En menos de una semana, dos niños indígenas Wayúu han muerto por desnutrición. El fenómeno es recurrente, pues en el 2015 30 niños perdieron su vida por no tener una alimentación adecuada. Vergüenza nacional. En pleno siglo XX donde las condiciones de Seguridad Alimentaria deben estar aseguradas para la primera infancia, suceden estos casos netamente previsibles, en una Colombia con operadores del ICBF que en teoría garantizan la alimentación de esos infantes. ¡Pero no! Se roban el dinero y las raciones se pudren o están del todo en mal estado, sin bitácora nutricional diferencial. Indolencia de las autoridades, nacionales, departamentales y regionales.
Muchas han sido las intervenciones de las autoridades indígenas locales y regionales ante estos eventos. La importancia de los aspectos culturales de la reproducción radica principalmente en que constituyen elementos esenciales para la formulación e implantación de políticas de atención en salud reproductiva, que valoricen los aspectos culturales y les impriman especificidad a los programas y proyectos en dicho campo. Podemos decir, sin lugar a dudas, que los programas de protección y de cuidado de la salud de los niños deberían aportar elementos teóricos y metodológicos para el estudio de realidades complejas. La temática se sitúa entre la antropología y la relación entre la demografía y la salud, con la posibilidad de aplicar sus lineamientos en la salud reproductiva de los pueblos indígenas. Para enfrentar dicho desafío, es necesario un enfoque intercultural y una metodología que considere la interdisciplinariedad para dar cuenta de los fenómenos que gravitan alrededor de la esfera reproductiva.
Siempre se ha creído, y las investigaciones lo demuestran, que las experiencias tempranas pueden influir en el desarrollo del individuo y que la temprana infancia, definida como el período que va desde los 0 a los 6 años – y en particular el intervalo de los 0 a los 3 – brindan oportunidades únicas de cambiar el curso del desarrollo de los niños más vulnerables. Esto quiere decir que este primer período de la vida, sustantivo, importante y decisivo en muchos sentidos, del cual depende de lo que ocurre con el ser humano en años posteriores, tiene que ser abordado de manera íntegra e integral. El desarrollo infantil temprano sí marca una diferencia, es necesario, entonces un esfuerzo político sostenido de los Cabildos Locales para apoyar, establecer y expandir manejos eficaces dirigidos a los padres, a los niños y en particular a aquellos en situaciones de vulnerabilidad. Se debe entender que nuestra preocupación por la supervivencia debe estar íntimamente asociada a todos los aspectos que tienen que ver con el cuidado y desarrollo del niño, ya que estos primeros momentos de la vida son los que aseguran la posibilidad de un avance mayor – necesario, merecido y ganado como derecho - Esto, no es simplemente producto de la caridad, o la conmiseración, todos juntos podemos confluir y poner en prácticas políticas y propender porque estas sean precedidas por el enorme – permanente – rótulo y por la visión constante de que estamos frente a niños cuyos derechos tienen que ser garantizados.
El Código de la Infancia y la Adolescencia, Ley 1098 de 2006 es claro en su concepción y acción. Su objeto es establecer normas sustantivas y procesales para la protección integral de los niños, las niñas y los adolescentes, garantizar el ejercicio de sus derechos y libertades consagrados en los instrumentos internacionales de los derechos humanos, en la Constitución Política y en las leyes, así como su restablecimiento. Dicha garantía y protección será obligación de la familia, la sociedad y el Estado.
La cultura es la construcción humana esencial que no solo ofrece un conjunto de recursos adaptativos al medio social inicial al que se pertenece, sino también la posibilidad de participar en su reelaboración acorde al carácter dinámico que esta tiene y al rol activo y movilidad que tienen las personas actualmente. Se necesita en la Guajira un liderazgo, por parte de los Cabildos Mayores, que cumplan cabalmente su papel; un sistema sancionatorio eficiente, unos promotores de salud, los profesores, el ICBF, la Personería Municipal, la Defensoría Del Pueblo, la comunidad, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y la familia que sean los encargados de transmitir la valoración efectiva fundamental y esencial para el desarrollo de la identidad, la comunicación y el pensamiento que encuentren sus significados más profundos y los códigos básicos para interpretar su mundo.
Los valores del cuidado cultural y las creencias están enraizados en la dimensión religiosa, familiar, social, política, cultural, económica e histórica, de la estructura social, del lenguaje y del contexto del medio ambiente.
La vida de todos los Wayúu y en especial de los niños es sagrada. Y lo es porque alrededor de la vida humana y de esa base biológica se organizan desde muy temprano el lenguaje, la identidad, la memoria, la percepción y las expectativas. Valoremos esos infantes por sus potencialidades antes que por sus realizaciones. Los pueblos indígenas reconocidos en la CP son el resultado de la resistencia. Fueron capaces de transmitir a sus hijos un sentido distinto con características diferenciales para saberse miembros de un pueblo, pero también como colombianos pertenecientes a una nación. La principal directriz de la cultura consiste en definir líneas de pensamiento que le determinen al sujeto actitudes. Es el momento comunidad indígena de La Guajira. El Pueblo Wayúu debe pervivir tanto material como culturalmente.
