No es una voz menor de la literatura colombiana. Hombre callado que, a todo momento, ante quienes lo conocemos —y más con los extraños— parece que intenta pasar desapercibido, pero que paradójicamente es dueño de un despliegue verbal en la escritura de sus cuentos y novelas que termina seduciendo a los lectores.
Evelio Rosero nació en Bogotá en 1958, ha obtenido una cantidad importante de premios literarios entre los que se destacan el Premio Nacional de Literatura de Colombia del año 2006, el Premio Tusquets Editores de Novela con Los ejércitos, obra traducida a catorce idiomas y que le valió la consolidación internacional al ser laureado con el Independent Foreign Fiction Prize en Reino Unido y el ALOA Prize en Dinamarca.
Y es que Rosero representa al escritor entregado a su vocación que la mayor parte del tiempo vive aislado en una conversación silenciosa con cada uno de sus personajes. De ese trabajo son producto novelas interesantísimas como Juliana los mira, El incendiado, Los almuerzos y Plegaria por un Papa envenenado.
En La carroza de Bolívar, su novela más desmitificadora, recreó la cara oscura del libertador Simón Bolívar, hombre cruel con los pueblos del sur de Colombia, un auténtico asesino por cuyas órdenes se produjo la Navidad Negra de San Juan de Pasto, el 24 de diciembre de 1822, que le costó la vida a centenares de pastusos.
Con Los ejércitos, obra que posesionó su nombre a nivel internacional, despertó el interés de la crítica que lo ha catalogado como un talento verbalmente mágico, en palabras de J. J. Armas del ABC de Madrid o que se encuentra destinado a suceder a Gabriel García Márquez como el novelista más importante de Colombia, según el Time Out de Nueva York.
Independiente de las apreciaciones, acertadas o no —la literatura no es un campo de verdades absolutas— lo concreto es que Evelio Rosero cuenta con un público lector que lo sigue, lo aprecia y lo degusta gracias a un estilo que se aparta de la narrativa de mercado o ‘alfaguaresca’, como la tilda con ironía el escritor Marco Tulio Aguilera Garramuño.
Este año, Tusquets Editores acaba de publicar un nuevo libro de Rosero, una colección completa de sus relatos, radiografía social y psicológica de la Colombia actual, en particular del opresivo entorno urbano. Es un magnífico libro que reúne cerca de 70 cuentos de diferente temática y estilo con una versatilidad narrativa que sólo alcanzan los maestros.
En cada cuento aparecen personajes marginales, seres aislados, incapaces de integrarse con la sociedad, protagonistas de historias insólitas que casi siempre terminan con un final sorprendente, cuando este no queda abierto a la interpretación lectora, hecho que confirma la capacidad narrativa de Rosero.
Es un libro que hace del lenguaje poético, altamente sensorial y cargado de imágenes y sugerencias, uno de sus mayores logros, característica que no se encuentran en la mayoría de la literatura comercial, esos libros que parecen escritos para un consumo inmediato, pero intrascendente.
De ahí que Cuentos Completos de Evelio Rosero llega para revitalizar el género corto, brindarle una perspectiva distinta y enriquecerlo con historias de mujeres solas, vampiros y personas que abusan de los niños en medio de silencios y atmósferas perturbadoras. Estamos ante un libro que, en definitiva, consolida el prestigio de este importante escritor colombiano al reinventar y dominar el cuento, uno de los géneros más difíciles de la literatura en general.