A raíz de las protestas que se presentan en Colombia, desde el mes de noviembre del año pasado, hemos escuchado decir a líderes estudiantiles en diferentes medios de comunicación que lo que se busca en el país son cambios estructurales, por lo que vale la pena preguntar ¿cuáles serían esos cambios estructurales que estos jóvenes desean? Ya que, según eso, en buen romance se estaría buscando el cambio del sistema político, económico y social del país, teniendo como referentes no muy lejanos a Cuba, Venezuela y Nicaragua, por lo que se podría deducir que lo que anhelan estos muchachos azuzados por personas mayores, es ver a Colombia entrar en la senda comunista del socialismo del siglo XXl y poco les interesaría las reivindicaciones en la educación que necesita la nación.
No hay que hacer mucho esfuerzo mental ni visual para conocer las “bondades” del régimen venezolano, que desde hace 21 años comenzó sus cambios estructurales, en donde los más perjudicados han sido los jóvenes masacrados en varias ocasiones por la camarilla comunista de Nicolás Maduro, pues de acuerdo a denuncias de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, fueron ejecutadas 6800 personas, en su mayoría jóvenes, por la dictadura durante las manifestaciones, solamente desde enero de 2018 a marzo de 2019; a lo que hay que agregar los 6 millones de refugiados venezolanos en los países vecinos, incluyendo desde luego Colombia, y que en su gran mayoría no pasan de 35 años.
Los líderes estudiantiles colombianos se deberían dar cuenta de la situación de millones de jóvenes de su misma edad venezolanos, que en nuestro país y en otros de la región les toca pedir limosna, muchos de ellos con títulos universitarios, siendo ese el resultado de la “revolución bolivariana” y los cambios estructurales que le hicieron a Venezuela Hugo Chávez y su cáfila.
Han sido tan nefastos los resultados de los cambios estructurales cuando el comunismo ha asaltado el poder en algunas naciones, que, según El libro negro del comunismo (1997), editado por Stéphane Courtois, en el caso de China, después de octubre de 1949 ,cuando Mao Tse Tung llega al poder, son asesinadas 82 millones de personas durante la revolución cultural y la colectivización; en la URSS la dictadura comunista de Lenin y Stalin mató a 37 millones; en Corea del Norte durante el gobierno de Kim Il sung fueron asesinadas 4,6 millones.
En Vietnam, con Ho Chi Minh y su banda, mataron a 3,8 millones; en Camboya, con el “camarada” Pol Pot a la cabeza, se asesinaron a 3 millones de seres humanos; en Cuba, con el régimen de los Castro, 120 mil personas; en Venezuela con Chávez y Maduro, en 21 años de “revolución y socialismo”, 300 mil muertos; a lo que habría que agregar millones de crímenes en los países de la antigua “Cortina de Hierro”; además, las bandas armadas marxistas que mediante la violencia han asolado a diferentes países del mundo para la toma del poder, tienen la responsabilidad de 2 millones de víctimas asesinadas en África, Asia y Latinoamérica, desde luego buscando los cambios estructurales que tanto se predican en Colombia.
A los militantes marxistas resabidos que llevan muchos años abrazando esos dogmas, les importa un comino las calamidades y sufrimientos del pueblo venezolano, observando de pordioseros en diferentes partes de la región a la juventud de la patria de Bolívar, ya que lo que les interesa a estos redomados es que la doctrina comunista sea llevada a la práctica en Colombia, sin importarles sus resultados catastróficos; pero a la juventud estudiantil que mira la miserable condición de sus contemporáneos venezolanos, sí les debería preocupar y tener una mente abierta para poder discernir acerca de las desgracias que acarrea el comunismo y no ignorar que en esa situación, en algún tiempo, nuestros jóvenes se pueden encontrar, sin importar que en la actualidad líderes estudiantiles estén proclamando los tales cambios estructurales.
Es indiscutible que a la educación del país se le deben hacer transformaciones, especialmente en la calidad, rechazando la corrupción en los centros educativos y exigiendo oportunidades para que un mayor número de estudiantes puedan ingresar a la educación superior, garantizándoles empleo digno a los egresados; esas serían las bases por las cuales los estudiantes deberían estar en la protesta; pero cuando surgen los componentes políticos e ideológicos del marxismo que poco le interesa el progreso social y humano de los estudiantes, sino tenerlos como masa de maniobra para objetivos burocráticos de sus élites, la lucha pierde la esencia, por eso los cambios estructurales tan mentados hacen parte de un programa político totalitario para llevar a la nación a una situación tan trágica como la de Venezuela, que es el espejo que tenemos más cercano para mirarnos.