Ahora que estamos entrando de lleno al posconflicto, ahora que en su afán por consolidar la posibilidad de firmar el acuerdo definitivo, el Gobierno está reconociendo que el Caquetá ha puesto su mayor cuota de sacrificio en la guerra a nivel nacional. Este, precisamente, es el momento de exigirle al Gobierno Nacional la revocatoria total de las licencias para explotación petrolera que ha concedido a las multinacionales en el departamento; la oportunidad es única.
Desde esta humilde columna, respetuosamente hacemos un llamado a las autoridades regionales, gobernador, alcaldes, representantes a la cámara, diputados, concejales, ediles, a las juntas de acción comunal, a las entidades prestadoras de servicios públicos, a la Cámara de Comercio de Florencia, a los ganaderos, campesinos, docentes, estudiantes, amas de casa, fuerzas vivas en general, a que le exijamos al Gobierno Nacional como primera e ineludible condición para apoyarlo en el posconflicto, que revoque las licencias de exploración y explotación, concedidas a las multinacionales del petróleo en El Caquetá.
Revocar esas licencias significa salvar al departamento de la debacle que se avecina con la entrada de esas multinacionales que ineludiblemente destruirán nuestro ecosistema y como es obvio, el agua que es vida.
Si esto se logra, Florencia en particular y el departamento en general, pueden ser direccionados en el posconflicto a través de proyectos importantes, a convertirse en la potencia ecoturística que Colombia necesita y por ende, a convertirse en generadora de recursos sanos, en epicentro de riqueza sin destruir el medio ambiente que es el mayor tesoro que tenemos, no solo los caqueteños, sino los colombianos en general.
Nada justifica que esas licencias continúen siendo la espada de Damócles que se balancea sobre nuestras cabezas; ningún argumento es válido ante cualquier asomo de destrucción del medio ambiente, en especial en la entrada de la Amazonía; ni la necesidad perentoria de recursos para tapar los huecos fiscales, ni el cuentico de que habrá compensaciones, que los daños ambientales no serán mayores; eso no lo cree nadie; solo revocando las mencionadas licencias y enrumbando por los caminos del ecoturismo a la región, los caqueteños podremos aceptar todas esas promesas de posconflicto. Todo lo contrario, tenemos la sartén por el mango y tenemos que aprovecharla al máximo.