“Graves alteraciones al orden público”, “disturbios”, “conductas delictivas”, “destrucción”, “Exceso de la fuerza pública”, “adoctrinamiento”, “actos vandálicos” y “desórdenes”: este es el tipo de expresiones que abundan entre los titulares del día después de las movilizaciones estudiantiles.
Además, los estudiantes quedan reducidos y representados en una palabra: encapuchados. ¿Por qué los estudiantes permiten que les roben su importante voz? ¿Hasta cuándo los encapuchados van a seguir desvirtuando lo que los sensatos persiguen con las protestas y las marchas? Debe haber una manera de impedirles su participación dañina.
Los medios de comunicación aprovechan para resaltar los actos vandálicos y el gobierno de turno no pierde la oportunidad para desviar la atención de las demandas legítimas de nuestros estudiantes.
Dada esta situación, cabe hacerse las siguientes preguntas: ¿las movilizaciones estudiantiles en Colombia que recurren a las mismas acciones año tras año logran objetivos?, ¿qué buscan los estudiantes?, ¿qué queda en la percepción de la sociedad después de estas movilizaciones? Lo mismo de siempre. Falta socialización del motivo de la protesta. No hay innovación en las formas de expresarse que genere de verdad un impacto.
Estudiantes, sus objetivos, sus razones y sus motivos se esfuman.
Mientras no se pongan a tono con esta nueva realidad —en un país que acaba de firmar un acuerdo de paz, una sociedad que está tratando de repararse— no serán exitosas sus movilizaciones.
Esperamos que las nuevas generaciones asuman posturas diferentes: pacíficas. También, que no repitan las historias de violencia. Ustedes tienen la capacidad de inventar formas creativas de evitar la influencia de subgrupos enconchados en las viejas prácticas violentas que lo que buscan es obstaculizar los avances que se pudieran lograr con otros métodos.
Con las herramientas de las que ahora disponen se podrían convocar marchas realmente efectivas, libres de violencia física y verbal; marchas de gran impacto que hagan llegar mensajes importantes: sobre responsabilidad en el manejo de los recursos, sobre el problema de la corrupción, sobre la necesidad de ampliar la cobertura educativa, sobre economía, bienestar e inversión.
Universitarios, ustedes hacen parte de un grupo de privilegiados que ha tenido acceso a la educación superior, por favor demuestren que ha valido la pena el esfuerzo social y familiar para tenerlos allí.