Evo Morales y García Linera han dado una gran lección al mundo y al campo popular latinoamericano: para evitar una cruenta guerra civil, para evitar un inútil derramamiento de sangre, para evitar que la ultraderecha neonazi coronara su demencial objetivo de imponer un régimen de gorilas al estilo Pinochet, Videla y Bolsonaro, han preferido replegarse estratégicamente. Saben que este es un juego de largo aliento y de lo que se trata es de proteger al pueblo y las grandes conquistas alcanzadas en los últimos años en favor de los derechos de los indígenas, los campesinos, las mujeres y los jóvenes.
Es lo que explica su llamado a que la OEA realizara una revisión de las votaciones presidenciales con nuevos vocales en el Tribunal Electoral, no obstante ser la OEA de Almagro un instrumento del golpismo imperial.
Eso es lo que explica su primer llamado a nuevas elecciones en las que segurísimo validara su amplia ventaja sobre Carlos Mesa y el bloque de la ultraderecha neoliberal.
Es lo que explica su tolerancia, ingenua, para algunos, de las acciones provocadoras de Luis Fernando Camacho, el Jefe de la asonada narco fascista, hasta permitir su ingreso al Palacio Presidencial con la Biblia y armado hasta los dientes.
Es lo que explica la renuncia de Evo y García Linera a sus cargos respectivos, para que una nueva autoridad convoque a elecciones en un plazo de 90 días, en las que cargados de legitimidad, pueden poner sus nombres a consideración de la ciudadanía en una fórmula que acoja la hábil salida de Cristina Kirchner en Argentina para cerrar el paso al bloque macrista del capitalismo salvaje.
Es lo que explica su cuidadoso manejo de los militares de Kalimán para alentar fisuras y contradicciones con los policías de la asonada, cuyo Jefe Yuri Calderón (quien acaba de renunciar) ha salido presuroso a declarar que no hay orden de captura contra Morales.
Es lo que explica, finalmente, su viaje a Chimoré en Cochabamba para organizar el contragolpe popular que seguro, como lo pretenderán algunas almas febriles, no será inmediato, pues requiere método, paciencia y talento para evitar las provocaciones del imperio y la horda fascista. Por lo pronto los cocaleros de Chimoré han cerrado su aeropuerto como medida preventiva frente a un asalto de Camacho y su horda de asesinos.
Evo y García Linera nos están dando una gran lección, histórica, por supuesto. Nos recuerdan a Lenin y la derrota del alzamiento revolucionario en 1905 en Rusia. En adelante todo fue espera y organización hasta 1917, cuando estalló la revolución de octubre.
Lo importante es que Evo no fue asesinado y está libre. Junto a García Linera, con sus cerebros funcionando a plenitud para devolver el golpe.
El contraste con Chile, Ecuador y Colombia
Un elemento a destacar de la coyuntura boliviana es el enorme contraste del gesto pacifista de Evo con lo que ocurre en la actualidad en Chile. En este país, el neo pinochetista de Sebastián Piñera, aferrado y atornillado en el poder, ha sacado a relucir toda su catadura despótica, asesinando, encarcelando y violentando a la ciudadanía para impedir los cambios constitucionales y sociales que demanda la sociedad. Piñera ha tirado a la calle a los militares y a los carabineros para aplastar un más que legítimo alzamiento popular que ya completa 23 días contra el neoliberalismo y la dictadura disfrazada que dejó el dictador Augusto Pinochet. Ya son casi 25 muertos, 1500 presos, miles de ciudadanos con pérdidas de sus ojos y otras partes del cuerpo destruidos a perdigonazos, y centenares de mujeres violadas por la escuadra de carabineros y de soldados enfermos de odio hacia el pueblo.
Mientras Evo renunció, Piñera y su podrida rosca se aferran al poder con todos sus privilegios. A última hora, ayer domingo en la noche, sacaron de la chistera, para impedir el paro nacional del 12 de noviembre, un vulgar Congreso Constituyente y un plebiscito refrendatorio que es una burla a las demandas democráticas de la multitud enardecida.
Igual el contraste con lo acaecido en Ecuador, donde el Judas de Lenin Moreno ejecutó una brutal respuesta -cargada de sangre, odio y masacre- para aplastar el levantamiento indígena y popular contra el paquetazo del Fondo Monetario Internacional. Ni de fundas se le pasó por la cabeza renunciar a su cargo presidencial, asunto que está pendiente mientras se organiza y adelanta un nuevo levantamiento social para liquidar el régimen felón y pro imperialista de Moreno.
Lo de Evo contrasta con el paro del 21 de noviembre que camina en Colombia organizado por los universitarios, las centrales obreras, los campesinos, los maestros, los defensores de la paz, los reincorporados de las Farc y desempleados para liquidar el paquetazo neoliberal del régimen neoparamilitar de Duque y Uribe, quienes ya tienen listas medidas de corte marcial y de Estado de excepción (Agamben) para encarcelar, asesinar, masacrar y judicializar los líderes de la protesta, con acciones bastante similares al reciente bombardeo de supuestos campamentos guerrilleros donde murieron más de 10 menores de edad acribillados dizque con el amparo del Derecho Internacional humanitario DIH, válido en casos de conflictos bélicos que según Duque y Uribe ya no existe en Colombia.
A Duque (Viejo, te hablamos del Paro del 21N y sus justas demandas) ni le pasa por la cabeza, como si a Evo Morales, renunciar a su cargo, en una coyuntura en que su capacidad de gobierno está por el suelo dado su abierto enfrentamiento con el poder legislativo, su desconexión con el país nacional y su choque las cortes judiciales que quiere liquidar con maniobras oscuras para impedir el encarcelamiento de Uribe Vélez, vinculado a un proceso penal por falsos testigos para enlodar al senador Iván Cepeda y con la creación, junto a su hermano, de terribles grupos paramilitares en el Departamento de Antioquia donde se ubican sus grandes feudos ganaderos y azucareros.
Si hay motivos para una renuncia presidencial inmediata es en Colombia, donde Duque y su partido político, el Centro Democrático con su Jefe Supremo, acaban de ser duramente derrotados electoralmente por una ciudadanía indignada con la corrupción, la violencia y la incapacidad administrativa del actual jefe de la Casa de Nariño, cuyo cínico Ministro de Defensa (Botero), responsable de un bombardeo a niños, fue censurado por el poder legislativo de manera unánime.
Repudio latinoamericano al golpe y apoyo a Evo
La renuncia temporal de Evo en Bolivia, condenada como un “golpe de estado policial” y una “asonada neonazi”, por López Obrador de México, Alberto y Cristina Fernández de Argentina, por Díaz-Canel de Cuba, Petro de Colombia y Maduro de Venezuela, es un repliegue necesario que coincide con las grandes movilizaciones desatadas en Brasil, el gigante del sur, a raíz de la libertad de Lula da Silva, cuya presencia y liderazgo en plazas, avenidas y pueblos del nordeste y el sur de Brasil están conmocionando dicha nación y el continente, colocando a la defensiva a Bolsonaro, la principal ficha de la fascistización imperialista de Sudamérica.
Evo y García Linera están mostrando que no son estúpidos, han hecho una lectura adecuada de la coyuntura dando un buen manejo a la situación, ganando legitimidad para sus siguientes movidas políticas y electorales. La ultraderecha de Santa Cruz, Potosí, Beni, Pando y La Paz no la tienen toda a su favor.
Lo que viene es candela y acción de masas en ascenso.