Vidal a la cabeza, quien también criticó el mal estado del terreno y las condiciones climáticas, pero que jugó mejor que los colombianos y paró cuantas veces quiso el partido: “No se puede jugar en una cancha así. Ojalá Colombia cambié de sede. Somos la única (selección) que no saca ventaja de la cancha ni del clima”, expresó el del Bayern Múnich.
No obstante, ayer ante los micrófonos de la prensa local e internacional surgió un reproche inesperado: “El estado del campo no es apto para la selección. Es sólo arena y barro. Hemos hablado eso por varios meses y ya no está bien; entonces para ver si aquí en Barranquilla pueden hacer eso”, comentó James Rodríguez con mucha razón pero lejos de reconocer su pésimo nivel futbolístico, reflejado en la constante suplencia que vive en el Real Madrid donde la cancha siempre es un “tapete”. ¡Y ojo, soy defensor del 10!
Otras personalidades que han desacreditado el campo del “Metro” son: Juan Antonio Pizzi (DT de Chile), José Néstor Pekerman y, curiosamente, Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín: “No quiero ser oportunista, porque Barranquilla ha sido muy buen anfitrión, pero ahora que tienen problemas traigámoslo. Queremos ser la casa de la Selección”, indicó el mandatario quien aprovechó para mencionar la ultima final de Copa Libertadores.
Lo peor del caso, es que tres de los mencionados antes, relacionados directamente con Medellín o Envigado, tienen toda la razón: el campo de Junior es un desastre como su administración. La firma bogotana Equiver Ltda., contratada hace cinco meses para el mantenimiento de la gramilla del Roberto Meléndez, no ha podido cumplir con los estándares requeridos. Ésta empresa cobró 600 millones de pesos y es la misma que cuida la grama del estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá.
“Las canchas del interior no aguantan un chaparrón porque se inundan”, dijo Amilkar Huertas hace un mes, el ingeniero agrónomo que diseñó y construyó la cancha del Metropolitano hace 30 años, pero que injustamente ha sido vetado por Coldeportes, según él, porque no aceptó trabajar con la formula que aplican los agrónomos de esa entidad. Además, el ingeniero ha venido denunciando lo mismo que el 10 del Real Madrid: “Parece que le están aplicando arena y barro a la cancha. Con algún material raro están trabajando pero yo garantizo la calidad del campo que construí y ni con el aguacero mas fuerte se inundará. Habrá que esperar de 15 a 20 minutos para que el drenaje haga su trabajo”, indicó el especialista en física de suelos. Gran prueba de ello fue el 6 de septiembre de 2013, cuando en Barranquilla cayó un diluvio violento que puso en duda el desarrollo del juego Colombia vs. Ecuador, por eliminatorias a Brasil 2014 y donde ganamos con un gol del James "crack". Ese día tanto arbitro del encuentro como los jugadores ecuatorianos quedaron sorprendidos: la cancha del “Metro” drenó en 30 minutos y se jugó correctamente. Un certificando de calidad para el terreno que Joao Havelange, ex presidente de la FIFA, halagó sin condiciones el 7 de mayo de 1986 luego de tocarlo con sus manos: “Es una obra majestuosa e imponente. Tiene una de las mejores canchas de Suramérica, lo puedo afirmar sin equivocarme porque conozco todos los estadios del mundo”, concluyó.
No obstante, hoy por hoy el Metropolitano sufre. Su grama ha sido maltratada y sus gradas sólo se llenan cuando juega la Selección. Lejos está de sus mejores épocas cuando no cabía un alma para ver un Junior vs. Unión Magdalena o una Selección Colombia con Valderrama comandando. Situación que es aprovechada (lógicamente) para promocionar el estadio de Medellín, que atraviesa una época rica en buenas condiciones, tecnología, afición y con el campeón de América jugando en su corazón. Pero de lo que nadie se puede olvidar, es que afuera del “Coloso de la Ciudadela” Colombia ha conseguido poco o nada. El ambiente incomparable hacen de cada partido un autentico carnaval pintado de amarillo, azul y rojo. Convirtiendo el evento en una experiencia inolvidable que hasta los hinchas rivales quieren experimentar, como es el caso de los 2.000 chilenos que llegaron a Barranquilla haciendo una “colombianada” (cantando el himno de su país hasta el final y a todo pulmón como los colombianos en Brasil 2014). “Vinimos para apoyar a la Roja en un partido duro. Nos habían dicho que Barranquilla es un infierno pero con un ambiente lindo y no se equivocaron. Sacamos un punto valioso y nos vamos a casa felices también de haber vivido esta experiencia única”, explicó uno de los aficionados chilenos al termino del partido.
Afortunadamente Barranquilla cuenta con mucho apoyo. José Pekerman criticó la cancha pero defiende la sede y sólo pide la mejoría del terreno. El presidente de Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurum, también protege la casa de la Selección: “No hay posibilidades de cambiar la sede, no hablemos más de ese tema”, dijo el dirigente. Asimismo, en el proyecto urbanístico Alameda del Río, ubicado sobre la Av. Circunvalar, se construye “La casa oficial”. Un complejo deportivo de 6.900 M2 (metros cuadrados) en un lote de 81 mil M2, que albergará a los mejores jugadores de Colombia y sus categorías durante cualquier evento internacional. Sin duda, una obra que garantiza por muchos años la continuidad de Barranquilla como sede.
Por ultimo, los jugadores de la Selección no pueden ser tan displicentes con un recinto que les ha dado tanto. Según ellos, la razón de su falta de identidad de juego y actitud es culpa de la cancha, como dijo Farid Diaz: “Deben arreglar la cancha si quieren que juguemos mejor”. Palabras incipientes que hieren a la ciudad y revelan una falta de profesionalismo, porque esas cosas se exigen en privado con las personas encargadas del campo, no con la gente donde lo único que generan es división. ¿Qué tal si estos jugadores hubieran jugado en los potreros donde jugó Maradona, Simeone, Valderrama y Johan Cruyff, entre otros, siendo profesionales? ¡Esos era unos verdaderos barriales pero les sobraba lo que a éstos les falta: actitud! De ejemplo tenemos a Venezuela, que por esta misma fecha eliminatoria enfrentó a Bolivia en un verdadero potrero y les propinaron 5 a 0.
Me quedo con una frase épica dicha por “El Príncipe” Enzo Francescoli, luego de jugar contra Junior hace algunos años: “Barranquilla debe sentirse orgullosa porque tienen un estadio imponente y sobre todo una calidad de grama propicia para jugar el buen fútbol”.
@NytoSports