Llevar una vida bajo los principios de la ética implica asuntos como rechazar un nombramiento, por muy alta dignidad que estoy implique, si se considera que su proyecto de vida no va acorde con las demandas de ese cargo. ¿Cuántas personas no han renunciado a posiciones de poder, sencillamente por considerar que algunas actuaciones van en contra de sus principios éticos?
Alberto Carrasquilla es de esos personajes que ha llevado una carrera exitosa, que ha hecho las cosas bien, de acuerdo a los estándares aplicados por quienes manejan los hilos del poder: trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo, en Fedesarrollo, en el Banco de la República y fue ministro de Hacienda en el gobierno de Álvaro Uribe, entre 2003 y 2007.
Después de eso, como es normal en Colombia, Carrasquilla se volvió consultor. Creó una empresa que se llama Konfigura; esta empresa después se asoció con otra que se llama Navenby, radicada en Panamá (que es una guarida financiera, la favorita de los criminales del planeta para esconder dinero), porque -según Carrasquilla- era indispensable para poder traer a Colombia (¡no hacia Panamá!) dólares para los llamados “bonos de agua”. Esta empresa fue abandonada en 2014 y en 2017 fue sancionada por el ministerio de Economía y Finanzas de Panamá por no haber pagado la Tasa Única Anual.
La historia es ampliamente conocida, por eso no la repetiré completa, solo algunos aspectos relevantes:
¿Por qué el escándalo? Porque el entonces ministro Carrasquilla (I) promovió modificar la Constitución Política de Colombia, tal cual lo hizo su jefe, para crear un negocio que permitiera a los municipios endeudarse para construir acueductos.
¿Cómo sabrían los municipios de esta posibilidad y quién les ayudaría a conseguir el dinero? Por medio de la empresa Konfirura, de Carrasquilla y dos exfuncionarios más del ministerio.
¿De dónde saldría el dinero? Del Grupo Financiero de Infraestructura, un consorcio financiero que recoge dinero de diversos inversionistas y los coloca en el mejor negocio posible.
¿Cómo ganaba dinero este grupo? Pagaba a sus inversionistas una rentabilidad de UVR + 8 y el dinero que recibía lo colocaba en forma de bonos a los municipios al UVR + 11, es decir, se ganaba los 3 puntos de diferencia, el spread como se conoce en el argot.
¿Quiénes son los dueños de este grupo? Panamerican Capital Partners y Mallard Holdings, la primera radicada en Nueva York y la segunda en Luxemburgo (otro reconocido paraíso fiscal). Ambas compañías tienen a una persona en común, Christian Mürrle, un empresario caleño radicado en Nueva York, que se codea con la crema y nata de la sociedad, tanto que fue la persona que entregó el premio al Servicio Público del centro Woodrow Wilson, al entonces presidente Juan Manuel Santos, el 24 de septiembre de 2013.
¿Cuánto perdieron los municipios? El 19 de mayo de 2014, el entonces ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, denunció que los “bonos Carrasquilla” podrían haber causado un detrimento patrimonial por $ 400.000 millones a los municipios. Los desembolsos, autorizados por el entonces ministro Óscar Iván Zuluaga, se habrían hecho “sin ejercer el debido control y en muchos casos el dinero se perdió”. De acuerdo con Henao, solo 30 de 117 municipios culminaron las obras y el resto del dinero se perdió.
¿Cuál es el problema actual? Que después de toda esta historia, hoy Carrasquilla (II) fue nombrado por el presidente Duque para dirigir las finanzas del país, y ha propuesto privatizar a Ecopetrol, poner IVA a la canasta familiar, aumentar los impuestos a los trabajadores y bajarlos a las empresas, entre otras a la suya. Vale la pena repasar el libro de bachillerato, ética para Amador.