El pasado 9 de abril, la senadora de la república, María Fernanda Cabal, le gritó a un grupo de manifestantes "estudien vagos", ciudadanos que gritaban arengas en contra del saboteo hecho por el Centro Democrático al proceso de paz. Ella, la misma que ha sido demandada por comentarios racistas; la que en su cuenta de Twitter dijo que nuestro Nobel de literatura estaría junto a Fidel Castro en el infierno; la que le pidió a Parque Naturales de Colombia indemnizar a los ganaderos por las muertes de las cabezas de ganado a causa de osos de anteojos —animales que tienen tendencias alimenticias herbívoras—. Ella.
El punto radica en que una persona que fomenta la violencia —declaró que las FFMM son fuerzas letales que entran a matar y no a hablar— hable de estudiar, y en otras palabras catalogue de ignorantes a los ciudadanos que estaban haciendo valer su derecho a la protesta. Pero ¿qué es estudiar según la senadora? Para ella es seguir como borregos la ideología del Centro Democrático. Si eso es estudiar, entonces prefiero ser un vago.
Yo, como estudiante universitario de agronomía de la Universidad Nacional, la mejor universidad del país, y en pleno uso de mis facultades mentales, puedo decir que la academia no está representada en personas como ella. María Fernanda Cabal es solo una persona sin valores y con un sentido guerrerista, cuyo negocio latifundista de ganadería especulativa, junto a su esposo José Felix Lafaurie, es su principal preocupación. Sus pensamientos políticos están encaminados en todo, menos en las víctimas del conflicto, su oposición acérrima a los procesos de paz así lo demuestra. Ella es la fiel representación del odio y la avaricia que consume nuestro país. Ellos son el cáncer y nuestra lucha universitaria por un mejor país es la quimioterapia.