Ever ‘El Chaca’ Palacios, el colombiano que más tiempo jugó en Japón

Ever ‘El Chaca’ Palacios, el colombiano que más tiempo jugó en Japón

En el año 2000, tres emisarios japoneses llegaron a Colombia para contratar a dos delanteros. Pero se llevaron a un defensor central.

Por: Felipe González Saavedra
junio 24, 2014
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Ever ‘El Chaca’ Palacios, el colombiano que más tiempo jugó en Japón

“Entre muchas otras cosas, el fútbol me dejó una gran lección que siempre comparto con mis chicos: a ellos les digo que así estén jugando en cualquier 'peladero', den siempre todo de sí mismos, porque uno nunca sabe quién está sentado mirando en la tribuna”, dice Ever ‘Chaca’ Palacios, mientras observa en Tunja el entrenamiento de la Selección Boyacá Sub-17, uno de los seleccionados a su cargo como director de las selecciones de fútbol de ese departamento.

La frase, que tiene la intención legítima de motivar a cada joven para que lo deje todo en la cancha, también reproduce un sueño recurrente de quien juega fútbol, desde el amateur hasta el profesional, desde el niño hasta el hombre: que algún día inesperado, jugando en cualquier cancha o en cualquier esquina del mundo, alguien vea tu mejor partido y te ofrezca una vida mejor, una vida de ensueño junto a la pelota. Ese sueño escaso, esquivo para la gran mayoría, se hizo realidad dos veces en la vida de ‘Chaca’ Palacios.

La primera vez ocurrió en su pueblo natal, el municipio de Carepa, Antioquia. Corría el año ‘83 u ‘84 cuando un ojeador de nombre Manuel Palacios le vio condiciones al ‘Chaca’, mientras jugaba al fútbol con la inocencia de un joven de 14 o 15 años. Ese hombre, con quien Palacios guarda un inmensa deuda de gratitud, lo envió al Deportivo Independiente Medellín, club en el que ‘Chaca’ hizo divisiones menores y con el que finalmente debutó como profesional en 1990, enfrentando a Independiente Santa Fe en Soacha.

Durante la década del ‘90, ‘Chaca’ dio a conocer y consolidó su nombre temporada tras temporada como uno de los mejores defensores centrales del Fútbol Profesional Colombiano, vistiendo las camisetas de Deportes Pereira, Deportivo Cali, Atlético Nacional y Junior. En esos diez años, levantó tres trofeos como campeón colombiano, dos con Cali y uno con Nacional.

“Nunca olvidaré el título de 1996 con el Cali, que llevaba tanto tiempo sin ser campeón (desde 1975). Ellos antes habían contratado jugadores de primer nivel para ese objetivo, pero no lo habían logrado y nosotros quedamos campeones con el equipo en el que ellos, y la prensa, menos creían. No me voy a olvidar que cuando el ‘Pecoso’ armó el plantel al inicio de temporada el titular de la prensa decía que “El Cali armó un equipo de ‘pipiripau’”. Sin embargo, ese equipo se paseó por toda Colombia y les quedó campeón luego de más de 20 años”, recuerda ‘Chaca’, titular indiscutible de un equipazo que tenía entre los nombres de su equipo titular a Miguel Calero, Walter Escobar, Arley Betancour, Hamilton Ricard y Víctor Bonilla.

Para la temporada del año 2000, ‘Chaca’, quien a pesar de las demoledoras críticas que recibió Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez no solo fue convocado sino que además fue titular en los tres partidos de la Selección Colombia en el Mundial de Francia ‘98, fichó con el Junior de Barranquilla, a donde llegó junto a su amigo Bélmer Aguilar para conformar una intimidante pareja de centrales. Fue durante ese año, siendo ya un futbolista experimentado, que por segunda vez en su vida una persona sentada en la tribuna le cambió el destino.

"Mi llegada a Japón fue prácticamente accidental”, comenta ‘Chaca’ entre risas,  mientras escava en su memoria para reconstruir el momento en el que se enteró de que en Japón, a 15.000 kilómetros de distancia, había un club interesado en contratarlo.

“Inicialmente el presidente y el vicepresidente del club japonés, junto a un empresario, estaban siguiendo a dos futbolistas en Colombia: Néstor 'Palmira' Salazar y Héctor 'Vagón' Hurtado”, la dupla de delanteros del América que ese año llevó con sus goles a los ‘Diablos Rojos’ a la conquista de su décima estrella. A ellos dos, los directivos japoneses ya los habían visto en Bogotá y en Cali antes de llegar a Barranquilla, donde el América debía medirse al Junior.

“En ese momento yo no sabía quién estaba en la tribuna, ni a quién estaban viendo”, confiesa ‘Chaca’, quien estaba en el terreno de juego del Metropolitano haciendo lo mismo que hacía el día en que Manuel Palacios lo descubrió en Carepa: jugaba fútbol y dejaba la vida en cada pelota. “Por ese entonces, yo estaba en muy buen nivel con el Junior, y según me contó después el presidente del club, Antonio Char, finalizado el partido el empresario que venía con los directivos preguntó por mí. Después de que le dijeron quién era yo y luego de haber visto el partido, el presidente del club japonés dijo sin pensarlo: a ese también no lo llevamos”.

Sin embargo, en ese momento, tras el pitazo final, ‘Chaca’ no sabía nada sobre el interés de los representantes asiáticos, noticia que solo llegó a sus oídos un par de días más tarde. “Como a los dos días me llamó mi empresario y me contó que unos japoneses estuvieron en el partido, que estaban interesados en mí y que me ofrecían tanto dinero. ¿Se quiere ir?, me preguntó. No lo dudé”. Después de todo, en ese momento se le abría de nuevo la puerta para jugar fuera de Colombia, de donde ya había salido para jugar con Liga Deportiva Universitaria de Quito, un paso efímero y sin oportunidades del que solo le quedó la frustración de no haber triunfado.

Deportivo Cali campeón año 1996 - Ever ‘El Chaca’ Palacios, el colombiano que más tiempo jugó en Japón

Deportivo Cali campeón año 1996

Llegó entonces un tiempo de espera y de incertidumbre. “Ellos me decían que estaban interesados, pero que tuviera paciencia porque estaban esperando arreglar también con Salazar y con Hurtado. Yo esperaba, pero en Colombia pronto iba a comenzar la Liga y aún no tenía nada concreto, ni aquí, ni allá. Entonces llamé a mi empresario. Le pregunté qué había pasado y si la negociación seguía en pie, porque si no era así yo tenía que buscar equipo. A mí me estaba yendo bien con Junior y el presidente me llamaba a preguntar si ya había arreglado para la siguiente temporada. En definitiva, mi empresario me dijo que estaban esperando contratar otros dos colombianos, con el argumento de que para mi estar allá solo iba a ser muy difícil”. Siendo esa la razón, ‘Chaca’ fue contundente.

"Hermano, le dije, yo soy un guerrero y si me tengo que ir a la luna solo, me voy. Dígale a esa gente que yo me voy", fue la respuesta incuestionable que recibió el empresario de parte de Palacios, cuya vinculación al Shonan Bellmare se concretó de manera definitiva unos días más tarde. “A mí me han enseñado a guerrear y me fui solo. Al final, cuando se concretó, terminé jugando en Japón yo y ninguno de los dos que vinieron a buscar”.

A medio camino entre el Monte Fuji y Tokio se encuentra Hiratsuka, una ciudad con poco más de 250.000 habitantes y hogar del Shonan Bellmare, tres veces campeón japonés (77’, 79’ y 81’) y tres veces campeón de la Copa del Emperador (77’, 79’ y 94’). El club, que primero se llamó Fujita Kogyo y luego Bellmare Hiratsuka, consiguió sus tres títulos nacionales en la Japan Soccer League (JSL) la máxima categoría del fútbol japonés entre 1965 y 1992, cuando se creó la J.League, primera competición de fútbol profesional en Japón. Sin embargo, el club de las costas de Shonan no hizo parte de los equipos fundadores de esa liga, pues en 1990 descendió a la JSL2, de donde volvió para debutar en la J.League en 1993.

Por las filas del club, antes de la llegada Palacios, pasaron futbolistas de calidad y de renombre internacional como el surcoreano Hong Myung Bo, actual entrenador de la Selección de Corea del Sur y dueño del récord de presencias con ese seleccionado, del que fue capitán y figura cuando lograron el cuarto puesto en el Mundial Corea-Japón 2002. Además, también marcó época en el club el nombre de Hidetoshi Nakata, el segundo futbolista japonés en jugar en Europa, quien a los 18 años fichó con el Shonan para dar sus primeros pasos antes de jugar en Perugia, Roma, Parma, Bolonia, Fiorentina y Bolton Wanderers. Durante su paso por el equipo, el Shonan conquistó el trofeo más importante de su historia: la Recopa de la AFC de 1996.

Por su parte, Palacios llegó a la ciudad en 2001, acompañado desde Colombia por el director deportivo del club. En el aeropuerto de la ciudad, luego de las interminables horas de  vuelo, lo primero que ‘Chaca’ encontró fue un traductor, su mano derecha para franquear la barrera más evidente durante su travesía por tierras asiáticas: el idioma.

“Él estaba prácticamente las 24 horas conmigo y para donde yo me movía él venía. El tipo iba a los partidos y estaba en la cancha traduciendo las indicaciones del técnico y ayudándome a transmitirle mis inquietudes”, comenta ‘Chaca’, quien sin embargo, comenzó a tener dudas a medida que pasaba el tiempo sobre las capacidades de su traductor para llevar al japonés las palabras que él decía en español.

“En realidad él no hablaba español, sino portugués, que poco a poco pasó a ser portuñol. A medida que yo fui aprendiendo algo de japonés, pues después de un tiempo algo entendía, comencé a darme cuenta de que yo le decía una cosa y él traducía otra. Hubo momentos en que yo decía algo, él traducía y yo me daba cuenta que el técnico, los periodistas y quienes estuvieran presentes se sorprendían. En esas ocasiones comprendí que desde que llegué, él traducía sin dudar palabras que ni siquiera entendía”.

Con el paso de los partidos, Palacios se hizo reconocido en los estadios nipones por su buen nivel de juego y por su físico imponente, exótico y casi extraño para los blanquecinos y menudos japoneses. Poco a poco, ‘Chaca’ se afianzó en el equipo titular del Shonan Bellmare, se consolidó como líder para llevar la cinta de capitán y se hizo ídolo de los aficionados del club en el que jugó más de cuatro temporadas. Esos objetivos, según él mismo reconoce, pudo conseguirlos gracias a su buena disposición para adaptarse a un entorno nuevo y desconocido, una de las mayores dificultades del futbolista colombiano que prueba suerte en tierras tan lejanas.

“Yo siempre he pensado que un futbolista no puede llegar a un país a aislarse y creo que eso es lo que ha matado a muchos jugadores que van a Asia. Cuando llegan, ellos se aíslan y quieren comer diferente y hacer cosas distintas a las que hacen sus compañeros o a las que les propone una nueva cultura. Yo desde que llegué no me aislé y siempre intenté estar con los japoneses, comer lo que ellos comen y hacer lo que ellos hacen”. Con esa filosofía, Palacios intentó fundirse en la cultura japonesa, proceso en el que se encontró con el nattō, un alimento milenario en la dieta japonesa pero de poca acogida entre los paladares occidentales.

Bogotá, Colombia noviembre 2 de 2011  En el estadio Metropolitano de Techo se disputó el partido de Liga Postobon entre Equidad y Boyacá Chico.  En la foto, Alberto Gamero, técnico de Chico con Ever Palacios Crédito: CEET Fotógrafo: HECTOR FABIO ZAMORA - Ever ‘El Chaca’ Palacios, el colombiano que más tiempo jugó en Japón

Bogotá, Colombia noviembre 2 de 2011 En el estadio Metropolitano de Techo se disputó el partido de Liga Postobon entre Equidad y Boyacá Chico. En la foto, Alberto Gamero, técnico de Chico con Ever Palacios Crédito: CEET Fotógrafo: HECTOR FABIO ZAMORA

“Recuerdo mucho el nattō, que es un producto derivado de la semilla de soja fermentada. De entrada yo comencé a comerlo y la verdad es que huele al diablo, pero en mi opinión sabe bueno. Comiendo nattōfue que me gané a mis compañeros japoneses”, rememoró el exdefensor colombiano, quien estuvo viviendo solo en un hotel por dos o tres meses antes de que su familia llegara al país.

Además del idioma y la comida, lograr que su familia se adaptara fue otro de los grandes retos de su travesía por el archipiélago japonés. Para lograrlo, ‘Chaca’, cuyas dos hijas llegaron junto a su esposa, tomó una decisión poco convencional, que sin embargo, retrocediendo en el tiempo, tomaría de nuevo sin titubear.

“En lo que yo creo que es otro error de los futbolistas extranjeros en Asia, muchos de ellos, cuando llegan sus hijos, los inscriben en colegios internacionales. Yo creo que es más difícil que se adapten así, porque mientras están en el colegio están con gente más cercana a su cultura, pero cuando salen del colegio van a sufrir un poco, porque es totalmente diferente”.

“¿Qué hice yo? Cuando llegaron mis hijas me dieron la opción del colegio internacional y al pensarlo junto a mi señora decidimos que estudiaran en un colegio tradicional japonés, para que además aprendieran el idioma. A los tres o cuatro meses de estar allá, ellas, que por ser pequeñas eran como una 'esponjita', ya estaban hablando japonés y tenían sus amiguitos japoneses. Creo que el hecho de haber durado tanto tiempo en Japón también tiene que ver con esa decisión acertada que tomamos”

El último año de Palacios en Japón lo llevó a un nuevo club, el Kashiwa Reysol, un equipo por el que pasaron los brasileños Müller, Careca, Cesar Sampaio y Antonio Carlos Zago, además del búlgaro Hristo Stoichkov. A ese equipo, que fue campeón de la J.League en 2011, Palacios llegó con un estatus distinto al que tenía en el Shonan Bellmare.

“Básicamente, en Bellmare yo era el jugador más representativo del equipo, era una de las estrellas del club. Luego, con la transferencia al Kashiwa Reysol, pasé a ser un futbolista más en el plantel. El Kashiwa es un club grande, en el que juegan estrellas japonesas y entonces ahí ya eres uno más”, apuntó ‘Chaca’, quien tras cumplir su contrato volvió a Colombia con la idea de poner fin a su carrera profesional.

En ese momento, apareció el Boyacá Chicó, club con el que fichó en 2005 y con el que fue campeón en 2009, en una final en la que cometió un penal a favor del América y luego se redimió al anotar el cobro definitivo para el título ‘Ajedrezado’.  Ya en el ocaso de una carrera, un año después de su cuarto título en Colombia, Palacios recibió una sorpresiva llamada desde Japón, en la que lo invitaban a viajar hacia Hiratsuka para recibir un homenaje, tributo que le fue otorgado por los propios fanáticos.

“Allá, todos los años se realiza una votación entre los hinchas del club, en la que ellos eligen a los mejores futbolistas que han pasado por el equipo a través de la historia. Afortunadamente, 'el negro' (en referencia a él mismo), ha sido votado varios años como uno de los mejores que pasó por esa institución y como había salido en la lista de los mejores por varios años, los directivos decidieron hacerle un homenaje a un coreano, a un brasileño y a mí. Ellos nos invitaron y allá nos hicieron un homenaje junto a todos los hinchas”, recordó ‘Chaca’ sobre ese viaje especial, en el que más de diez años después volvió a estar frente a la ciudad, el estadio y los fanáticos que lo vieron brillar.

Hoy en día, luego de retirarse del fútbol profesional en 2011 a los 42 años, luego de más de 20 temporadas, ‘Chaca’ vive en Tunja, donde divide el tiempo entre las selecciones de fútbol de Boyacá y su propia academia, que tiene cerca de 200 niños inscritos. Allí, en la capital boyacense, el experimentado Palacios sigue paso a paso la evolución de cientos de chicos, que como él en su momento, dejan todo en cada pelota, “porque uno nunca sabe quién está sentado mirando en la tribuna”.

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