Ya ha pasado más de una semana desde que se dio el lamentable secuestro de nuestro paisano y amigo Carlos Omar Delgado Bautista, exalcalde de nuestro municipio Toledo, Norte de Santander. Desde entonces no hemos cesado en el pedido de su inmediata liberación. Por eso seguimos exigiendo el derecho ciudadano a vivir en paz, a movilizarnos libremente por nuestro territorio, a no sufrir ningún tipo de violencia. En el día de ayer su esposa, en una misa oficiada en Cúcuta, pedía por su pronta liberación. Ya el secuestro de un ciudadano es trágico de por sí; pero a este caso se le suma, que el papá de Carlos Omar es un señor de avanzada edad y en delicado estado de salud a quien no se le ha contado el secuestro de su hijo por el temor a que salud empeore.
El municipio de Toledo está cansado de este tipo de acciones, independientemente si provienen de grupos guerrilleros o delincuencia común, pues al ciudadano de a pie la violencia le afecta sin importar su origen. Toledo Norte de Santander, al igual que los municipios vecinos, es una zona de una fuerte raigambre campesina, con una vocación agrícola, caficultora, lechera, etc. Nuestras poblaciones han tenido que soportar por años todo el hilo de la violencia de la historia de Colombia, aún así nos resistimos a creer y aceptar que la violencia siga marcando nuestro presente. Siempre, como nortesantandereanos, seguiremos optando por el trabajo honrado, por seguir labrando estas montañas y valles benditos que tenemos como terruño.
Como colombianos debemos seguir rechazando todo tipo de violencia, venga de donde venga. Durante muchos años en nuestro suelo, los grupos armados ilegales se arrogaron la autoridad de retener, secuestrar a cientos de miles de civiles. Esta práctica es una de las acciones violentas más detestadas por el común de los ciudadanos. No porque afecte a una u otra familia que conozcamos, sino porque en sí misma es una acción inhumana, irracional, carente de sentido y por ende intolerable.
Ojalá que la liberación de nuestro paisano se dé pronto, que pueda volver a los brazos de sus hijos y su esposa, que pueda seguir siendo el hijo que está atento a su viejo querido. Ojalá que sus captores entiendan, que por esta acción, ellos también se secuestran y se tratan a sí mismos sin ningún respeto. Ojalá que los captores entiendan que no se les está pidiendo solo un acto de corazón y benevolencia, sino un acto racional, inteligente y humano, que es respetar en todo el sentido de la palabra, la vida y la libertad de Carlos Omar Delgado Bautista.
Los toledanos que nos encontramos en distintas partes de Colombia y el mundo, seguiremos unidos en solidaridad con la familia de Carlos Omar, rogando al cielo que esta tragedia termine pronto.
¡Libérenlo ya!